En el barrio Fisherton, una boa constrictora escapó de la casa de su dueña y terminó en el borde de la pileta de unos vecinos. Pocos minutos después, apareció muerta de un balazo. La dueña de la serpiente, que la crió durante ocho años, lo denunció en la policía por "uso indiscriminado de arma de fuego".
Ocurrió el último viernes, a la madrugada, en Rosario. En el barrio Fisherton, una boa constrictora escapó de la casa de su dueña y terminó en el borde de la pileta de unos vecinos. Pocos minutos después, la serpiente apareció muerta de un balazo. Ese fue el origen de un verdadero “culebrón” entre vecinos, que involucra a la policía, a un organismo de control de animales y hasta la intendenta de Rosario.
Carla Ghezzi, la dueña de la boa, le dijo a Infojus Noticias que fue un vecino –de quien no quiso revelar la identidad- quien ejecutó a su animal. “A la boa la tenía hace 8 años, la crié tomando todos los cuidados. Todo el vecindario, incluso el hombre que la mató, estaban al tanto de eso. Nunca hubo un conflicto”, dijo y explicó que la serpiente le fue donada por una persona que trabajó en una exposición del zoológico itinerante “Animal Planet” en Rosario. Como la iban a sacrificar ya que no tenían dónde criarla, Carla se ofreció para llevársela a su casa. “Mi idea era tenerla un tiempo en casa y después donarla a una reserva. Pero me encariñé y mis hijos también. La alimenté, le di espacio, la respeté. La boa no es peligrosa ni venenosa. Un chihuahua enojado es más temerario”, explicó. Carla es profesora de Ciencias Natrales, es divorciada y tiene tres hijos: Alfonsina, de 13; Nazareno, de 10; y Cassandra, de 8. Alimentaban a su boa con codornices.
Todo sucedió de repente. Nilda, vecina de Carla, quiso apagar las luces de su patio cuando vio a la boa de 1.80 de largo. Como su marido no estaba en su casa, llamó al 911 pero nadie la atendió. Luego se comunicó con el Control de Vectores municipal, que le prometieron una pronta solución. Hasta la intendenta Mónica Fein habría pedido solucionar el conflicto después de escuchar a Nilda por la radio. Sin embargo, Manuel, su marido, apareció antes de tiempo en su casa y se encontró con la serpiente. En pocos minutos, la remató de un disparo.
Según lo que reveló una radio local, Manuel habría retado a su mujer. “Primero me dio bronca: qué va a estar llamando a la radio por una lagartija o por una culebra”, se quejó. El hombre pensó que se trataba de una yarará. “La quería agarrar, pero estaba en un lugar incómodo”, relató Manuel a la radio y explicó que “está acostumbrado a cazar”. Carla Ghezzi denunció a Manuel por “uso indiscriminado de arma de fuego” en la Subcomisaría 22 de Rosario. "No sabían qué tipo de delito poner en la denuncia y me pareció que era lo más atinado", explicó y dijo que pidió saber si su vecino está autorizado para portar armas.
Quizás Manuel se haya asustado por una alerta provincial que circuló los últimos días por presencia de yararás en la zona a raíz de las altas temperaturas. Al respecto Mariana Maglianese, jefa del área de Control de Vectores, aclaró: “No es que haya más víboras sino que, debido a las altas temperaturas, se mueven de sus lugares hacia ambientes más frescos y es por eso que podemos tener un mayor contacto con ellas”.
Pero la boa, bautizada como “Ella”, no tenía que ver con ninguna yarará. “En nuestro barrio no tenemos agua, ni recolección de residuos. Y me enteré que la intendenta pidió en persona solucionar el tema. Mis hijos están destruidos como yo, pero creo que hay conflictos más graves en la provincia”, dijo a Infojus Noticias. La boa vivía en el fondo de su casa, en una pecera. Durante el día, se paseaba libremente por el comedor. Jugaba con sus hijos. “Acá no hay ningún conflicto entre vecinos. Tuve a “Ella” hace 8 años y me tomé el trabajo de juntarme con todos los vecinos, hacer una reunión especial y les pedí expresamente que si se me llegaba a escapar, no le hicieran nada y me llamaran enseguida. En esa reunión estaba Nilda, con la que tengo una buena relación, pero a su marido lo veía poco y por intermedio de otros vecinos sabía que se trataba de un hombre violento”, precisó.
“Este hombre –continuó Carla- no sólo me mató a mi víbora sino que también sacrificó a otros gatos y juega al tiro al blanco con los pajaritos. Se jactó de matar a la boa como si hubiera cazado un dinosaurio. Representa un peligro para el barrio y tengo miedo porque ante cualquier conflicto puede volver a sacar el arma. Y después de lo de “Ella”, amenazó a mis hijas diciéndoles que les iba a partir un ladrillo por la cabeza”. Alfonsina, su hija mayor, escrachó a Manuel por las redes sociales, quien se hizo cargo de matar el animal por defensa legítima, que entregó el cuerpo de la boa a Control de Vectores y negó las otras acusaciones. Sin embargo, Carla está convenciendo a sus vecinos para sumarlos en una denuncia comunitaria contra él por reiterados hechos de violencia.
Por último, Carla aclaró que la boa no es una especie exótica. “Es un animal autóctono y no representa ningún peligro. Jamás atacó a nadie y lo único que puede llegar a hacer es tirar una mordida. Nunca generó un problema a nadie. Tengo una iguana que vive suelta en el jardín de delante de mi casa y dos tortuguitas y todas son especies autóctonas. No se las compré a nadie, también me las regalaron. Me molesta que digan que ostento con animales raros, pero salvo en mi fuero personal, no alardeo en ningún otro lugar. Tengo más inconveniente con los gatos que andan por los techos y con los perros que andan por mi vereda y que pueden morder a mis hijos”, dijo y aclaró que quiso volver a hablar con Nilda para que le entreguen el cuerpo de “Ella”, aunque su vecina, después de la muerte del reptil, estaría “recluida” en su casa.