En las escuchas de la megacausa contra seis bandas de proxenetas de la Ciudad de Buenos Aires figura un diálogo entre unos de los principales acusados y la entonces legisladora del PRO Lidia Saya. Se trata del hombre que amenazaba con quemar con ácido a las mujeres que querían escapar de su red.
La investigación a seis bandas de proxenetas que actuaban en distintos departamentos “privados” de la Ciudad comenzó con una denuncia de una recepcionista arrepentida en enero del año pasado y explotó en octubre con un megaoperativo. A partir de escuchas telefónicas los investigadores lograron armar el mapa de una red para la explotación sexual que se comunicaba entre sí para delimitar territorios, contactar a los locales donde se imprimían los volantes y sobrevivir en el negocio ilegal. Las escuchas hablan de “pases”, “volanteros”, “privados” y avisos en los diarios para captar a las mujeres explotadas. Pero también mencionan la connivencia policial y la vinculación de uno de los integrantes de la banda con una funcionaria del PRO.
Lidia Saya, actual defensora adjunta de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aparece en las escuchas que se hicieron en el teléfono de Carlos Daniel Morales Comini, líder de una de las bandas, investigado por el delito de trata de personas para la explotación sexual. Saya realizó el llamado desde su despacho en la legislatura porteña, donde representó al PRO durante ocho años.
Según el procesamiento, publicado en noviembre del año pasado, la funcionaria se contactó con Morales Comini de parte de Gabriela Michetti, actual senadora del partido del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri.
“Yo soy legisladora de la Ciudad. Trabajo con ella en el PRO y me dio su nota para que lo convoque para charlas, para ver cómo lo podemos sumar a los equipos de campaña que arrancan ahora”, dice Saya en el audio. Morales Comini se muestra contento e interesado durante toda la charla. La conversación telefónica fue el 30 de agosto de 2013. Saya le propone ir a la legislatura a una reunión que queda pautada para el 2 de septiembre, en plena campaña electoral.
Al inicio del diálogo telefónico el hombre, conocido bajo el alias de “Kali” y “Coco”, menciona al Club All Boys de Saavedra. El mismo lugar donde, un mes antes del llamado, Michetti lanzó su campaña para senadora.
La causa tramita en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal 4, a cargo de Ariel Lijo. La semana pasada Saya se presentó, de manera espontánea, en esta sede judicial con un escrito donde explica los motivos de ese contacto y asegura desconocer la actividad a la que se dedicaba Morales Comini. Según la nota, la defensora adjunta del pueblo explica que él había enviado una carta para participar del PRO. Ella, como encargada de responder a esas demandas, lo llamó.
“No queda descartado que el hombre haya hecho aportes para la campaña del PRO o cómo se sumó a los equipos de campaña que se mencionan en la escucha. Es una línea para investigar”, dijo a Infojus Noticias una fuente judicial cercana al juzgado.
El apellido Morales Comini no aparece en el informe financiero de la campaña. Saya si figura dentro del listado de aportantes a la campaña.
En la conversación con la ex legisladora del PRO, “Kali” dice que “maneja sus tiempos” y trabaja en microcentro, que allí tiene su “oficina”, un eufemismo para hablar de los dos privados que regenteaba junto a su pareja, María Adelaida Caroso. Uno de ellos funcionaba en la calle Esmeralda 770, 2° F y C, y otro en Santa Fe 1714, 6° 606. El 26 de octubre allí se encontraron dos mujeres en el primero y otra en el segundo. Pero, según se desprende de la causa, manejaba más prostíbulos.
El 26 de octubre, cuando se allanó más de una treintena de “privados”, las fuerzas de seguridad tenían una lista con distintos pedidos de detención: uno de ellos era el de Morales Comini. Desde ese día estuvo prófugo de la Justicia desde hasta el 5 de diciembre de 2013 cuando la Sala I de la Cámara Federal le concedió la eximición de prisión.
No es la primera vez que se lo acusa de explotación sexual. Según investigaciones preliminares de la Procuraduría para el Combate de la Trata y Explotación de Personas (Protex), que se mencionan en la causa de Lijo, el domicilio de la calle Esmeralda registra más de 20 antecedentes de investigaciones relacionadas con la explotación de la prostitución ajena. “Kali” y su mujer están procesados por otra causa, radicada en el Juzgado Correccional n°12, Secretaria n°77 desde 2010, por violación a la ley de profilaxis, la legislación que impide la existencia de prostíbulos.
