Ángel Eduardo Váttimo fue condenado a un año y ocho meses de prisión y José Ganduglia recibió una condena de un año y seis meses de prisión. Por ser condenas menores a tres años, permanecerán en suspenso y no irán presos.
La Cámara de Apelaciones y Garantías de Mar del Plata condenó a dos jefes policiales por realizar tareas de espionaje ideológico contra militantes de la agrupación HIJOS. “Tardamos once años en obtener justicia”, expresó Juan Marco Candeloro, integrante de HIJOS Resiste. Infojus Noticias accedió al fallo.
Ángel Eduardo Váttimo fue condenado a un año y ocho meses de prisión, y tres años y cuatro meses de inhabilitación para ejercer cargos públicos. José Ganduglia recibió una condena de un año y seis meses de prisión, y tres años de inhabilitación. Por ser condenas menores a tres años, permanecerán en suspenso y no irán presos. Para Candeloro, “lo importante es que el colectivo social recibe un mensaje de que cuando la policía comete actos de espionaje ideológico, se la castiga”, dijo a Infojus Noticias.
El 24 de noviembre de 2002, la agrupación de derechos humanos estaba realizando un escrache pacífico frente a la Base Naval de Mar del Plata, ex centro clandestino de detención. Durante la actividad, varios policías comenzaron a sacarles fotos desde un auto. “Estaban a dos metros, era realmente obsceno”, contó Candeloro, que fue uno de los fotografiados. Y relató: “Decidimos presentar una acción de hábeas data, para conocer el material y pedir explicaciones de por qué se había realizado”.
Ayer, la Cámara de Apelaciones y Garantías de Mar del Plata, compuesta por los jueces Juan Manuel Fernández Daguerre, Walter Dominella y Adrián Angulo, revocó la sentencia de primera instancia, y condenó a Váttimo y a Ganduglia. Los imputados originalmente eran cinco, pero dos de ellos fueron sobreseídos -Carlos Bader, y el fotógrafo Víctor Alejandro Heugas-, y el tercero murió en un enfrentamiento -Gabriel Ángel Ursini-.
La etapa probatoria demoró dos años, un plazo bastante breve pese a que algunos policías ocultaron pruebas y otros incurrieron en el delito de falso testimonio. Parte de esa tarea se vio facilitada por las fotografías que tomaron los mismos militantes, de los policías que los fotografiaban a ellos. Sin embargo, recién ocho años después se elevó a juicio la causa, y los imputados fueron absueltos por la jueza de primera instancia Jorgelina Camadro. Candeloro la señala como “amiga íntima” del suspendido juez Pedro Hooft, acusado de ser cómplice del secuestro y desaparición de un grupo de abogados laboralistas y sus familiares en lo que se conoció como “La noche de las Corbatas”.
El militante de HIJOS Resiste apuntó a Váttimo y reveló que ese policía realizaba tareas en el área de inteligencia de la policía en 1976, y que “la falta de justicia durante los primeros años de la democracia le permitieron reciclarse dentro de la fuerza y que siguiera realizando sus tareas de espionaje”.
Entre las víctimas del espionaje no sólo se encontraban los militantes de HIJOS sino que también había varias integrantes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Imaginate que el mismo tipo que participó de la desaparición de tu hijo, a veinte años de recuperada la democracia, te esté espiando a vos”, reflexiona Candeloro, poniéndose en el lugar de Marucha Rave, una de las madres que también fue fotografiada.
De las alrededor de ochenta fotos que tomaron desde el automóvil, sólo se pudieron rescatar once, porque los mismos policías se encargaron de borrarlas del disco rígido que luego fue secuestrado por la Justicia. Las pericias que dieron con las imágenes permitieron demostrar que las fotos formaban parte de tareas de inteligencia, ya que en varios casos se trataba de retratos muy detallados.
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