Una de las sobrevivientes que declaró esta semana en la causa Villa Urquiza dio un testimonio desgarrador. Y señaló a un acusado presente en la sala. Él le gritó "mentirosa". “No fue cualquier agravio", explicaron especialistas a Infojus Noticias.
La última audiencia del juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en el penal de Villa Urquiza en Tucumán fue suspendida después de los incidentes entre el público y los imputados. Ocurrió el miércoles, en la quinta jornada del debate oral. El segundo testimonio de la tarde fue uno de los más pormenorizados y crudos ante el Tribunal Oral Federal (TOF) de la provincia. TS (su identidad se preserva por tratarse de una testigo víctima de delitos sexuales) habló de las torturas a las que fue sometida estando embarazada de poco tiempo. “Te vamos a sacar el hijo a pedazos”, contó la testigo le decían mientras le aplicaban picana eléctrica en la zona genital.
La mujer también recordó que en un momento, una voz masculina le preguntó por un pariente, un reconocido militante de la provincia. “Se me corrió la venda y lo vi. Era Robeto Heriberto Albornoz”, dijo TS señalando al imputado, presente en la sala de audiencias. Acto seguido, los familiares levantaron sus carteles con las fotografías en blanco y negro de los desaparecidos, mientras la testigo seguía hablando de los traslados hasta llegar al penal.
El testimonio continuó con la descripción del pabellón de mujeres improvisado en la cárcel de varones Y no ahorró detalles. “Muchas veces hemos tenido que sacar trapos de piso, ratas de esa sopa”, indicó TS al hablar de la comida. Y habló de los 9 niños alojados en el penal, hijos de las mujeres secuestradas. Las condiciones en que se encontraban, señaló, no distaban demasiado a las de las detenidas en el lugar.
“Yo lo conozco muy bien al ‘Tuerto’ (Roberto Albornoz)”, dijo TS y volvió a señalar a Albornoz. Entonces el imputado se levantó de su silla, ubicada detrás de los defensores, y se acercó al límite de ese espacio. Y gritó: “Mentirosa”. La reacción de los familiares de las víctimas en la sala fue inmediata. Al grito de ‘asesinos’ un zapato cayó sobre el escritorio de los abogados defensores. El calzado había sido arrojado por uno de los familiares de la testigo.
El presidente del tribunal, Carlos Jiménez Montilla, ordenó rápidamente desalojar la sala. El público salió, entre gritos y lágrimas, seguido de cerca por personal de Gendarmería Nacional. Los imputados se retiraron custodiados por miembros del Servicio Penitenciario Federal.
Finalmente, el tribunal resolvió suspender la audiencia. “La voluntad de este tribunal es que el debate se lleve adelante con el público”, explicó Jiménez Montilla que consideró que el reingreso de los familiares no era viable en esos momentos.
“¿Se da cuenta señor Juez? Ellos todavía tienen fuerzas para levantarse y seguirnos torturando”, alcanzó a decir la testigo, la única que permaneció en su lugar acompañada por uno de los psicólogos. “Sí, me doy cuenta”, le respondió el presidente del TOF.
T. S. es la séptima testigo que declara en la megacausa conocida como “Villa Urquiza”. Su testimonio, como el de la mayoría de los sobrevivientes que pasaron por ese penal en calidad de ‘presos políticos’, da cuenta de que allí habría funcionado un centro clandestino de detención. Los testigos hablan del “Pabellón E” como el “Pabellón de la muerte” donde alojaron en condiciones infrahumanas a los varones. Las mujeres, cuentan los sobrevivientes, estaban en otro sector con algunos niños y bebés. Hubo parturientas que fueron sacadas para dar a luz y regresadas al pabellón con sus hijos recién nacidos. T.S narró un alumbramiento en el penal, atendido por las mismas detenidas en condiciones de extrema precariedad.
"Todos sin víctimas: el daño es transgeneracional”
“Más que recordar es revivir lo que han pasado hace 38, 39 años”, dijo una de las psicólogas miembro del equipo interinstitucional de acompañamiento a testigos víctimas del terrorismo de Estado. “Hay que entender que no le ha pasado solamente a esa persona que estaba dando el testimonio. Todos los familiares, los hijos también son víctimas porque el daño producido es transgeneracional”, explicó la especialista a Infojus Noticias. “La reacción es instantánea porque les reaviva todo el dolor”, agregó.
Las psicólogas dialogaron con esta agencia al finalizar el debate. Dijeron que hasta ahora el público había sabido tolerar y guardar silencio ante las provocaciones, porque siempre se ha buscado la continuidad del proceso. “Es un juicio esperado, por el que se ha luchado mucho. Son víctimas, además, de 39 años de impunidad”, señalaron. “Muchas veces la magnitud de las reacciones tiene que ver con el dolor acumulado por tanto tiempo, por el silencio, por la impunidad”, advirtieron.
"No fue cualquier agravio"
En el intento de comprender el dolor que provocó la reacción del familiar en la sala, otra de las psicólogas rescató que el agravio proveniente del imputado fue particularmente provocador. “No fue cualquier agravio, fue ‘mentirosa’. Cuando alguien en estas instancias, por las que ha esperado muchos años, relata lo que ha sido una verdad negada socialmente, es muy fuerte que la traten de esa manera. Tanto para la víctima como para el familiar”.
Los testigos que quedaron sin declarar serán reprogramados para próximas audiencias. El secretario del TOF informó que el día 22 de octubre se realizarán dos declaraciones testimoniales pero en los domicilios de los testigos debido a sus condiciones de salud. En la sala de audiencias se retomará el debate el martes 4 de noviembre. Los retrasos y dilaciones en esta megacausa preocupan a los organismos de Derechos Humanos que esperan que el juicio finalice en el mes de diciembre, como estaba previsto.