César Frillocchi fue agente del Batallón 601. Su misión era infiltrarse para marcar “blancos”. La casa de altos estudios lo mantiene como empleado, pese a los reclamos y marchas en su contra. Un grupo de egresados exige que sus títulos sean emitidos nuevamente, pero sin la firma de Frillocchi, que se desempeñó como Jefe de la Dirección de Diplomas.
Esta mañana, frente al rectorado de la Universidad Nacional del Litoral, representantes de distintas organizaciones volvieron a reclamar que la casa de altos estudios despida a César Luis Frillocchi, ex Personal Civil de Inteligencia del Batallón 601, un organismo clave en la estructura de la represión ilegal. Allí se desempeñó como “agente reunión”. Su misión era infiltrarse entre los estudiantes para marcarle los “blancos” a la dictadura.
En 2010, el abogado Horacio Coutaz, querellante en los juicios por el terrorismo de Estado en Santa Fe (hoy Secretario de Derechos Humanos de la Provincia) le solicitó a la Universidad que explique cuál había sido la tarea de Frillochi, “que no sólo era agente secreto, sino que su labor en inteligencia estaba dentro del campo estudiantil, era efectiva de calle y riesgosa”.
El 20 de marzo de 2014 el Foro contra la Impunidad y por la Justicia marchó hacia la UNL y pidió formalmente el despido de Frillocchi, junto a otras organizaciones estudiantiles y sindicatos, como el Movimiento Evita, Martín Fierro, Partido Obrero, H.I.J.O.S., ATE y SADOP. En esa ocasión los recibió el rector, Albor Cantard, quien se comprometió a tomar cartas en el asunto y habló de cuestiones administrativas que podían llevar “90 días”.
A más de un año de aquella movilización, Frillocchi sigue siendo empleado de la UNL. Por eso, las mismas organizaciones insistieron en su reclamo, que sigue siendo desoído por las autoridades políticas de la casa de altos estudios.
Empleado desde 1976
En las condenas que se llevaron adelante en el Juicio a las Juntas, el fallo destaca la importancia de la inteligencia en la represión. Allí puede leerse que los imputados “en su calidad de comandantes en Jefe de sus respectivas fuerzas ordenaron una manera de luchar contra la subversión terrorista”, que en primer lugar consistía en “capturar a los sospechosos de tener vínculos con la subversión, de acuerdo con los informes de inteligencia”.
Es precisamente en ese contexto que Frillocchi ingresa a la UNL, el 1 de abril de 1976, apenas una semana después del golpe, cuando el interventor militar, Coronel José Núñez, lo designó para que trabaje en la Sección Alumnado de la Facultad de Ingeniería Química. Desde ese lugar tenía libre acceso a los legajos de los estudiantes.
El año pasado, Infojus Noticias publicó un informe de inteligencia de agosto de 1970en el que hay una minuciosa descripción de las organizaciones estudiantiles y se menciona a 166 personas, de las cuales 24 fueron asesinadas en los años posteriores. Para Luis Larpín, quien estuvo preso durante la dictadura y tiene un largo recorrido en los organismos de derechos humanos, “la información de filiación y compromiso político es muy precisa” en un ámbito en particular: el Ateneo Universitario de la Facultad de Ingeniería Química. Eso permite suponer que quien recabó la información que luego pasó a manos de los organismos de inteligencia pudo haberse infiltrado en la FIQ.
“Si una persona armó todo ese informe en 1970 ¿qué informes habrá armado Frillocchi entre 1971 y 1983 si se dedicaba a espiar la militancia universitaria”, se pregunta Larpín.
Frillocchi fue un “estudiante crónico” de la Facultad de Ingeniería Química: estuvo entre 1971 y 1982 y no pudo completar el ciclo básico de la carrera. Se infiltró en la Juventud Universitaria Peronista. Un mes después de su ingreso como empleado de Alumnado, la Universidad decidió la expulsión de 30 alumnos de esa agrupación: seis continúan desaparecidos, mientras que muchos otros de esa lista pasaron años en centros clandestinos y cárceles.
