Los concejales del intendente Jesús Cariglino, de Malvinas Argentinas, rechazaron hoy el proyecto del Frente para la Victoria para que la plaza frente al cementerio local sea nombrada Plaza de la Memoria y los Derechos Humanos.
En 1984, organismos de derechos humanos descubrieron que en el cementerio bonaerense de Grand Bourg habían sido enterradas como NN más de 300 personas, asesinadas por la última dictadura militar. Los concejales del intendente Jesús Cariglino de Malvinas Argentinas rechazaron hoy el proyecto del Frente para la Victoria para que la plaza frente al cementerio local sea nombrada Plaza de la Memoria y los Derechos Humanos.
Los ediles oficialistas, que son mayoría en el Concejo Deliberante, expresaron que esa plaza, que está desde hace años y que tiene unos pocos juegos, es provisoria y que está planeado construir ahí un barrio de viviendas. Cuando se les consultó no supieron decir cuándo ni cómo harán la obra. También rechazaron la idea que el barrio sea denominado con el nombre. El concejal oficialista Roberto Gualmes terminó admitiendo que ese proyecto no está pensado todavía.
A unas treinta cuadras de la plaza, en el ex batallón de Municiones 601, funcionó el centro clandestino de detención "Casa El Cilindro”, que el intendente niega sistemáticamente. Sobre el concepto de verdad y memoria, el cariglinismo expresó que los derechos humanos que deben tenerse en cuenta son los de ahora y no los de antes y que la memoria tiene que ser completa, apelando a la teoría de los dos demonios.
“Un espectáculo bochornoso, un discurso reaccionario con argumentos propios de la derecha”, dijo a Infojus Noticias el candidato a primer concejal del Frente para la Victoria Rodolfo Tailhade. “En definitiva, el cariglinismo cuestionó la política de derechos humanos y ratificó que es opositor a la política de verdad, memoria y justicia”, agregó.
El último 24 de marzo, organismos de derechos humanos realizaron un acto en la plaza para recordar a las víctimas que dejó la dictadura y reivindicar el lugar como un espacio de memoria.
La historia del cementerio
El 25 de mayo del 1976 una patota militar secuestró a un obrero metalúrgico de apellido Sosa en la localidad bonaerense de San Miguel. Su cadáver apareció al día siguiente a la vera del Río Reconquista, muerto por un golpe en el cráneo y con signos de haber sido torturado. Se lo identificó y el juez ordenó que se le informara a los familiares. La policía lo hizo en un domicilio erróneo, por lo que Sosa no fue reclamado por ningún familiar y se determinó su entierro como NN en el cementerio de Grand Bourg, en una fosa común. Seis años después sus familiares conocieron la ubicación del cuerpo de Sosa, que estaba junto a otros 4 NN.
Alertados por el hallazgo, organismos de derechos humanos presentaron una denuncia ante el juez federal Hugo Gándara. En los libros del cementerio se registraron la existencia de unos 300 cadáveres enterrados como NN, inhumados durante los años de la dictadura. En mayo de 1984, Gándara ordenó la exhumación. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró 90 fosas donde se comprobó que había entre tres y cinco cadáveres en cada una, por lo que se dedujo que el número de cuerpos inhumados ilegalmente superaba la cifra mencionada.
El cementerio fue inaugurado en mayo de 1976, durante mucho tiempo no tenía alambre perimetral, por lo que el acceso podía hacerse desde cualquier parte. Vecinos recuerdan todavía que al lugar llegaban camiones con cuerpos que eran arrojados al lugar. A unas 40 cuadras de ahí funcionó uno de los mayores centros clandestinos del país: El Campito, en Campo de Mayo, donde pasaron unas cinco mil personas.