Oscar Roberto Dilascio es la actual pareja de María Jesús Rivero (exmujer de Rubén “La Chancha Ale) y es uno de los procesados por integrar una asociación dedicada al lavado de dinero proveniente de la trata.
En la causa en la que el juez federal Fernando Poviña investiga al Clan Ale aún está pendiente la detención de Víctor Alberto “Pelao” Suárez y Oscar Roberto Dilascio. Suárez está señalado como posible testaferro de Rubén “La Chancha” Ale y Dilascio porque, siendo la actual pareja de María Jesús Rivero (ex esposa de Ale), integraría con ellos una asociación ilícita dedicada al lavado de activos. Ese dinero tendría origen en la explotación sexual de mujeres captadas por una red de trata de personas que, por lo menos desde 2002, operó en las provincias de La Rioja y Tucumán.
A Oscar Roberto Dilascio, el juez le dictó la prisión preventiva. Ya que lo considero parte de la asociación ilícita que dedicada al lavado de activos proveniente de actividades ilegales, “ha demostrado capacidad organizativa”, y la tenencia de armas y recursos suficientes, como para eludir la acción de la justicia o entorpecer la investigación. El lunes, cuando los efectivos de gendarmería lo fueron a buscar a la casa que comparte con María Jesús Rivero, en el pasaje Santa Cruz, en la localidad tucumana de Yerba Buena, Dilascio no estaba.
Después de separarse de Rubén Ale, María Jesús Rivero mantuvo con él una aceitada relación comercial, que habían construido en poco más de diez años de matrimonio. A Dilascio lo conoció en 2002, como socio mayoritario de la Gerenciadora del NOA S.A.
Ese año, la empresa comenzó sus actividades con el gerenciamiento del club San Martín de Tucumán, en el que Rubén Eduardo Ale y María Jesús Rivero se desempeñaron luego como presidente y vicepresidente, respectivamente.
La gerenciadora, que dedicada a los “servicios de organización, dirección y gestión de prácticas deportivas y explotación de las instalaciones”, comenzó a operar con un capital de $ 15.000, en marzo de este año fue de baja en el Impuesto a las Ganancias por falta de presentación de las declaraciones juradas. Pero desde 2008 a 2011, en su cuenta bancaria se acreditaron más de 600.000 pesos, por lo que resultó curioso para el juez que “en sus declaraciones juradas” todos los años tuviera un patrimonio neto negativo, es decir, que siempre fue a pérdida.
Sobre su paso hasta 2010 en la gerenciadora Dilascio dijo que primero tuvo a cargo el manejo del futbol profesional y dos años después, también “el manejo y administración de las divisiones inferiores”. Cercano al club desde que tenía 15 años, cuando jugaba en el equipo de fútbol, después de su paso como jugador en Oriente Petrolero de Bolivia, un club Ledesma en la provincia de Jujuy y otros clubes tucumanos, finalmente, se reintegró al club San Martín en 2002 a través de la gerenciadora.
En la indagatoria brindó detalles sobre los fondos que administraba. Es decir, todos los que ingresaban al club, provenientes de los sponsor deportivos, la televisación que venían de AFA o del Consejo Federal, como así también la recaudación de las entradas generales de los partidos de local, que era una recaudación directa de la Gerenciadora. Y dijo que entre 2008 y 2009, cuando San Martín estaba en Primera A, recibió tres millones de pesos por televisación por parte de AFA. Aun siendo socio mayoritario de esta gerenciadora, Dilascio se inscribió en la AFIP como monotributista en el año 2011 y en el año 2012 se dio de baja; dijo que para abrir un spa con su actual pareja María Jesús Rivero, la mujer que fue la primera en quedar detenida en esta causa.
A Rivero, la mujer que es señalada por Susana Trimarco, como responsable del secuestro de su hija, Marita Verón, la sociedad comercial con su actual pareja y su exmarido, Rubén Ale, le trajo desavenencias. En una carta dirigida a Rubén Ale, y secuestradas durante los allanamientos realizados en esta causa en el mes de marzo, Rivero le reclamó a La Chanca que responda por el dinero faltante por “el robo de los colectivos y los 11 jugadores que eran de la gerenciadora que en definitiva era tuya porque el boludo de Roberto era un prestanombre. Ganancias=tuyas y Fabián. Pérdidas= Roberto y yo (…)”.
Para el juez, en resumidas cuentas, la prueba documental relacionada a la gerenciadora, no hace más que corroborar lo que Rivero le reclama a Ale en sus cartas. Entonces el juez concluye: “el verdadero dueño de los negocios era el mentado Ale, habiendo actuado Oscar Roberto Dilascio como persona interpuesta con el fin de ocultar al auténtico titular y beneficiario final de las operaciones”. La hipótesis cobró fuerza porque gran parte de la documentación referida a la actividad de la gerenciadora fue hallada en la casa de la “Chancha”.
Las pistas sobre lavado de activos llevan a las mismas pruebas que fueron desestimadas por los jueces Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascan, de la Sala II de la Cámara en lo Penal de Tucumán cuando absolvieron a los 13 acusados de secuestrar a María de los Ángeles Verón y obligarla a prostituirse en los locales regenteados por Lidia Irma “Mamá Lily” Medina (fallecida en febrero de este año) y sus hijos José “Chenga” y Gonzalo Gómez, en La Rioja. La semana pasada esa sentencia fue revocada parcialmente por los integrantes del máximo tribunal tucumano. En esa causa, Rivero continuaba exenta de responsabilidades penales, por falta de pruebas para demostrar que habría ordenado el secuestro de Marita Verón.
En su declaración indagatoria en esta causa, Dilascio explicó que la gerenciadora recibía el dinero de ventas de las entradas de local, como así también que las entradas eran vendidas “en la remisería de Avenida Roca”, donde funciona Cinco Estrellas SRL. Según señaló Poviña en el auto de procesamiento, esta flota de remises pertenece a Rubén Ale, aunque como titular figure Ángel Ale, el único hijo que tuvo con Rivero, y se sospecha que habría sido utilizada para trasladar mujeres víctimas de la red de trata y como pantalla para el lavado de dinero.
En síntesis, en esta etapa de la investigación, el juez consideró que tenía elementos suficientes para procesar con orden de prisión preventiva a María Jesús Rivero o la “señora Jesús”, como la llama la Chancha, y su actual pareja, así como a su exesposo. A Oscar Dilascio porque desde 2002, formaba junto Rivero parte de la asociación de la que Rubén Eduardo Ale era el jefe.