También se infiltró en Intransigencia y Movilización Peronista, que tenía como uno de sus referentes a Andrés Framini. "Por su habilidad, llegó rápidamente a ocupar un lugar en la mesa del movimiento", recordó Froilán Aguirre, militante de esa agrupación.
Allí militaba Osvaldo Cambiaso, que fue secuestrado junto a Eduardo Pereira Rossi el 14 de agosto de 1983. Un día antes Cambiaso estuvo en un acto en Santa Fe, del que participó Framini. Allí también estuvo Frillocchi, que desde hacía siete años reportaba al Batallón 601. "Cambiaso venía cada quince días a la ciudad. Frillocchi, por el lugar que ocupaba en la mesa, conocía todos nuestros movimientos", agregó Aguirre.
Cambiasso y Pereira Rossi fueron secuestrados en el bar Mágnun de Rosario, en pleno centro de la ciudad. En los días posteriores, sus cuerpos sin vida aparecieron en las cercanías de la ciudad de Zárate, Buenos Aires, donde luego de ser sometidos a sesiones de golpes y picana eléctrica, fueron ejecutados.
“No queremos su firma en nuestro diploma”
Un grupo de graduados de la Facultad de Ingeniería Química empezó a juntar firmas para exigirle a la UNL que vuelva a emitir sus títulos, ya que consideran “inadmisible” que estén firmados por Frillocchi, que estuvo al frente del área de Diplomas y Legalizaciones, el cargo más alto en el escalafón no docente.
“Resultado de ello es que, en los hogares que habitamos con nuestras familias o en la pared de nuestros lugares de trabajo donde atendemos al público todos los días estamos exhibiendo el nombre y autógrafo de un genocida que tuvo una participación activa en la última y más sangrienta dictadura militar como Personal Civil de Inteligencia”, agregaron.
Por eso exigen que “nuestros títulos vuelvan a ser emitidos inmediatamente y sin la firma de Cesar Luis Frillocchi” y que “esta nueva emisión sea realizada sin costo alguno para el egresado”.
Otro 601, pero como docente
José Carlos Luján Farías es docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral. Pero en la década del 70’ utilizaba otro nombre: Julio Cesar Luis Fuentes. La letra inicial de cada uno de los nombres coincide con la de su identidad real, tal como ocurría con los agentes del Batallón 601, al que Farías respondió durante la dictadura.
Fue nombrado el 1 de enero de 1979, en el Destacamento de Inteligencia 122, por el General de Brigada Alberto Alfredo Valin, Jefe II de Inteligencia. En su legajo se destaca su condición de “empleado inteligente y subordinado”, con un promedio general de diez.
Luego, en su carrera docente, fue tutor de maestrandos en la Maestría de Administración Pública, representante de la Facultad en Congresos Nacionales, profesor responsable de la cátedra Aplicación de Sistemas Informáticos, profesor adjunto del Seminario de explotación de aplicaciones computarizadas, entre otros roles docentes. Hoy el Foro contra la Impunidad y por la Justicia pidió su separación del cargo docente, por su pasado como espía de la dictadura.
Un 601 en la Universidad Católica
Desde 2007 trabaja en la Universidad Católica de Santa Fe el ex militar Oscar Alfredo Silvani, que también integró el Batallón 601. Egresó de la Escuela de las Américas en 1971 y está siendo investigado por crímenes de lesa humanidad en Tucumán. Su nombre también aparece vinculado, en documentos del propio Ejército, en el operativo del 23 de diciembre de 1975, en la localidad bonaerense de Monte Chingolo.
Silvani está casado con Mónica Torres del Sel, hermana del actual candidato a gobernador de Santa Fe por el PRO, Miguel Torres del Sel. Más allá de su lazo familiar, su amistad con el ex humorista lo llevó a estar al frente de uno de los emprendimientos comerciales que el ex integrante de Midachi llevó adelante durante la década del 90’, el pub Ramón Antigua. Desde que Miguel se lanzó a la política, es uno de sus asesores en seguridad, formando parte de los “equipos técnicos” a los que suele hacer referencia el líder del PRO santafesino.
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