Convocados por unas 60 organizaciones políticas y sociales miles de jóvenes se movilizaron por el centro de la capital provincial para denunciar las detenciones arbitrarias de la policía y exigir la derogación del Código de Faltas. La ley contiene artículos inconstitucionales, como el que pena el merodeo.
Como ocurre cada 20 de noviembre desde hace ocho años, la Marcha de la Gorra volvió a recorrer las calles de la ciudad de Córdoba. “Más vale gorras embrollando, que la Policía matando”, fue el lema bajo el que unas 20 mil personas marcharon para repudiar la criminalización de los jóvenes y el abuso policial y reclamar la derogación del Código Faltas, que autoriza a la fuerza a detener, sin informar a la Justicia, a personas que considera que están cometiendo “faltas”. La ley, que contiene artículos inconstitucionales como el que pena el merodeo, persigue una cultura, maneras de vestirse y de vivir.-
El arranque estaba previsto para las 18 pero se demoró unos minutos. La policía frenó en el ingreso a la cuidad a dos colectivos con jóvenes que habían partido de Juárez Celman para participar de la marcha. Convocada por unas 60 organizaciones sociales y políticas, la columna avanzó desde Colón y Cañada hasta la Plaza San Martín, donde se realizó un acto y tocaron bandas en vivo.
En la plaza, los organizadores leyeron un documento en el que enumeraron casos de gatillo fácil: Ezequiel Barraza, 20 años, acusado de haber robado en Barrio Primero de Mayo; Lautaro Torres, 16 años, asesinado por un uniformado en un supuesto intento de robo de celular; Pablo Nicolás Navarro, 29 años, muerto en un supuesto robo en una playa de estacionamiento. La lista era larga. “Todos asesinatos a manos de la Institución policial que se encuentran aún sin resolver. Expresión más brutal de un plan sistemático de control social, expuesto con el narco escándalo y el acuartelamiento policial a finales del 2013”, leyeron.
“Todos demuestran la impunidad y la intención de aniquilar a quienes, según su criterio, somos peligrosos y peligrosas para nuestra sociedad. Las órdenes dadas por los altos jefes de la institución es desaparecer a los y las jóvenes”, continuaba el documento.
“Somos muchos. No estamos todos. Pueden verse algunas gorras. Las remeras que parecen ser iguales llevan estampadas un nombre que hay que repetir a diario para que nadie se atreva a olvidarlos. También están en carteles, en pedazos de cartulina o algún cartón reciclado. Cualquier espacio en blanco es digno de ser llenado con un nombre. Los vamos a levantar alto para que todos los vean. Nombres que no son solo nombres, son pibes, son un barrio. Pero no queremos que nos sigan faltando nombres”, dijeron los organizadores al finalizar el acto.