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Infojus Noticias

22-1-2014|14:47|Ciberestafa CatamarcaProvinciales
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“Son delitos anónimos”, dijo el fiscal del caso

Perdió los ahorros de su vida por una estafa en internet

Una mujer en Catamarca recibió en diciembre pasado una oferta irresistible por e-mail: mercadería (bebidas y alimentos sólidos) a precios irrisorios, que comercializaba una distribuidora de la provincia Buenos Aires. Depositó 65 mil pesos en dos tandas, pero nunca recibió nada.

Por: Laureano Barrera

Una vecina del departamento de Santa María, en la provincia de Catamarca, perdió los 65 mil pesos que había ahorrado durante toda su vida en una estafa tendida desde el anonimato de internet. “Es complicado, porque al ser la modalidad por internet es muy fácil crearse identidades falsas, son delitos anónimos”, dijo a Infojus Noticias el fiscal Roberto Mazzucco, de la fiscalía 9 de la Unidad Fiscal de Delitos Criminales y Mala Praxis de la justicia de Catamarca. De cualquier forma, la investigación judicial tiene un nombre en carpeta, y podría ser detenido cuando la causa se reactive, luego de la feria.

La señora recibió en diciembre pasado una oferta irresistible por e-mail: mercadería (bebidas y alimentos sólidos) que una distribuidora de la provincia Buenos Aires comerciaba a precios irrisorios, tanto que la mujer se comunicó para preguntar si eran montos actualizados. Armó una larga lista que sumaba 65 mil pesos, lo atesorado durante toda su vida de trabajo. A cada mail, preguntando por detalles, había una respuesta casi automática que decía “llamáme”. Cuando resolvió avanzar con la transacción, el farsante digital le pidió una seña de 25 mil pesos para hacer el pedido, y convinieron pagar el resto después. La mujer hizo el depósito en una cuenta bancaria y le mandó por correo electrónico el comprobante. Hubo un silencio durante algunos días, en los que la compra no llegaba, y tal vez allí hubiera terminado la trampa: pero la compradora se desesperó y depositó el resto, confiando en que se destrabaría el asunto. Un mes después, cuando era evidente la estafa, buscó un abogado –Oscar Romero- y lo denunció.

“Hicimos un seguimiento  informático y el titular de la cuenta era un tal Rogelio Núñez y vivía en Mar del Plata”, informó Mazzucco. La explicación del titular fue simple: una persona le había entregado 1.000 pesos para que le preste su cuenta para una transacción. “Eso también es muy raro”, dice el fiscal, y advierte que Núñez sigue siendo un sospechoso. Pero no sabe aún si tiene en la mira a uno o dos: es que Núñez, el titular de la cuenta, y Pérez, el hombre que negociaba telefónicamente con la víctima, podrían ser identidades disociadas del mismo simulador para confundir. La cuenta está congelada por una medida cautelar contra la cuenta del Banco Nación, y hay pendiente una pericia de sistemas de la Corte de Justicia a través del sistema UFET para completar la información de mails y teléfonos del farsante. En cualquier caso, después de la feria Núñez podría tener problemas.

Mazzucco ya había investigado un caso de estafa informática: en una gran concesionaria de motos de San Fernando, un hacker había entrado en la cuenta de e-mail, luego en la de Home Banking, y transferido unos 70.000 pesos a una cuenta de Buenos Aires. “Para las justicias provinciales delitos como estos son más complejos, porque depende del lugar de residencia de quien los comete, la colaboración que recibimos. Para los jueces federales es más fácil”, explica el fiscal.

La pena que podría caberle a Nuñez, o a quien sea el estafador, es la que prevé para la estafa el Código Penal: un máximo de seis años y un mínimo excarcelable. “Debería cometer 50 o 60 estafas para achacarle estfas continuadas y que quedara detenido”, explica el funcionario judicial. “Hay un vacío legal de esta modalidad”, concluyo Mazzucco.

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