El ministro de la Corte participó de un debate sobre drogas organizado por la Universidad de Quilmes y el Centro de Estudios de la Cultura Cannabis. El sábado próximo se realiza la marcha anual para reclamar la despenalización del consumo de marihuana.
El ministro de la Corte Suprema de Justicia, Raúl Zaffaroni, participó de las primeras jornadas sobre políticas de drogas y cannabis que se desarrollan en una universidad pública. En ese marco, calificó como “irracional el excesivo uso del poder punitivo y represivo en las políticas sobre tóxicos”. Y lo enmarcó históricamente: “Siempre habíamos tenido leyes en contra, pero no se perseguía como durante la época de la triple A, de (José) López Rega, cuando el barbudo, el pelilargo que fumaba porro, era asimilado con el terrorista, bajo la óptica de la seguridad nacional que se impuso”.
Las jornadas se desarrollaron durante ayer y hoy. Abogados, médicos, científicos y legisladores debatieron sobre los nuevos paradigmas del fenómeno sociocultural del uso de drogas. Fueron organizadas por la Universidad de Quilmes y el Centro de Estudios de la Cultura Cannabis, que propone la desnaturalización del paradigma prohibicionista, impuesto hace aproximadamente un siglo por los Estados Unidos. En esta línea, Zaffaroni alertó que en ese país la prohibición del cannabis “fue antes que la del opio y está rodeada de una fuerte simbología social. Fueron los puritanos, que apuntaban a estigmatizar a los inmigrantes y braseros mexicanos, que fumaban.”
Respecto al fenómeno del narcotráfico, el magistrado de la Corte Suprema consideró que bregar por el poder punitivo en materia de políticas de drogas es “insólito”. Pero también tiene una explicación: “Hay alianzas con el caciquismo de la política, los narcos financian elecciones o selecciones internas de candidatos, a nivel municipal o provincial, pudren la fuerza política desde las bases. Así se corrompen las fuerzas policiales. Y la guerra no termina porque la plusvalía sigue. Creo que si no hubiese prohibición, habría menos muertes”. Y agregó: “Ya es demasiado obvia la irracionalidad de la prohibición. Las corporaciones policiales internacionales, por otro lado, cuando no tienen trabajo se lo inventan. Si es por ellos, abrirían una oficina para perseguir marcianos.”
En otro tramo de la exposición, Zaffaroni desenmascaró mitos que asocian la droga con el delito: “El consumidor de paco no está en capacidad de cometer delitos graves. En la villa es un marginal, duerme en los pasillos, no es el héroe.” Y avanzó en la necesidad de problematizar el abordaje del problema, con la Constitución en la mano, al señalar que “es la columna vertebral del país y le está diciendo a los legisladores: ‘No se metan con el pecado, solo pueden castigar el delito’. Y es importante no solo por el tema drogas, sino por la autonomía corporal y el respeto por la autonomía de la conciencia. Costo siglos, guerras y muchas muertes conseguir estos derechos.”
Zaffaroni señaló que para Latinoamérica el narcotráfico (principalmente, de cocaína) deja “un poco de dinero y muertos”. Apuntó así que el 60 por ciento de la renta queda en la distribución, que después tiene que blanquear dinero en los países del hemisferio norte. “El balance es desastroso –concluyó-. ¿Cu{antos años hubiera necesitado para que se mueran por sobredosis de cocaína las 50 mil personas que murieron en las guerras a las drogas, que duró los últimos seis años del gobierno de Felipe Calderón, presidente de México?”.
El sábado próximo se realiza la marcha anual para reclamar la despenalización del consumo de marihuana.