“Kali” tenía su domicilio fiscal fijado en uno de los departamentos que funcionaban como prostíbulo. Había declarado ejercer actividades de “Peluquería y otros tratamientos de belleza”. Cuando prestó declaración indagatoria ante el juzgado de Lijo dijo que era fotógrafo y diseñador. El hombre nació en Uruguay pero se nacionalizó argentino. Hoy reside en el barrio de Villa Devoto.
Cómo funcionaba la banda
La banda liderada por Morales Comini y su mujer tenía un circuito aceitado para la explotación. Comenzaba con la captación de las víctimas a través de avisos clasificados en los diarios. En el procesamiento se menciona un aviso publicado en Clarín solicitando “señorita con buena presencia”. El arancel por “pase” era de 200 pesos. Las víctimas obtenían la mitad de ese dinero. En algunos casos su ganancia era menor. Se las castigaba por trabajar menos. Según los datos de la causa, la recaudación era de $ 5.000 por día por domicilio.
“Kali” era uno de los proxenetas más violentos con las víctimas. En las escuchas se oye una conversación entre él y otro hombre en el que discuten sobre una de las mujeres explotadas que decía que no iba a trabajar más. Comini la amenazó.
—¿Cómo es eso que me vas a meter una denuncia?
—No, no, no quise decir eso.
—¿Denuncia? Te voy a tirar ácido en la cara y no vas a laburar más en ningún lado. Y ahí sí me vas a denunciar. ¿Ustedes piensan que es una joda esto? ¿Que están jodiendo? No te aguanto más.
De las escuchas se desprende, también, que la banda operaba con la venia de efectivos a los que les pagan coimas. En una de las conversaciones interceptadas por el juzgado de Lijo, Comini habla con su mujer sobre la dueña de otros privados que no quiere pagar .000 a un supuesto policía de nombre “Hugo” que los advertía de los allanamientos.
Según la causa 382/13 las víctimas de Morales Comini eran “literalmente esclavas de sus explotadores”. Las mujeres encontradas en los departamentos eran vigiladas y controladas por medio de cámaras de seguridad. “Esta banda controlaba los horarios de las mujeres, estipulaba turnos y les realizaba descuentos superiores a los pautados como castigo en caso de llegar tarde”, dice el expediente judicial.
La escucha
—Hola.
—Hola. Sí, ¿quién habla?
—Hola. ¿Con el señor Morales?
—Sí, ¿quién habla?
—Sí. Mi nombre es Lydia Saya. La señora Gabriela Michetti me dio su teléfono por una nota que usted le mandó a ella hace ya como un mes. Me parece.
—Sí. Del Club Saavedra. All Boys Saavedra.
—Yo soy legisladora de la Ciudad. Trabajo con ella en el PRO y me dio su nota para que lo convoque para charlas, para ver cómo lo podemos sumar a los equipos de campaña que arrancan ahora.
—Buenísimo. Me pone muy contento.
— ¿En qué barrio estás trabajando vos?
—Yo estoy en Villa Devoto. Vivo en Villa Devoto. Trabajo en zona.
—Ah genial. Nosotros ahí en zona. No exactamente en Villa Devoto pero en Villa del Parque tenemos un local de gente que está directamente vinculada con Gaby. No se si anduviste por ahí. No tengo acá la dirección exacta. Después hacemos un contacto. ¿Querés que organicemos algún día te viene bien venirte para el centro para la legislatura?
—Yo estoy todos los días porque tengo una oficina y manejo los tiempos. Así que me encantaría cuanto antes.
—Ah genial. Yo estoy acá en la legislatura que es en la…Irigoyen y Perú. Esto es la legislatura de la Ciudad.
—Sí, sí, la legislatura, perfecto. Sí.
—Esperame que agarro la agenda y vemos qué día podemos organizarnos.
—La semana que viene es la semana del 2. ¿A vos el lunes por la tarde?
—Sí, no hay inconveniente en horarios.
— ¿No tenés problema?
—No, no para nada.
— ¿Y tipo tres?
— Tres de la tarde.
—Sí.
—¿Qué día?
—El lunes.
—El lunes. Tres de la tarde.
— ¿Te queda bien? Porque el martes también puede ser a la misma hora.
—Está bien. El lunes a las tres. No hay inconveniente.
—Esto es Irigoyen que es la legislatura, Perú 160. Mi oficina es tercer piso 321. Lidia Saya ese es mi nombre.
—Lidia Saya ese es mi nombre.
—Lidia Saya.
—En la entrada decís que venís a verme y mi asistente autoriza al de seguridad para que pases.
—Perfecto señora Lidia. Gracias por el llamado y el lunes a las tres de la tarde estoy ahí.