Un salteño de 24 años de una zona rural fronteriza con Bolivia vivió mucho tiempo acomplejado por su nombre: César Naopoleón Poloco. Desde que era chico era víctima de burlas de sus compañeros y maestros y por eso pidió a la Justicia que se lo dejara cambiar por Giovani. No lo había hecho antes por carecer de medios económicos para acercarse al juzgado.
La Justicia de Salta hizo lugar al pedido de un joven de 24 años que se sentía avergonzado con el segundo nombre que le pusieron sus padres al nacer. Desde pequeño sufrió burlas por llamarse Napoleón y fue a la Justicia para poder cambiárselo.
Cesar Napoleón Peloc nació en 1991 en Santa Victoria Oeste, en Salta, un pueblo ubicado a más de 500 kilómetros de la Capital salteña. Un pueblo rural casi en el límite con Bolivia donde se vive del pastoreo de animales y donde Cesar, según sus palabras, de niño “vivió acomplejado” por su segundo nombre.
Napoleón no fue el mejor nombre para su infancia, César “siempre fue objeto de burlas de sus compañeros de la infancia, lo que le llevó a ocultarlo”, se explica en el expediente donde se aclara que hasta sus profesores se le reían. Esto fue corroborado por los amigo del joven. Pero él estaba decidido: quería sacarse ese nombre y cambiárselo al de Giovani. Cuestiones económicas hicieron que sólo hasta ahora, ya con 24 años, pudiera presentarse en la Justicia civil provincial para poder pedirlo. Hasta la asistente social consultada en la causa explicó que Cesar tiene “perseverancia y cierta obstinación de concretar el anhelo de quitarse ese nombre”.
“Napoleón es un nombre de indudable connotación histórica, refiere a un estadista francés del siglo 18, famoso por sus batallas, que entre sus méritos más destacables en la actualidad puede señalarse el haber inspirado la codificación de nuestro Código Civil. Para los ciudadanos franceses puede significar un honor el llevar ese nombre. Pero para alguno de nosotros, no”, explica el juez de primera instancia de Personas y Familia 6, Daniel Canavoso.
Canavoso hizo lugar al pedido de Cesar y aceptó el cambio de nombre también. Para el magistrado, además de que los padres del joven estaban de acuerdo, incluyó que César sea de Santa Victoria Oeste, un lugar “con su propia idiosincrasia, con la sencillez propia de la vida rural, de pastoreo y si bien sus padres habrían querido homenajear a su hijo con dicho nombre, trasladado a nuestro ámbito, no se descarta que el mismo pueda ser objeto de burlas y de discriminación”.
“Por eso nos referíamos a la identidad en su faz estática y dinámica y no debe analizarse esta acción desde nuestras propias creencias sino desde la perspectiva de quien lo vive día a día, de sus padecimientos, de su vergüenza”, explica el juez que ordenó suprimir el nombre Napoleón del documento del joven y cambiárselo por el de Giovani.
GA/AF