El joven apareció muerto en una celda de contraventores de la comisaría 9° de La Plata, ahorcado con su propio cinturón. La policía dijo que se había suicidado, pero el año pasado condenaron a tres uniformados de la Bonaerenses a perpetua. Hoy su familia, sus amigos y la Asociación Miguel Bru “empapelaron” la dependencia en la que murió.
Hace nueve años exactos, Daniel Migone apareció muerto en una celda de contraventores de la comisaría 9° de La Plata ahorcado con su propio cinturón. La coartado del suicidio que pretendieron imponer los uniformados duró poco: durante el juicio oral, el año pasado, se condenó a tres policías bonaerenses a prisión perpetua por su asesinato. Además, se probó el mecanismo que se puso en marcha dentro de la seccional -la misma dónde en 1993 fue torturado, asesinado y desaparecido Miguel Bru- para “armarle” al menos tres causas por robo de automotores, y justificar su detención.
A través de los registros del seguimiento satelital de móviles, los informes de Radio Estación de Policía, y los registros que dejaron los propios imputados, se demostró que Daniel no mintió cuando les contó a quienes fueron testigos de su cautiverio que no había hecho nada, que lo estaban “engarronando” y “empapelando”, o lo que es lo mismo, que le estaban “armando una causa”.
Esa fue la consigna con la que hoy por la noche su familia, sus amigos y la Asociación Miguel Bru “empapelaron” la dependencia (calle 5 y 59), mientras avanza la investigación para dar con todos los responsables de su muerte: denunciar el armado de causas.
En el debate oral, que duró desde mayo a julio de 2013, los testigos y los imputados se contradijeron tanto que dejaron claros los motivos por los cuales Daniel estaba aquella noche en la comisaría: lo habían secuestrado. Ahora, su familia y la Asociación Miguel Bru piden que se determinen los verdaderos motivos de su cautiverio en la comisaría. Esa investigación –residual- está a cargo del fiscal Marcelo Romero.
Rosa Bru, presidenta de la Asociación Miguel Bru sostuvo: “Vamos a seguir hasta el final, porque esto no termina cuando se consigue una sentencia condenatoria. Nos interesa el acceso a la verdad y desandar estas formas sistemáticas en las que la policía viola nuestros derechos, comete delitos, y luego el poder judicial apoya, mediante directa complicidad, amparo o desidia, sobre todo, cuando se trata de casos de jóvenes pobres”.