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Una escribana correntina será suspendida por las numerosas faltas en las que incurrió en el ejercicio de su profesión, entre otras: la omisión de agregar certificados de libre deuda municipal en veintiún escrituras, la inscripción de otras con errores no salvados al final y el incumplimiento de deberes y normas tributarias. Así lo dispuso la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de esa provincia que confirmó la inhabilitación por 18 meses que le había impuesto el Colegio de Escribanos, al observar el “desorden generalizado” con el que cumplía sus funciones.

Los jueces señalaron que las faltas observadas –y reconocidas por la escribana- constituyen “irregularidades que exceden el campo del error o el olvido”. Afirmaron que se trata de descuidos en el cumplimiento de “la función notarial, pilar de la seguridad jurídica en el terreno de los actos jurídicos”.

La escribana en cuestión había apelado la decisión del Colegio de profesionales porque “nunca” se le comunicó quiénes eran los miembros de la Comisión Directiva que la irían a juzgar a fin de que pudiera ejercer la facultad de recusarlos con o sin causa. Argumentó además que fueron “objeto de juzgamiento” conductas por las que ya había respondido oportunamente.

Los camaristas desestimaron los planteos de la mujer y afirmaron que tampoco merece atención su reclamo en cuanto a la falta de comunicación de la integración de la Comisión Directiva del Colegio de Escribanos que la juzgó en primera instancias, “pues se trata de un hecho público y notorio que no puede serle desconocido”.

En los fundamentos de la resolución los representantes del Colegio señalaron que la mujer dejó folios en blanco entre escrituras y al momento de inspeccionar sus libros encontraron que faltaban dos escrituras y dos folios, no respetaba el orden cronológico de los otorgamientos, ni salvó las correcciones hechas en una escritura, entre otros varios puntos.