Una discusión vecinal que terminó en muerte
Hace un año Eduardo Nieves había denunciado a su vecino, José Pérez, por construir sobre la medianera. Ayer discutieron y Pérez lo amenazó de muerte. Esta mañana lo ejecutó con cuatro balazos y después se atrincheró en su casa dos horas hasta que se entregó a la policía. Crónica de una pelea de vecinos con final violento.
Télam
La primera vecina de Mataderos que reconoció el cuerpo de Eduardo Nieves fue Mirta Helena Logares de 64 años. Salió de su casa en Avenida Directorio y Saladillo porque escuchó cinco disparos y sirenas de la policía. Nieves, de 51 años, estaba tendido boca abajo frente en la vereda. Venía de comprar pan y estaba a punto de entrar cuando su vecino, José Pérez de 69 años le descargó cuatro tiros en el pecho.
“La primera vez que vi a José Pérez en mi vida fue esta mañana subido en la terraza con el revólver en la mano. Tenían un conflicto por una medianera, pero, ¿a tanto pueden llegar?”, dijo Logares a Infojus Noticias. Nieves lo había denunciado hace casi un año por construir sobre su medianera y el proceso había derivado en la Justicia. contó Blanca, pareja de la víctima. El hecho ocurrió sin cruzar una palabra, dijo la mujer minutos después del hecho. “Él estaba contándome esta mañana que ayer habían tenido una discusión muy fuerte y que lo había amenazado con matarlo. Yo estaba en la cocina haciendo la comida, escuché los disparos y salí corriendo. No lo puedo creer, es increíble”.
Al lugar llegaron más de veinte efectivos de distintas comisarías apoyados por uniformados del Grupo Especial de Operaciones Federales GEOF que cercaron la casa del presunto homicida e intentaron entrar por la vivienda del lado. De inmediato el sospechoso bajó las escaleras y se atrincheró dentro durante dos horas. Luego, ante la presencia de cinco unidades móviles de televisión y casi un centenar de curiosos se entregó con su abogado a efectivos de la Comisaría 42. Los policías secuestraron un revólver calibre 32 que será sometido a peritaje para determinar si fue usado durante el asesinato.
Pérez permanecía armado y vivía hace tres años en esa casa ubicada sobre Avenida Directorio a cincuenta metros de la colectora de General Paz. “Ese hombre es un ermitaño. Vos pasás a cualquier hora y en esa casa no ves a nadie. A Eduardo en cambio lo conocía todo el mundo: se dedicaba a reparar paragolpes de autos. Yo lo recuerdo desde que estaba en el vientre de la madre. Los padres, los tíos, los abuelos, todos, vivieron ahí”, relató Logares.
La zona estaba doblemente acordonada. Tenía una cinta a casi setenta metros de la puerta donde fue asesinado Nieves, y otra a dos cuadras. Detrás de la primera había decenas de periodistas agrupados tras sus cámaras. Junto a ellos, varios grupos de vecinos merodeaban comentando el crimen. “Antes veías sólo un guardia en las puertas de entrada, ahora se perdió la tranquilidad”, decía un hombre grande en un círculo de vecinos.
“Esta es una zona tranquila. Inseguridad hay en todo lado, pero de esa manera y en este barrio, no. Me pareció muy raro. Es peligroso tener un arma en la casa. Si disparás te morís vos también”, dijo una vecina del barrio a esta agencia.
El último vehículo en entrar al área del crimen fue el móvil de la unidad de Criminalística de la Policía Federal que realizó las pruebas de levantamiento para el primer informe judicial del hecho. El caso quedó a cargo del Juzgado de Instrucción 42 dirigido por María Gabriela Lanz.
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