Daniel Domínguez tenía 36 años y atendía el local cuando entraron los agentes de la bonaerense. Investigan si aprovechaban su día libre para hacer unos pesos extra, como cobradores de la deuda con un frigorífico.
Daniel Domínguez tenía 36 años y ayer atendía su carnicería de Mar del Plata cuando dos policías bonaerenses en actividad accionaron once veces sus nueve milímetros reglamentarias. Todo ocurrió muy rápido en el interior del comercio. Los agentes acertaron tres veces en el blanco. Uno de esos disparos le destrozó la arteria femoral y derivó en su muerte un rato después, en el Hospital Regional. Su hermano José, que también estaba en la carnicería durante el episodio, fue herido en la vejiga y tiene el fémur quebrado. Una bala le entró por el hombro y le colapsó el pulmón. Su estado de salud es delicado. Todavía no pudo contar lo que vivió.
Por lo que pudieron reconstruir hasta el momento el fiscal Fernando Castro y la policía marplatense, todo empezó ayer a las 17:35 horas en la carnicería Kevin, de la calle Coronel Suarez N°234, en el barrio marplatense de Malvinas. Entonces entraron al local dos policías bonaerenses. Uno de ellos era un sargento de la Comisaría Segunda de Villa Gesell que estaba de franco. El otro, un sargento de una comisaría en Necochea, con carpeta psiquiátrica. Apenas cruzaron la puerta se encontraron con un efectivo de la Comisaría Sexta de Mar del Plata, que salía de la carnicería. Se conocían de un operativo de verano. El agente los saludó. Uno de ellos le advirtió, por complicidad: “tomátelas, porque acá se va a armar quilombo”.
Lo que pasó adentro del local fue recontruido en base a testimonios y a pruebas halladas en el lugar del hecho. Cuando los policías entraron, en la carnicería estaban Daniel y su hija, que atendía la caja. No está claro si los tres hermanos de Daniel y un verdulero de la cuadra estaban con él, o si fueron convocados cuando el hombre del mostrador se las vio negras. Los visitantes le exigían al comerciante el pago de una deuda. La discusión subió de tono y se cree que uno de los hermanos sacó gas pimienta y lo roció en la cara de los policías. “Aparentemente, estos tipos fueron a hacer un apriete y no esperaban encontrarse en inferioridad numérica, la situación se les desbocó”, dijo una fuente cercana a la investigación. Todo debió suceder en segundos: cuando el policía marplatense se alejaba, desde la esquina escuchó clarito el retumbo: eran tiros.
Los atacantes escaparon en un Volkswagen Gol Trend negro. Fue secuestrado poco después y presentaba dos impactos de bala en sus laterales. Un vecino llamó al 911. Paralelamente, el policía de la Comisaría Sexta –que también estaba de franco- llamó a la seccional y dio los nombres de sus camaradas. Uno de ellos se presentó en la comisaría Sexta para ver qué había pasado. Allí quedó detenido. Su compañero fue detenido cerca de ahí, a bordo del auto. Fueron trasladados a la Unidad 44 de Batán y en este momento están siendo indagados.
Desde la Fiscalía N° 1 Castro se movió rápido. Entrevistó a los dos hermanos que salieron ilesos –declararon desde el hospital-, a la hija de Daniel Domínguez –la cajera-, al verdulero de la cuadra, a una hermana de los Domínguez, al policía que cruzó a los matones policiales, y a vecinos. Reconstruyó parcialmente la gresca, aunque aún faltan precisiones sobre cómo se inició la balacera. Y hay detalles que no le cierran. La policía encontró once vainas servidas calibre 9 milímetros y una calibre 32: uno de los hermanos habría contestado el fuego. Aunque los hermanos que testificaron lo negaron, y no se secuestró una tercer arma, Castro cuenta con un elemento que lo sostiene: un testigo que vio a uno de ellos empuñar una.
La investigación ya se orienta hacia una hipótesis fuerte: los dos policías aprovechaban su día libre para hacer unos pesos extra como cobradores de un pasivo que la carnicería mantenía con un frigorífico o un proveedor habitual de carne. El nombre del proveedor –que según esta línea podría haberlos contratado para el apriete- no trascendió, pero el fiscal lo tiene desde esta mañana. Al momento del hecho, la carnicería Kevin ya no comerciaba más con ese matadero. Una fuente de la investigación estima que el monto de la deuda rondaba entre los 15.000 y 30.000 pesos.