El "Indio Blanco", como lo conocen en Rosario, quedó libre este mediodía. Está procesado por “facilitación de la prostitución” y puede ser investigado por trata de personas. Regenteaba el cabaret "La Rosa Sexy Bar" y un hotel alojamiento.
Juan Cabrera nació y se crio en un prostíbulo de Rosario. De grande puso un cabaret que llamó “La Rosa Sexy Bar”, en esa misma ciudad. Es conocido como el “Indio Blanco”, para diferenciarlo de otro Indio, el “Indio Negro”, que también gestiona “un boliche”. Eso declaró Cabrera, de 52 años, en la indagatoria ante la jueza Alejandra Rodenas, que el viernes pasado lo procesó por “explotación económica y facilitamiento de la prostitución”. Estaba detenido desde el 25 de mayo, pero hoy al mediodía quedó en libertad por un “pedido de sustitución de prisión” que había hecho su abogado. La jueza remitió una copia del expediente a la justicia federal para que evalúe si hubo delito de trata de personas.
Las investigaciones en el cabaret de Callao 123 bis empezaron hace unos meses. En un operativo, efectivos de la Dirección Especial de Prevención y Sanción del Delito de Trata de Personas de Santa Fe entraron al local simulando ser clientes. Se ingresa pagando una entrada y una vez adentro, las “alternadoras” ofrecen tragos y servicios sexuales. Al lado de La Rosa hay un hotel que también gestiona Juan Cabrera. Está inscripto a nombre de su ex mujer. “El hotel es sólo para las parejas que salen de La Rosa”, les respondió la recepcionista a dos agentes encubiertos que simularon ser una pareja de amantes.
A partir de esa información, sumado a las actas de allanamiento, videos de las cámaras de seguridad y testimonios, hace 17 días la jueza de Instrucción N° 2 Alejandra Rodenas detuvo a Cabrera y clausuró el local. El viernes a última hora dictó el procesamiento y embargo de sus bienes. Consideró que Cabrera facilitaba y participaba económicamente de la prostitución de las mujeres que allí trabajan. Según se desprendió de los testimonios, la ganancia se dividía mitad y mitad entre el Indio Blanco y las “alternadoras”, que al final de la jornada pasaba a retirar su parte.
La jueza dijo a los medios que encontraron una “homogeneidad en las declaraciones de las víctimas y testigos”. Dio a conocer que cuentan con un informe técnico de la Dirección Informática de la Provincia, de la Unidad Regional II, que dice que existía una unidad de monitoreo a través de cámaras que compartía imágenes del cabaret y del hospedaje. El material deberá ser peritado para saber qué contenía.
En la declaración indagatoria, Cabrera negó todos los cargos y se definió como “un laburante”. Aseguró que “en Rosario no hay trata”, y se defendió diciendo que él sólo cobra el alquiler de las piezas. Agregó que treinta familias dependen de su negocio, que “las chicas” lo quieren y que él las defiende “a muerte”. “Al hotel lo administro porque me es conveniente y porque está dentro del rubro, si pudiese fabricaría preservativos o consoladores o ropa erótica”, argumentó.
El Indio Blanco también aclaró que su local había atravesado inspecciones municipales y contaba con habilitación. Tenía un agente de la Dirección de Tránsito propio, seguridad y un servicio médico de urgencias.
Hoy por la mañana, la jueza firmó la resolución que le concede a Cabrera la libertad controlada, en los términos de la legislación procesal de Santa Fe. El acusado llegó a los Tribunales pasado el mediodía para notificarse de la medida. Paul Krupnick, el abogado de Cabrera, había pedido esta concesión, que tiene requisitos específicos pagar una fianza, presentar un fiador personal, no salir de la ciudad sin autorización judicial y concurrir voluntariamente cada quince días a los Tribunales.
Por el momento, Cabrera es el único imputado, aunque la jueza aseguró que citará a declarar a dos mujeres encargadas y a otros dos hombres. Por su parte, la Justicia federal deberá definir si corresponde iniciar una investigación por trata de personas.