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Nacido en Neuquén, David Lugones se fue a estudiar a La Plata, donde a los cuatro días del golpe militar fue secuestrado y detenido en la Unidad 9 de La Plata. Después lo trasladaron a Neuquén y estuvo en el centro clandestino de detención La Escuelita. “Luego de salir –cuenta a Infojus Noticias–, en 1977, tenía 20 años, trabajé con el obispo Jaime de Nevares. Formamos la pastoral social, los grupos juveniles. Y también, colaborando, la conozco a Noemí Labrune, que es una referente muy importante de la región y fundadora de la APDH de Neuquén”. Hoy Lugones asumió como delegado de la Secretaría de DD.HH. de la Nación en Neuquén. Del acto participó el secretario del área, Martín Fresneda.

Jaime de Nevares fue miembro de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (CONADEP) y Lugones, en el año 1984, recién estrenada la democracia, hizo un reconocimiento del centro clandestino donde estuvo encerrado. En los últimos años le “tocó ser testigo en dos de los juicios por La Escuelita”.

–¿Cuáles son las investigaciones por delitos de lesa humanidad abiertas en la provincia?

–Hay dos causas. Por un lado está el cuarto juicio por La Escuelita. Ya está el pedido de elevación a juicio pero todavía no tiene fecha, esperemos que sea cuanto antes. En esta investigación hay varios casos de compañeros y compañeras desaparecidos en la región que estuvieron posteriormente en el CCD que también se llamaba La Escuelita, de Bahía Blanca. Y el otro juicio, que lo lleva adelante la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, a través de esta delegación, Neuquén, todavía está en la etapa de instrucción. Se está acumulando documentación respecto de la participación de algunos miembros de la Justicia durante la etapa del terrorismo de estado en la región. Eso está en la etapa de acumulación de prueba.

–¿Es una investigación similar a la que terminó en juicio en Mendoza?

–Exactamente. Estamos en contacto incluso con la gente de Mendoza por la experiencia que ellos tienen. Es un juicio parecido a ese o al que se le sustanció al juez Hooft en Mar del Plata.

–¿Cómo se organizó la represión en Neuquén?

–En nuestro caso, la provincia de Neuquén y buena parte de la provincia de Río Negro pertenecían a la subzona 5.2, que dependía del V Cuerpo del Ejército de Bahía Blanca. Así que seguía las mismas características represivas de secuestro, detención, torturas y desapariciones. Tenemos alrededor de cincuenta personas desaparecidas que se supone que pasaron por los centros clandestinos de detención.

–¿Cuál es la impronta de la delegación Neuquén de derechos humanos?

–Este lugar estaba a cargo de Beatriz Gentile que venía haciendo un excelente trabajo hace varios años. Por una parte vamos a seguir trabajando en el acompañamiento en los juicios y, por otra, en la intervención en casos de abuso del Estado, abuso policial. Beatriz intervino en el caso terrible del asesinato de Carlos Fuentealba, durante el gobierno de Sobisch.

También participamos en un foro de seguridad democrática que se ha implementado acá en la provincia, con la idea de tomar el tema de seguridad desde otra perspectiva. Hemos avanzado en el tema de señalización de los Centros Clandestinos de Detención. Queda por señalizar el lugar donde funcionaba la Policía Federal. Y también me interesa trabajar fuertemente en la promoción de derechos humanos, no solo en memoria, verdad y justicia, sino en nuevos derechos. Esta es la idea central, hacer carne en la sociedad, en los jóvenes, en los barrios, en las escuelas los nuevos derechos: niñez y adolescencia, perspectiva de género, identidad igualitaria, etc. Quiero trabajar mucho en concientización y educación en derechos.