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29-11-2013|14:59|Medios y dictadura Opinión
Los vínculos entre represión y empresas de medios

El periodista que vio llorar a Videla

A partir de la decisión de la Justicia de tomar declaración al periodista que publicó en la revista Para Ti la “entrevista” a una secuestrada en la ESMA, Eduardo Blaustein analiza las funciones de la prensa, en "cadena nacional". Los "nuevos relacionamientos" y más asociaciones.

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La decisión de la Cámara Federal de Casación Penal de tomar declaración al periodista que publicó en la revista Para Ti la horrorosa “entrevista” a una secuestrada en la ESMA, puede asociarse a por lo menos otros dos hechos similares en estado de judicialización: el de los vínculos entre represores y empresarios periodísticos de La Nueva Provincia (familia Massot) en Bahía Blanca, y el de la investigación sobre la entrega de Papel Prensa a Clarín, La Nación y la vieja La Razón. Hay otros relacionamientos posibles: los diarios funcionaron en cadena durante la dictadura -en términos de ciclo histórico- pero muy particularmente en torno de algunas noticias puntuales. Ejemplos: la “denuncia” de presuntas infiltraciones marxistas o subversivas en el ámbito universitario de Bahía Blanca y todas las novedades oficiales que la prensa de entonces publicó alrededor de lo que se llamó, con saña tenaz, “el clan Graiver”.

Más asociaciones: del diario La Nueva Provincia desaparecieron dos delegados, dos trabajadores gráficos. Algo parecido sucedió con La Nación. En relación con Papel Prensa/el grupo Graiver y La Opinión de Jacobo Timerman, alguna vez (22/7/1981) La Prensa publicó, con la peor de las malas leches, el contenido de las grabaciones de los interrogatorios a Timerman. Obviamente, sin aclarar que habían sido hechos bajo tortura.

También Clarín publicó alguna vez una nota armada acerca de la ejemplaridad de los “campos de reeducación”. Alguna otra vez todos juntitos publicaron la versión oficial armada por la dictadura según la cual las monjas Alice Domon y Léonie Duquet habían sido secuestradas y asesinadas por Montoneros. Del mismo modo en que transmitían, sin mediación alguna, cada parte oficial sobre “muertos de la subversión” en supuestos enfrentamientos armados. Alguna vez, la revista Gente llevó a portada una fotografía prontuarial de Norma Arrostito, con tipografía bélica y este título aplaudidor: “MUERTA”. Arrostito en esa fecha estaba en la ESMA. Todas estas “piezas” sobre el comportamiento de la prensa durante la dictadura aparecen tristemente exhibidas en mi libro Decíamos ayer. La prensa bajo el Proceso.

                                      

Las “piezas sueltas” sin embargo no alcanzan a explicar lo sistémico (o sistemático). Las funciones esenciales de la prensa fueron por lo menos estas:  Por ejemplo, cuando se trataba de repudiar las denuncias venidas desde el extranjero. Una periodista estrella de la revista Gente virtualmente vomitó sobre Adolfo Pérez Esquivel cuando recibió el Nobel. Mariano Grondona escribió que ése era un premio “al enemigo”. Mariano Grondona rogó al pueblo argentino tras la derrota en Malvinas, citando a Clausewitz, que por favor siguiera unido, que no se pusiera a echar culpas a los gobernantes. Pensando en el ya cercano horizonte democrático, Ernestina Herrera de Noble escribió el 1º de julio de 1982: “No nos conforma la idea de unas Fuerzas Armadas políticamente rechazadas y refugiadas en la especificidad de su tarea”.

El libro que escribí sobre prensa y dictadura comienza con esta otra cita:

Ya es de noche. El helicóptero que habrá de llevarlo de regreso a Tucumán está en marcha. Me acerco al general Videla y le digo: "General, voy a empezar esta nota diciendo 'Hoy he visto llorar al Presidente'...¿Está de acuerdo?".

Era el remate de una nota de Gente (de editorial Atlántida, como Para Ti) que empezaba así: “Hoy he visto llorar al Presidente”.


 

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