Gustavo Lazarte y Gustavo Toranzo son líderes de dos bandas de "narcosecuestradores" que se desbarataron recientemente en Córdoba. Están detenidos acusados de secuestro extorsivo y robo calificado. Uno de ellos tenía una cocina de drogas en su casa.
Apenas unos metros separan la celda de Gustavo Lazarte de la de Gustavo Toranzo en la cárcel de Bower, en las afueras de la capital cordobesa. Tienen casi la misma edad, vivieron en el mismo barrio y se los acusa del mismo tipo de delitos. Desde hace poco más de una semana están detenidos acusados de secuestro extorsivo y robo calificado, pero no se conocen entre sí. Sobre Toranzo, además, pesa un pedido de captura de Interpol por robos en Rumania. A los 39 y 42 años, Toranzo y Lazarte son los protagonistas principales de las dos bandas de "narcosecuestradores" que se desbarataron recientemente en la provincia de Córdoba. La semana que viene la justicia deberá decidir sobre la situación procesal de Toranzo, lo consideran un “personaje peligroso con un prontuario muy importante, que tiene para rato preso”, aseguró una fuente judicial a Infojus Noticias.
Lazarte fue detenido el viernes 18 de octubre en Circunvalación, en el Barrio Parque Liceo de la capital cordobesa. Iba a bordo de un Volswagen Voyage cuando se percató de que lo seguía la policía y trató de huir, sin éxito. La policía de Córdoba terminó así con los casi once meses de investigación en los que buscó a Lazarte por el secuestro extorsivo de Jorge Molina. “En noviembre de 2012, tres personas entraron a la casa de Molina, con uniformes de policía. Simularon un operativo antidroga y se lo llevaron”, dijo a Infojus Noticias, el comisario mayor Ariel Avila, jefe de la Dirección de Delitos Complejos de la Policía de Córdoba.
En su casa, según datos de Inteligencia, Molina tenía una cocina de drogas. La banda de Lazarte lo sabía. Después de que los supuestos policías se fueron de la casa, la mujer de Molina llamó a la policía. Preguntó por el operativo, quería saber adónde se habían llevado a su esposo. “Se recibió el llamado y después se confirmó que no era un operativo real. Intervino la Fiscal Federal N° 3 y se montó un operativo cerrojo”. Más tarde llegó el pedido de rescate: cien mil pesos y tres kilos de pasta base. Tres horas después, antes de que se pagara y cuando los secuestradores sospecharon algo, liberaron Molina. Lo dejaron en la zona de La Carbonara, después de una golpiza.
Con Molina a salvo, la policía y la Justicia comenzaron una exhaustiva investigación. Fueron despacio, pisando sobre seguro. Cruzaron datos, hicieron allanamientos. En agosto, en tres días, realizaron tres detenciones. El 27 detuvieron a Gabriel Pizarro, uno de los miembros de la banda. Tres días después a su hermano Diego y a un hombre de apellido Sánchez. Todos rondaban los treinta años. Pero faltaba el cabecilla: Lazarte.
“Tenía tres o cuatro domicilios para alternar y evitar ser detenido. El último era en el barrio Malvinas Argentinas”, dijo Ávila. Lazarte sabía eludir a la policía, hasta que cayó, el 18 de octubre. Junto a la acusación por secuestro extorsivo ante la Justicia federal, lo esperaban también dos imputaciones en la provincial. Una por el robo calificado a la inmobiliaria Centeno y otra a la concesionaria Montanari, dos importantes negocios de la capital provincial. Su modus operandi era siempre el mismo: actuaba con barbijos en la época de la gripe y con máscaras o capuchas.
Historias en espejo
Las primeras 72 horas de Lazarte en prisión fueron las últimas de Toranzo en libertad, ya que quedó detenido el lunes 21. Enfrenta los mismos cargos. En las historias apenas cambian los nombres de los protagonistas, pero las situaciones son casi idénticas. Toranzo tuvo pedido de captura por más de dos meses, es un individuo muy peligroso”, dijo una fuente del juzgado.
Toranzo está acusado de haber secuestrado, en febrero de este año, a Marisel Tarifa, una chica salteña que se sospecha trabajaba como mula junto a su mamá y se habría quedado con droga. La secuestraron cerca de una estación de servicio en Villa Allende, adonde había ido a un encuentro con otra persona, también presuntamente vinculada al mismo delito. A Marisel la subieron a un auto y se la llevaron. Por su liberación pidieron cien mil dólares y un kilo de droga a su madre, que estaba visitando unos familiares en la villa 1-11-14 de Buenos Aires. La mujer no hizo la denuncia, Gendarmería tenía intervenido su teléfono y escuchó el pedido. Dieron aviso a la División Antisecuestros de la Policía Federal y ellos pidieron ayuda a la policía cordobesa.
“Nosotros colaboramos, recibimos llamados de vecinos que denunciaron movimientos raros en una casa de Villa Libertador, y allanamos el lugar. Debajo de la cama, con signos de haber sido maniatada estaba Marisel”, dijo Ávila a Infojus Noticias. Había estado dos días secuestrada. En el lugar detuvieron a María Belén Gigena, esposa de Toranzo y a un hombre de apellido Carranza. En ese contexto se lo comenzó a investigar. “Se movía por los barrios de Villa Libertador, Santa Isabel y San Jorge”. Toranzo fue detenido en una casa de Barrio Parque Los Molinos. Junto a Toranzo también fueron apresados dos hermanos de apellido Ceballos. Uno de ellos con antecedente de homicidio.
El pasaporte de Toranzo tiene varios sellos de migraciones, Además del de Rumania, donde tenía el pedido de captura de Interpol, hay datos de su paso por España y Alemania, países en los que no se descarta que haya cometido otros delitos. Toranzo, igual que Lazarte, también está imputado por secuestro extorsivo y robos calificados. Él, como su tocayo, robó una concesionaria poco antes de caer detenido, pero la suya era de autos usados.
“La semana que viene será indagado nuevamente y luego se decidirá su situación procesal. Es una persona que estuvo más de dos meses con pedido de captura, que se enfrentó a la policía. Y después, encima, deberá resolverse el tema de su pedido de extradición. Tiene para rato preso. Su situación es muy compleja, tiene causas en la justicia federal y en la provincial”, dijo la misma fuente.