David Moreira tenía 18 años. Unos cincuenta vecinos que lo acusaban de robar un bolso lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Ayer murió después de cuatro días de agonía.
“Felicito a cada uno de mis vecinos, orgullosa de mi barrio, la próxima les cortamos las manos en la plaza delante de todos, como en la época medieval”, escribió una mujer del barrio Azcuénaga, en la zona oeste de Rosario, en la cuenta de Facebook creada por los vecinos para reclamar por los robos en la zona. El sábado a la tarde en este barrio unas cincuenta personas golpearon hasta el desmayo a David Moreyra, de 18 años, a quien acusaban de intentar robarle a una chica. Ayer, después de 4 días de agonía, el joven murió. La causa judicial solo cuenta con el testimonio policial. Los vecinos, que en las redes sociales celebraron el linchamiento, por ahora callan.
El sábado a las 18 una chica de 21 años que caminaba por Pasaje Marcos Paz al 900 con su hija de dos, fue abordada por dos personas en moto. Le arrebataron un bolso con pañales y escaparon. Una camioneta interceptó una moto en la que viajan dos jóvenes. Uno de ellos logro huir, el otro quedó a merced de la furia de los vecinos. Lo golpearon con tanta saña que el joven quedó tendido inconsciente sobre el asfalto, con la remera blanca y el cuerpo llenos de sangre.
“Solo una vecina desubicada llamó a la ambulancia”, contó en Facebook una de las mujeres del barrio que celebró el linchamiento. Según contó, otra persona volvió a llamar para decir que se trataba de una “falsa alarma”. “El chorro estuvo tirado de las 17 hasta más o menos las 19.30”, detalló la mujer. “Por suerte había pasado demasiado tiempo como para ayudarlo”. El joven fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez con graves traumatismos y pérdida de masa encefálica. Estuvo cuatro días internado y falleció ayer.
David tenía 18 años y era el mayor de tres hermanos. Trabajaba como peón de albañil y no tenía antecedentes penales. “Mi hijo no era un delincuente, se levantaba a las seis de la mañana y se iba a trabajar todos los días. Volvía a las cinco de la tarde”, reclamó Lorena, su madre, durante el entierro en el cementerio La Piedad. Junto a ella, amigos y parientes del joven linchado reclamaban “Justicia”.
“Esto no tiene que quedar impune”, pidió Alberto Moreira, padre del joven asesinado. La investigación recayó en la Unidad de Homicidios Dolosos, a cargo del fiscal Florentino Malaponte. El funcionario judicial convocó a varios testigos y tomó declaración a los primeros policías que llegaron al lugar y a los padres de la víctima. “Necesitamos pruebas que no encontramos”, dijo Malaponte.
"Esto que ahora ocurrió es un extremo, no hay antecedentes de una reacción que haya provocado la muerte, pero es muy común hoy día que la gente reaccione ante un delito o una injusticia", dijo el juez de la Cámara Penal Ernesto Pangia a la radio LT3. "No con esta vehemencia, pero palizas se están dando muy seguidas, eso lo advertimos. Es la reacción de la gente que ante la impotencia responde de esta manera", agregó.
Una semana antes del linchamiento de David, seis personas persiguieron tirando tiros al aire a dos jóvenes que viajaban en moto. "A mi amigo Oscar lo agarraron antes y le dan una golpiza tremenda. Y yo entro (a una estación de servicio) pero los muchachos me fueron a buscar adentro. Tenía un susto bárbaro no sabía qué hacer", contó Leonardo, uno de los jóvenes. A su amigo Oscar le pegaron con un hierro en la cabeza y quedó inconsciente en el piso. Finalmente, los agresores reconocieron que habían confundido a los jóvenes con delincuentes. La moto no la devolvieron.