Es el principal sospechoso de haber matado a su ex pareja. Se había fugado de un hospital psiquiátrico y estaba escondido en un templo evangélico. Su madre le pidió por un diario local que se entregara. Lo hizo ayer.
Juan Ramón Páez se entregó ayer en la localidad de La Banda, Santiago del Estero, rodeado por 30 policías. Es el principal sospechoso del asesinato de su ex pareja, Patricia González. Páez se había fugado el 31 de abril del hospital psiquiátrico Diego Alcorta, donde se había intentado suicidar dos veces. Estaba procesado por otro homicidio, en febrero de este año. Estuvo prófugo tres días refugiado en un templo evangélico.
"Por favor entregate. Presentate en la Policía. Tus hermanos están amenazados de muerte. No puedo salir de mi casa porque tengo miedo a que nos maten. Por favor, Juan Ramón, entregate, porque no nos dejan vivir. Tengo miedo de que si la Policía te encuentra, te mate". Con estas palabras, su mamá, Rosa Arrieta, le pidió a Paéz a través del Nuevo Diario que fuera a la policía.
Patricia González tenía un corte en el cuello cuando fue encontrada por un vecino en el patio de una casa abandonada. No había sangre cerca del cuerpo. Le faltaban las zapatillas. La noche anterior había salido del trabajo y se encontró con alguien. No dijo a nadie con quién y nunca volvió a su casa. Tenía 29 años. La madre hizo la denuncia de inmediato. La falta de signos de defensa en el cuerpo de Patricia puso a la policía sobre el rastro de alguien de su entorno. Fue entonces cuando Páez se convirtió en el principal sospechoso.
Según le informó la fiscal Marta Ovejero a Infojus Noticias, el pastor del templo habría aconsejado a Páez que se entregara a la Justicia y, de hecho, fue él quien lo puso en contacto con el abogado Carlos Guzmán, quien llamó a la fiscalía. El abogado ofreció información sobre dónde se encontraba Páez. Dijo que el sospechoso estaba dispuesto a entregarse con ciertas garantías. La fiscal Marta Ovejero llegó hasta el barrio Rivadavia acompañada con un policía que se vistió de traje para que Páez no sospechara. Cuando se asomó a la vereda, muchos policías cayeron sobre él. No opuso resistencia.
Yo maté por ti
Una prima de la víctima declaró que Páez había estado frente a casa de la víctima. La mujer contó que se conocieron en el 2010, cuando ambos trabajaban en una verdulería de Necochea. Además contó que la historia tenía antecedentes de violencia: “De entrada la golpeó. Ella alguna vez lo amó, pero pronto se dio cuenta que era malo. Sé que se drogaba, pero nunca delante de ella” aunque desde la fiscalía afirman que no consta ninguna denuncia de la víctima contra Páez por maltrato. La prima afirmó que “él hacía lo que quería. Dos semanas atrás vino a casa de ella. No había nadie. Entró y se robó fotos”. La mujer dijo que Patricia, cuando se enteró de que Páez había cometido un asesinato, lo echó.
Mucha gente acompañó su entierro en el cementerio La Misericordia. Entre llantos se escuchó el pedido de justicia de los familiares. Su cuerpo permanece en el depósito hasta que la Justicia determine que se pueden exhumar los restos. De ahí la caravana se trasladó hasta la comisaría.
Se supo que Páez estuvo el jueves y el viernes en la casa de un familiar. Que volvió a esa casa el viernes a medianoche. Se bañó y se acostó a dormir. El sábado – día que encontraron el cuerpo- hizo un asado. A la tarde salió y ya no volvió.
“Por defender tu honor te perdí. Jamás iba a permitir que ofendan a mi tesoro. Yo maté por ti y ahora me estoy muriendo por ti. No te olvides de esto, porque no lo soportaré.”
Las palabras están escritas en un cuaderno al que accedió el diario El Liberal. Lo firma Páez y están dirigidas a “Pato”. La familia de Patricia entregó el cuaderno a la policía. Se presume que lo escribió estando detenido, entre febrero y mayo.
El asesinato de José Argañarás, compañero de alquilinato de Páez, fue el 11 de febrero. Páez lo habría golpeado hasta matarlo. Según se lee en el cuaderno: “caí en la trampa. Ese viejo (Argañarás) esa noche se atrevió a hablar mal de ti. Dijo que te había c… Que esa noche que llevé a mi hermano a Santiago, él te había encontrado en la calle. Y te habló mal de mí. Y que por eso me dejaste”. El texto dice, más adelante, “Luego lloré y ciego por no tener otra opción, hice lo que no quería hacer”. La fiscal Ovejero confirmó que ese crimen podría explicarse por los “agravios” de Argarañás a Patricia.