En 2012 mató a su concubina. Anoche, el hombre de 35 años fue condenado a prisión perpetua por el crimen. Durante el juicio dijo a los jueces que no recordaba nada de aquella tarde.
El 11 de abril de 2012 Armando Martín llevaba tres meses de convivencia con María Medina en la misma casa de San Miguel de Tucumán donde la mató. Anoche, el hombre de 35 años fue condenado a prisión perpetua por el crimen. Durante el juicio Martín prefirió no hablar, pero ayer, antes de conocer el veredicto dijo a los jueces de Sala I de la Cámara Penal que no recordaba nada de aquella tarde. Su defensor ya había usado ese argumento para pedir una pena mínima ( 5 años de prisión). Los fundamentos que lo condenaron a cumplir por lo menos 35 años de cárcel se conocerán el 26 de junio.
La última jornada del juicio por su asesinato comenzó poco después de las cuatro de la tarde con los alegatos de las partes. Tanto el fiscal Carlos Sale, a cargo de la acusación, como Mayer en representación de Rut Tomatis, habían pedido la pena máxima para Martín.
En la audiencia, Rut estuvo acompañada por las integrantes de CLADEM y de otras organizaciones de mujeres. Los jueces Pedro Roldán Vázquez, María Elisa Molina y Juana Juárez de Sala I de la Cámara Penal habían escuchado su testimonio al principio del juicio. Fue una de las primeras testigos y recordó que la tarde en la que murió su hija, una mujer la llamó y le advirtió del peligro. Rut subió a un taxi y pidió que la llevaran rápidamente adonde María vivía con Martín. Pero cuando llegó, él no la dejó pasar. Le dijo que un cortocircuito había provocado un incendio. María se abrió pasó y cuando entró, encontró a su hija calcinada.
Un informe de la Dirección General de Bomberos confirmó que el fuego se había iniciado y desarrollado en el cuerpo de María. Los forenses determinaron que murió por asfixia, después de una golpiza. Tenía las costillas y la mandíbula quebradas.
El abogado defensor Sebastián Herrera Prieto, por su parte, argumentó que Martín estaba bajo el efecto de tranquilizantes y que actuó bajo emoción violenta. Con esos argumentos pidió para su defendido una pena máxima de 8 años, por homicidio simple. “Prueben que mi cliente es manipulador y golpeador”, desafió al tribunal. Pero los jueces de la Sala I de la Cámara Penal consideraron que Martín atacó a María con “alevosía y ensañamiento”, y lo condenaron a prisión perpetua.
Desde que encontró el cuerpo calcinado de su hija en la casa de Martín, Rut decidió que iba a pedir justicia por su memoria. Le llevó tiempo reponerse pero se puso al frente del reclamo y con la asistencia de Carlos Mayer, se constituyó como querellante en la causa. Ayer, después de escuchar la condena lamentó la ausencia de su hija: “no me la van a devolver”, dijo al salir. “María, mi amor, acá estoy para vos, ahora voy a hacer un libro con tus poesías”.