En los fundamentos aparecen los detalles del modo de operar de los explotadores y la ruta de trata paraguaya. Las cuatro chicas rescatadas tenían, en ese momento, 18, 12 y 14 años. Fueron encerradas, golpeadas, drogadas y amenazadas.
La semana pasada, Juan Carlos Mondo, el dueño de la whiskería “El Misionero”, fue condenado a 12 años de prisión por el delito de trata de personas. Su ex pareja, Isabel Borges, también recibió una condena de 10 años de cárcel. La pareja obligó a prostituirse a una chica de 18 años y a tres menores: una de 12 y dos de 14. Dos de ellas eran hermanas y tenían una tercera que estaba en otro prostíbulo de la zona. El allanamiento del prostíbulo se había realizado en 2010.
En los fundamentos aparecen los testimonios de las operadoras de la Oficina de Rescate y Asistencia a las Víctimas: “la señora Isabel las pinchaba para pasar con hombres. Las primeras veces las encerraban en las piezas porque no querían recibir hombres, que los hombres entraban igual, que ella lloraba y su hermana gritaba pero la señora Isabel les decía que no podían estar de balde, las chicas que están tienen que trabajar.”
Cuando las chicas volvieron a Paraguay (con la madre que las prostituía) los operadores estatales les perdieron el rastro.
El caso que tomó trascendencia por ser la primera condena en esa provincia, descubre dos aristas que en materia de persecución del delito son significativas. En Argentina, por lo menos el 36% de las víctimas rescatadas provienen de Paraguay, según información de la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (UFASE). Los datos elaborados por las fiscalías paraguayas dicen que no es la primera vez que parientes, consanguíneos o políticos entregan a sus hijas, nietas, primas, hermanos o sobrinas a la redes de explotación sexual.
Entre las víctimas extranjeras “reservadas” para hombres que pagan para abusar de ellas, las proporciones entre mayores y menores se modifican al observarse en función de la nacionalidad de las víctimas. Generalmente, es menor el ingreso de menores extranjeras por los riesgos que puede acarrear ingresarlas al país sin la colaboración de familiares. Según datos relevados por UFASE a partir de los procesamientos, de cada 8 víctimas argentinas menores aparece una víctima paraguaya de esa misma edad.
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