El 15 de diciembre de 2013 José Rodolfo González, de 35 años, fue encontrado muerto en la zona de "El Carrizal". Estaba maniatado con precintos y con una bolsa en la cabeza. Un mes después Daiana Reynoso, de 25 y quien era su pareja, fue hallada en condiciones semejantes cerca de "El Challao", al costado de una ruta. La habían ejecutado de cinco tiros. Los investigadores apuntan al entorno cercano de las víctimas. ¿Ajuste de cuentas? ¿Mensaje mafioso? ¿Venganza? Pistas de uno de los sucesos más siniestros ocurridos en la capital del vino en los últimos tiempos.
Cerca de la montaña, en Mendoza, El Challao se convirtió en un lugar de veraneo para familias adineradas. Hay un santuario de la virgen de Lourdes, barrios privados y boliches. A unos 100 metros hacia el este de la ruta principal que se dirige hacia allí, en la zona conocida como “El circuito de Papagayos” –en el departamento de Las Heras-, una pareja caminaba sin sobresaltos. Todo sucedía normalmente hasta que vieron un bulto y pararon la marcha. Lo que vieron los marcará de por vida: una joven, maniatada y con una bolsa de naylon en la cabeza, yacía entre los arbustos.
Poco tiempo después, en la comisaría local, se reveló su identidad: se trataba de Daiana Reynoso, de 25 años, que hacía una semana había desaparecido de su barrio “La Estanzuela” de Godoy Cruz. Los investigadores tardaron un rato en reconocerla: por las altas temperaturas, el cadáver se encontraba en un avanzado estado de descomposición. Además, lo habrían arrojado hacía unos días en medio de los pastizales. Sin embargo, no fueron esas cosas las que más desvelaron a los peritos: el homicidio de Reynoso fue realizado con la estirpe de un crimen narco. La habían ejecutado por la espalda y rematado en la cabeza. Daiana vestía un pantalón corto negro y una musculosa.
No fue el único hallazgo. En diálogo con Infojus Noticias, el jefe de Investigaciones de Mendoza, Alejandro Delgado, dijo que Daiana era pareja de José Rodolfo González, de 35 años, quien fue encontrado muerto el pasado 15 de diciembre en condiciones semejantes que la joven: maniatado con precintos, con una bolsa en la cabeza y en la zona de “El Carrizal”, un lugar de arbustos y cerca de la montaña. Delgado dijo que no podrán avanzar en la investigación de un homicidio sin avanzar en el otro.
Dos crímenes en un mes bajo una misma modalidad. Desde la Unidad de Delitos Complejos –con la intervención de la fiscal Claudia Ríos- revelaron que están esperando el resultado de la autopsia pero confirmaron un dato que hablaría de la atrocidad del hecho: el Cuerpo Médico Forense encontró tres tiros en su espalda y otros dos en su cabeza. Los investigadores creen que habría sido ejecutada en el mismo lugar donde fue encontrada.
En este sentido, y por orden de la Procuración, la fiscal Ríos unió la investigación de ambos crímenes en una sola investigación. Fuentes judiciales dijeron que en estos días culminarán con la recolección de pruebas fundamentales para develar qué hay detrás de los homicidios. Descartaron que pudieran haber sido asesinados por algún intento de robo. Una hipótesis sobre la que estarían trabajando los investigadores es un posible ajuste de cuentas del entorno cercano de las víctimas. Según habrían comprobado por dichos de testigos, a González lo habían amenazado de muerte en reiteradas oportunidades antes de matarlo. Cuando encontraron su cuerpo, entrevistaron a Daiana Reynoso, su mujer, que sólo atinó a decir un “no sé” ante las preguntas de rigor. La joven no se imaginó el cuadro de horror que la esperaría apenas un mes después.
Sin embargo, la pesquisa encontró algunas diferencias. Según los peritos, José González habría sido asesinado doce horas antes por asfixia y luego habría sido trasladado y abandonado en la zona de “El Carrizal”, donde fue encontrado por una pareja de motociclistas. A diferencia de su pareja –con la cual salía hace ocho años y tenía dos hijos-, el hombre no sufrió impactos de bala y presentaba una lesión en el rostro y otra más en la cabeza, pero ninguna de ellas les habría provocado la muerte. Por otra parte, los investigadores sospechan que Reynoso fue duramente torturada con algún elemento punzante a efectos de que confesara un hecho puntual.
La pareja era conocida en la zona de Godoy Cruz por tener un kiosco. Vivían en “La Estanzuela”, uno de los barrios más grandes de Sudamérica, de casas bajas y calles de tierra, y que según fuentes policiales, es uno de los puntos clave en la venta de drogas y de armas de fuego. Hay un dato que los investigadores creen fundamental: González tenía antecedentes penales por robos agravados. Ese dato los llevaría a indagar las relaciones extra laborales –particularmente las que lo ligarían al mundo del delito- que el hombre habría construido antes de ser ejecutado. Los investigadores no descartan nada. Se pregunta, por ejemplo, por qué si Daiana Reynoso desapareció un sábado, su madre esperó hasta el lunes para hacer la denuncia.
¿Ajuste de cuentas? ¿Mensaje mafioso? ¿Venganza? Hasta el momento, lo único que cree la fiscal Ríos es que detrás del doble crimen hay una pista que los vincula con el crimen organizado: así como mataron a González, un mes después lo hicieron bajo el mismo signo de crueldad con su pareja. Los acribillaron y los arrojaron en la vía pública, cerca de los cerros.