Infojus Noticias

En lo que va del año, once mujeres ya  fueron asesinadas en Córdoba por sus parejas o ex parejas. Otras 26 murieron el año pasado. Paola Acosta fue el último caso. El informe forense sostiene que recibió al menos cuatro puñaladas mortales antes de ser arrojada junto con su hija al fondo de a una alcantarilla de barrio Alto Alberdi. El principal sospechoso, preso desde el sábado, es Gonzalo Lizarralde, padre biológico de la niña. Ambas mujeres eran intensamente buscadas desde el jueves. Martina, de un año y nueve meses, sobrevivió entre uno y tres días en ese sumidero asqueroso, aferrada al cadáver de Paola.

Hoy por la tarde, unas 500 personas, en su mayoría mujeres, marcharon desde el centro de Córdoba hasta la sede de Tribunales I, con la consigna “basta de femicidios”. La caminata estuvo atravesada por una profunda emoción. Durante la movilización, Marina Acosta, hermana menor de Paola dijo a Infojus Noticias que la muerte de Paola “se podría haber evitado”.

La joven responsabilizó a “la justicia por las demoras en activar la búsqueda. “Hoy marchamos para que estos protocolos de mierda  que se utilizan cada vez que desaparece una mujer, no existan más: también marchamos por Martina y sus dos hermanos, y por todos los chicos que se quedaron sin mamá”.

El único detenido es Lizarrade, un fotógrafo de 33 años que trabaja de distribuir los sándwiches de “Nona Isolina”, el negocio de sus padres, una panadería tradicional de Córdoba. En la camioneta Peugeot Expres blanca utilitario que usa para trabajar (la misma al que Paola Acosta y Martina subieron el miércoles por la noche) se encontraron manchas de sangre seca, pese a que Lizarralde lo llevó a un lavadero después y dejó a buena propina a los trabajadores. La fiscal Eve Flores, experta en violencia familiar, lo imputó por homicidio calificado agravado por el vínculo y abandono de persona, en el caso de la niña.

Estado de salud

Antes de ir a la movilización, Marina pasó a ver a su sobrina. Sobre su estado de salud, dijo: “Martina todavía es una bolita de cristal. Está en estado delicado, pero mucho mejor que ayer. Hoy se despertó, hablamos un ratito y comimos yogur y cantamos una canción. Ella pregunta constantemente por su mamá y por sus hermanos, todo el tiempo”.

De acuerdo con el parte brindado por Néstor Perotti, director del Hospital de Niños, la gravedad del cuadro de la niña “está dada por la posibilidad de complicación. En ese sentido todo el apoyo de los médicos está en tratar de evitar las infecciones, debido a que estuvo varias horas en contacto con agua servida”.

Martina ingresó al hospital deshidratado y con un cuadro de hipotermia. Los investigadores creen que pudo haber sido arrogada al desagüe la misma noche del miércoles. Hoy, sus abuelos maternos anunciaron que pedirán la tenencia y se constituyeron como querellantes. Para la familia, el panadero Gonzalo Lizarralde actuó con un cómplice. Sostiene que, al demorarse las medidas judiciales y la detención del sospechoso durante el fin de semana, pudieron haber tirado el cuerpo y a la niña, el mismo sábado a la noche.

El miércoles por la noche, antes de pasar a dejar la cuota alimentaria por el departamento donde Paola vivía con sus tres hijas, Lizarralde escribió: “Tengo el dinero, el peluche y algo más”, lo que, según el abogado de la familia, Juan Sarmiento, evidencia las intenciones premeditadas del imputado. “Estuvo todo el día demorando el horario de la visita para que se hiciera de noche”, indicó.

Lo cierto es que el hallazgo de la madre y su hija fue azaroso. La empleada de la panadería de la esquina Igualdad y Zipoli, que barría la vereda el domingo por la mañana, vio las piernas de la mujer y luego escuchó el llanto de la niña. Esa panadería estaba en el recorrido de repartos que Lizarralde hacía con su camioneta. También se ubica a ocho cuadras del comercio familiar y de su casa.

La causa

Una de las novedades judiciales del lunes fue el resultado de la autopsia. El informe sostiene que tiene cuatro heridas de arma blanca, además de golpes en los brazos y el cuerpo, signo de que se defendió. Una de las puñaladas cortó su cuello, causándole la muerte. Además tiene una en la espalda, en el tórax y en un brazo.

La otra novedad la protagonizó el fiscal Miguel Oyanharte, sobre quien había recaído inicialmente el caso. En el mediodía del lunes fue apartado de la investigación. La familia de Paola criticó al fiscal Oyanharte, y su apartamiento iba a ser uno de los principales reclamos durante la marcha realizada por la tarde. “La vida de mi sobrina estuvo en riesgo porque desde un primer momento la fiscalía se demoró muchísimo en activar la búsqueda. En la Unidad Judicial llegaron a decirnos varias veces que Paola se había ido por su cuenta, cuando todo indicaba que detrás estaba la ex pareja”, señalo a Infojus Noticias Marina Acosta. En las primeras horas, Oyanharte, no había ordenado medidas e incluso se demoró en enviar el expediente a los detectives de la división Homicidios de la Policía de Córdoba.

Durante el fin de semana, estuvo de turno la fiscal Eve Flores, experta en violencia familiar, quien rápidamente ordenó la imputación y detención de Lizarralde, así como una docena de allanamientos. 

A nivel mundial

Según el último Estudio Mundial de Homicidios confeccionado por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, a nivel mundial 79% de las víctimas de homicidio son hombres, pero “en el contexto familiar y de relaciones de pareja las mujeres están en un riesgo considerablemente mayor que los hombres”.

Casi la mitad (47%) de todas las víctimas femeninas en 2012 fueron asesinadas por sus compañeros íntimos o familiares, en comparación con menos de 6% de las víctimas masculinas. Se aprecia que, mientras una gran proporción de mujeres víctimas pierden la vida a manos de quienes se esperaría que las protegieran, a la mayoría de los hombres los asesinan personas que quizá ni siquiera conocen.

Un dato relevante, es que esta tendencia se mantiene “equitativamente de región a región y es notable que, en promedio, se encuentre estable a nivel global”. Es decir que los femicidios traspasan regiones, culturas y clases sociales.