Lo dijo una de las víctimas del “Operativo Aire 718”: consistió en trasladar en aviones prisioneros desde Jujuy hasta Buenos Aires. Un ex coronel de Ejército y doce ex penitenciarios serán sentenciados. Hoy fueron las últimas palabras y habló sólo un imputado, para victimizarse: le pidió al tribunal que le aplique “eutanasia judicial”, así se “moría pronto”.
Cuando las cuatro hélices del Hércules C130 se pusieron en marcha, el horror llegó a un punto inesperado. Los golpes llegaban a los 78 hombres que habían sido cargados en el avión, tabicados y sin saber a dónde los llevaban. Era el 7 de octubre de 1976. El periplo había comenzado cerca de las seis de la mañana cuando los presos políticos fueron sacados de sus celdas del penal de barrio Gorriti por ex miembros del Servicio Penitenciario Federal (SPF). En camiones fueron trasladados al aeropuerto jujeño El Cadillal, a 35 kilómetros de Jujuy capital. Mientras, unas doce mujeres detenidas desaparecidas abordaban otro avión más pequeño. Algunas de ella aún hoy permanecen desaparecidas. Las naves despegaron rumbo a Buenos Aires poniendo así en marcha el “Operativo Aire 718”.
Un ex oficial del Ejército y doce agentes del SPF son los imputados. Están acusados por los delitos de “privación ilegítima de la libertad, tortura y tormentos contra 90 víctimas”. La Fiscalía pidió para el ex coronel Domingo Horacio Marengo 16 años y 14 para el resto de los imputados. La querella, por su parte, fue contundente: 25 años de prisión para todos. A su turno, las tres defensas pidieron en sus alegatos que los imputados sean absueltos con el argumento de que ninguno de ellos participó en los traslados.
Además de Marengo, hoy recibirán su condena Osvaldo Chiaparo, Juan Héctor Guenchal, Jorge Néstor Ibáñez, Rogelio Masón Iglesias, Arnaldo Ezequiel Jorge, Eduardo José Juárez, Ricardo César Juárez, Juan Carlos Pugni, Jaime Oscar Quintela, Cristóbal José Antonio Retamoso, Andrés Aldo Savorani y Rubén Eduardo Zinc, todos del SPF. Los 13 imputados tendrán hoy la oportunidad de decir sus últimas palabras antes de conocer la sentencia.
El Tribunal Oral Federal de Jujuy dictará sentencia hoy a las 19.30. Antes, los acusados tuvieron la oportunidad de decir las últimas palabras. Sólo habló Masón Iglesias. Dijo que durante el juicio se sintió “humillado” y también tuvo tiempo de victimizarse: le pidió al tribunal que le aplique “eutanasia judicial”, así se “moría pronto”. El proceso judicial comenzó el 6 de noviembre pasado y el tribunal lo integran los jueces Gabriel Casas, Mario Marcelo Juárez Almaraz y Federico Díaz.
En la sala estuvieron víctimas, familiares y organizaciones de derechos humanos. “No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Juicio y castigo a todos los responsables civiles y militares”, se señaló en una convocatoria de la agrupación HIJOS que, junto a Ex Presos Políticos, Familiares de Detenidos y Desaparecidos y otras organizaciones de derechos humanos, están presentes para escuchar el veredicto.
La voz de las víctimas
En el vuelo, que duró aproximadamente unas tres horas, los presos permanecieron con los ojos vendados, atados por parejas a una barra de hierro en el medio del avión y brutalmente golpeados, según los testimonios recogidos durante la primera etapa del juicio. Además, las víctimas relataron que fueron obligados a cantar canciones como “viva Jujuy” en un marco de humillación hacia sus propios orígenes, y hasta fueron amenazados con ser arrojados al vacío.
Mario Fermín Condorí es uno de los sobrevivientes de aquel macabro operativo. Detenido el 12 abril del 1976 por la Policía de Jujuy, fue trasladado a la cárcel de Gorriti. Ahí se encontró con su hermano, también preso político y pasajero de ese viaje siniestro que despegó de El Cadillal.
Condorí es uno de los testigos que pasó por los Tribunales Federales de Jujuy para dar su testimonio en el juicio oral y público que hoy llega a su fin con la lectura de la sentencia. “Cuando despegó el avión comenzó una fiesta para ellos, nos pegaban con todo, parecía gente resentida porque obraban con mucha bronca, era sádica la forma en la que nos pegaban”, relató Condorí.
En el viaje los presos varones estuvieron todo el tiempo tabicados. Todo el viaje recibieron bastonazos, patadas, trompadas. Además de las amenazas de que el destino era caer al vacío. Al llegar a Buenos Aires, los varones fueron trasladados para ser alojados en la Unidad Penal 9 de La Plata y las mujeres en una unidad de Villa Devoto, en la Capital Federal.
Además, de Condorí, también declaró Adelaida Corbalán. Ella fue detenida el 7 de abril de 1976 en Palpalá. Según contó en su testimonio, fue sacada de su celda junto con otras mujeres y llevada al patio del penal. Ahí pasaron la noche previa al traslado, a la intemperie, cubiertas con mantas.
El llanto y el temor eran una constante. Ella fue llevada a la nave más pequeña. Esposada y custodiada por unos seis hombres del Servicio Penitenciario. No iban tabicadas. En se declaración, recordó que les gritaban que eran unas “ratas al servicio de las organizaciones políticas.
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