Infojus Noticias

El matrimonio Díaz Vélez se despertó sobresaltado. Eran las dos de la mañana. Desde el teléfono, una voz masculina primero les dijo que su hijo había tenido un accidente. Segundos después, que lo tenían secuestrado. Les exigían diez mil dólares. En instantes crecieron las amenazas y sollozos del otro lado del tubo del que creían que era su hijo. La mujer corrió a otra habitación y desde un teléfono celular llamó a la casa del hijo. No estaba. Tampoco atendió el celular ni lo hizo la nuera. Desesperados y confundidos, en pocos minutos juntaron el dinero que tenían y con unas joyas se las entregaron al extorsionador en la puerta de su casa de Vicente López. Todo había sido una farsa. Su hijo y su nuera estaban en una fiesta y nunca escucharon el teléfono celular. Días atrás estos delincuentes fueron atrapados en un amplio operativo policial en la ciudad de Buenos Aires. Los llamaban la banda de los gitanos porque varios de sus integrantes pertenecían a esa comunidad. Uno de los elementos que ayudó a detenerlos fue el banco de voces de la Policía Federal.

“Operaban con mucho realismo y con mucha violencia”, contó el secretario de Seguridad Sergio Berni a la prensa después de las detenciones. El funcionario destacó que la Policía Federal cuenta con “un importante banco de voces” recopiladas en distintas investigaciones.

Las modalidades usadas en los secuestros virtuales son variadas. Pueden apelar a la agresividad desde el principio o mostrar al supuesto familiar en una situación de vulnerabilidad, como le pasó a Leila Becker.  Una madrugada la despertó una voz llorosa: “Mamá, por favor, yo nunca te pedí nada. Tuve un problema y necesito dinero". Del otro lado de la línea le rogaban que no cortara la llamada. En su mesita de luz tenía el teléfono celular, y con sus 80 años se levantó y se fue a otra habitación. Llamó al hijo, atendió su nuera y evidenció que era un secuestro virtual. “Por un momento realmente creí que era él”, confesó Leila a Infojus Noticias. Al otro día, cambió el número de teléfono de su casa.

Adriana López todavía estaba angustiada porque la hija menor se había ido a vivir sola. La llamaron de madrugada y le dijeron que estaba secuestrada, también había una chica sollozando detrás. Adriana no se dejó intimidar y cortó. Enseguida llamó a la hija al teléfono celular, después de cinco intentos sin atender decidió ir a buscarla. Estaba por subirse al auto y manejar desde Plaza San Martín hasta Colegiales cuando la chica le devolvió el llamado. Estaba dormida y no había atendido porque tenía el aparato en vibrador.

Fuentes judiciales que trabajaron en la causa de Díaz Vélez coincidieron en que lo más importante es hacer la denuncia policial, aunque los delincuentes no hayan logrado el objetivo de quitarles dinero. “Muchas veces las víctimas no llaman porque se sienten avergonzadas por haber caído en la trampa, pero es importante llamar al 911 y denunciar el hecho”, dijeron a Infojus Noticias desde la Fiscalía de Vicente López.

El comisario de Antisecuestros de la Policía Federal, Gustavo Díaz, le dijo a Infojus Noticias que cuando una persona es víctima de este delito, lo primero que tiene que hacer es cortar la comunicación. “Si el secuestro extorsivo es real, el extorsionador vuelve a comunicarse porque tiene a la víctima”, agregó Díaz. La modalidad que utilizan los delincuentes es llamar de madrugada, cuando la persona está dormida. Se comunican desde teléfonos celulares truchos a números fijos que sacan de la guía, de donde también obtienen la dirección de la víctima. Siempre exigen dinero en efectivo y joyas. Diaz también aconsejó hacer la denuncia al 911, a la comisaría del barrio o a la División Antisecuestros, que trabaja las 24 horas. Su teléfono es 4346-5794.  

El banco de voces

El laboratorio de voces está dentro de la órbita de la Policía Científica. "Se trata de un sistema ruso que almacena voces obtenidas por los juzgados con intervención judicial. En el laboratorio las voces se digitalizan y se procesan obteniendo una suerte de gráfico cartesiano que permite su cotejo”, explicó a Infojus Noticias el superintendente de la Policía Científica de la Policía Federal, Héctor De Vargas.

"Es una herramienta fundamental. Así como el ADN y la huella dactilar son únicos en cada ser humano, la voz también, por lo que la conclusión es ineludible", agregó De Vargas. 

Desde el laboratorio contaron a Infojus Noticias que cuando empezó la ola de secuestros virtuales y se judicializaron, se comprobó que muchos autores de estos de estos delitos eran los mismos que años atrás habían cometido secuestros reales, de quienes también tenían archivo de voz.

En Argentina, el banco funciona desde 1997 y en 2007 se incorporó una tecnología que aumenta la capacidad operativa del programa. Hoy existe un archivo de voces clasificadas según el delito que corresponda su judicialización: homicidio, secuestro virtual, narcotráfico, etc. Si el juzgado lo requiere, puede comparar una voz con el archivo de voces existentes. El banco trabaja con juzgados de la Capital Federal, pero está abierto al Poder Judicial de todo el país.

La auxiliar Juliana Castro del laboratorio de voces explicó a Infojus Noticias que existen tres tipos de pericias. La primera sirve para comparar una voz archivada con la voz de una persona. Para esto, el individuo se tiene que apersonar al laboratorio y se le toma un “cuerpo de voz”,  que es una pericia que dura alrededor de 40 minutos.  

La segunda pericia permite establecer si en dos o más conversaciones participaron los mismos hablantes. Por ejemplo: si la voz del secuestrador en una llamada extorsiva es la misma que en otra.

Con el tercer prototipo se puede determinar si la voz tuvo algún tipo de edición o distorsión.  Determina la originalidad y/o autencidad del archivo de audio. También sirve para establecer si se intentó involucrar a otra voz, en casos de una imitación, por ejemplo.

En el laboratorio trabaja un equipo inter y multidisciplinario que consta de cinco peritos que son licenciados en fonoaudiología, criminalística, matemática y física.