La madre de Naira Cofreces todavía no encontró la fuerza para deshacerse de las cosas de su hija, asesinada hace un mes. La mataron a golpes a la salida de la escuela en Junín y todavía no se sabe la causa. Por el crimen hay tres chicas detenidas.
A Naira Cofreces le dieron una golpiza cuando salía del colegio. Volvió a su casa, le dijo a su madre que los golpes no eran para ella, se fue a dormir y nunca más despertó. Falleció a los cuatro días, luego de que se le diagnostique muerte cerebral. Sus agresoras fueron dos compañeras de escuela y la hermana de una de ellas. Naira tenía 17; las acusadas, 17 años 22 y 29 años. A un mes del crimen, están las tres detenidas. El caso llegaría a juicio a fin de año. Se realizarán dos debates: uno ante el tribunal de menores y otro, frente al de mayores.
“La causa está en plena investigación, acabo de pedir la prisión preventiva para las dos mayores a la jueza de Garantías, María Laura Durante, que se expediría en los próximos días”, dijo Infojus Noticias el fiscal de la causa, José Alvite Galante. El fiscal intervino en la causa el jueves 24 luego de que Naira ingresara al hospital Interzonal “Abraham Piñeiro” en estado de coma, del que ya no se recuperó.
“Seguimos investigando. Recibimos más de 30 testimonios de personas que estuvieron en el lugar y hasta hoy, todos coinciden respecto de quienes intervinieron en la agresión”, explicó sobre la autoría del hecho que involucra a las hermanas Anabela y María Rosa Medero y la menor de 17. Sobre las hermanas pesa la imputación de "homicidio doblemente calificado por la participación de una menor de edad y por concurso premeditado de dos o más personas", previsto por el artículo 80 inciso 6 del Código Penal. A esto se suma el 41 quater, un agravante por la participación de la menor. En el caso de la joven de 17 se considera que el crimen es “calificado” por lo estipulado en la Convención de los Derechos del Niño. Mientras que a las dos mayores les cabría la máxima pena del Código, a la menor podrían condenarla a entre 8 y 25 años de cárcel.
La menor fue detenida la noche del jueves 24, la de 22, el viernes y la mayor, el sábado 26 por la tarde, en la terminal de ómnibus de la ciudad, cuando se preparaba para ir hacia Lincoln, donde tiene una tía.
El motivo de la agresión sigue siendo una incógnita para los investigadores. “Por ahora no se sabe, más bien parece una bravuconada que se fue de las manos. Todavía no surgió nada firme”, explicó Alvite Gargante y agregó, “esto no tiene una explicación y si la hay, no la quieren decir”.
Los golpes, para otra
El anuncio de la pelea que iba a haber a la salida del colegio corrió durante esa tarde por las aulas y los pasillos de la escuela n° 5. De hecho, la destinataria de la agresión habría sido una chica a la que se conoció públicamente como María y que se retiró antes de la institución para evitar la agresión. Unos días después del hecho, la joven declaró a los medios: "La culpable soy yo. Me fui antes de la escuela ese día, y me querían pegar a mí. Nos decían que nos iban a pegar un cachetazo porque nos hacíamos las lindas. Nos molestaban porque decían que nos hacíamos las chetas”. El lunes 28, mientras se realizaba la ablación al cuerpo de Naira, ya que su mamá había decidido respetar su decisión de donar los órganos, María dio su testimonio ante la justicia.
Que los golpes no eran para ella fue lo primero que Naira le dijo a Nancy, su mamá, cuando volvió a su casa después de la agresión. Fue una de las últimas charlas que tuvieron. “Ella me dijo que los golpes no eran para ella, nunca había comentado nada, de ningún problema que tuviera en la escuela. Nunca dijo ni una palabra de violencia”, contó a Infojus Noticias, la mujer. Esa noche Naira cenó, miró su novela favorita y se fue a dormir. Cuando al día siguiente la fueron a levantar, ya no se despertó.
Vivir sin Naira
Desde entonces Nancy está en tratamiento psicológico y psiquiátrico. “Yo estoy muy mal, muy mal”, repite la mujer. “Hago fuerzas por mi chiquita –su hija menor, Ludmila de cuatro años- que era muy pegada a Naira. Todas las noches me pregunta por ella. Le hace dibujos y quiere que vuelva. ‘Extraño mucho a la negrita’, me dice”, contó.
“También me pidió que la lleve al cementerio, pero todavía no me animo a llevarla. Yo fui porque quería ir y ver dónde estaba. Porque el día que la enterramos estaba como en shock y ni vi nada. Me parecía una novela, una mentira. A veces pienso que se fue de viaje y que está por venir. No quise desarmar nada, ni deshacerme de sus cosas. No puedo”, dijo Nancy desde el living de su casa en un barrio algo alejado del centro de Junín.
En algún lugar, entre las cosas de Naira, está escondida la entrada que su familia le había regalado para que fuera a ver a Damián Córdoba, su músico favorito. El show va a ser el 18 de julio, una semana antes del día en que Naira hubiera cumplido 18. Era un regalo anticipado. “La guardó tan bien que todavía no la pudimos encontrar. Era fanática. Para la marcha elegimos una foto hermosa en la que está cantando. Así le digo a la gordita que hay que recordarla: feliz, en los momentos lindos, como cuando la llevaba a jugar a la plaza”, dijo la mujer llorando.