El abogado de los policías pidió que se confirmen las absoluciones de sus clientes en un juicio en primera instancia que fue revocado por el Superior Tribunal Provincial. Esa decisión, que incluyó la instrucción de que se realice nuevamente el proceso oral, fue confirmada por la Corte Suprema de la Nación. A Julián Antillanca, de 19 años, lo mató la policía de Trelew en septiembre de 2010.
Estaba todo dispuesto para el inicio de la primera jornada por el segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca pero una presentación de la defensa de los diez policías acusados, a cargo de Fabián Gabalachis, motivó que el tribunal deba pasar a un cuarto intermedio hasta el jueves. La defensa de los acusados sostuvo que “no se puede juzgar dos veces” a una persona por el mismo hecho y pidió a los jueces que confirmen las absoluciones de los acusados.
En el sexto piso del palacio de Tribunales de Trelew, en la provincia de Chubut, la sala de audiencias de la Cámara del Crimen, estaba preparada para iniciar el juicio contra los 10 acusados por el asesinato de Julián pero el pedido del abogado postergó el inició. “Lamentablemente esto no sorprende a nadie”, dijo a Infojus Noticias Cesar Antillanca, padre de Julián, sobre la presentación hecha y al ser consultado sobre si se trata de una estrategia dilatoria de la defensa contestó que “sí”.
En concreto, los acusados pidieron que se confirmen sus absoluciones, que fueron logradas un primer juicio. Se trata de una caso que fue revocado por el Superior Tribunal Provincial (algo que después confirmó la Corte Suprema), que ordenó hacer este nuevo juicio. Por eso, al pedido del abogado de los acusados se opusieron la fiscal Mirta Moreno y la abogada de la querella, Verónica Heredia.
Los jueces Adrián Barrios, Daría Arguiano y Marcelo Nieto De Biase se tomaran los tres días que marca el Código Procesal y resolverán el pedido de Gabalachis. Según fuentes consultadas por este medio, el pedido de la defensa se dio en el marco de lo que se conoce como “cuestiones previas” al juicio y “no se descarta” que haya nuevas presentaciones.
Entre los policías imputados están, Martín Solis, Jorge Abraham y Laura Córdoba, el oficial Pablo Morales, y contra ellos pesa el delito de homicidio agravado. Otros cuatro que serán juzgados por el delito de encubrimiento agravado son Carlos Sandoval, Analía Di Gregorio, Mario Bascuñán y Valeria Zabala y la civil Gabriela Bidera, mientras que contra el oficial Diego Rey pesa el cargo de privación ilegal de la libertad.
El hecho
Martín Solis, Jorge Abraham y Laura Córdoba son policías provinciales, todos ellos de la comisaria cuarta de Trelew. Esa noche trabajaron a unos 250 metros de esa rotonda en el boliche “Místico” y a eso de las seis salieron de allí y siguieron con su trabajo de “prevención”. Se les unió otra oficial, Paula Morales. Según la imputación del ministerio público fiscal de la provincia “quizá, luego de haber participado de una discusión con otras personas” los efectivos abordaron a Julián. Allí comenzaron los golpes.
Según los testigos, los policías redujeron en el piso a Julián, uno le pisó la cabeza y el otro las piernas. El resto alejó a la gente que se encontraba en el lugar. Decenas de jóvenes salían de los boliches. A los policías no les importó.
Le propinaron una brutal golpiza en el rostro, la cabeza, el tórax y las extremidades, mediante trompadas, patadas, y con el uso de elementos contundentes. Julián murió aquella madrugada. Los efectivos cargaron el cuerpo en un patrullero y lo tiraron en la calle, con el objetivo era hacer desaparecer todos aquellos vestigios que pudieran involucrarlos en tal situación.
La historia oficial atribuía la muerte a un coma etílico. Los mismos policías que golpearon a Julián, horas antes, habían sometido a una golpiza a los hermanos Sergio y Denis Aballay a la salida de un boliche. Ambos denunciaron lo ocurrido y los agentes tuvieron una condena leve por apremios ilegales aunque en el juicio fueron absueltos por el crimen de Julián. Los Aballay, que iban a ser testigos de este nuevo juicio fueron fusilados luego, a principios de 2014.
El propio Superior Tribunal de Justicia de Chubut al revocar el primer juicio sostuvo que una testigo vio cuando a Julián lo arrojaron del patrullero hacia el asfalto. Además en el expediente se encontraron rastros genéticos de Julián en el del Comando Radioeléctrico.
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