Una adolescente de la familia Miguel se había ido con su novio, pero su familia lo denunció por privación ilegítima de la libertad. La policía los encontró y ella regresó al hogar. Sin embargo, no todo terminó allí. A la semana siguiente, las familias gitanas arreglaron una boda entre los jóvenes por 120 mil pesos.
El último sábado de noviembre llovía torrencialmente y los Miguel, una tradicional familia gitana de la ciudad bonaerense de Junín, estaban furiosos. Una hija de 14 años se había escapado con otro gitano, Brian, ocho años más grande. Esa mañana, los Miguel radicaron una denuncia en la DDI de Junín por privación ilegítima de la libertad. Acusaron al joven de llevársela violentamente, a punta de pistola. El lunes posterior, después de varios allanamientos y tareas de inteligencia, la Policía los encontró en Neuquén. Ella regresó con su familia y él quedó detenido en una comisaría local. A la semana siguiente, las familias gitanas arreglaron una boda entre los jóvenes por 120 mil pesos. Los Miguel intentaron levantar la denuncia pero para la Justicia, Brian sigue imputado y tendrá que declarar el martes en la fiscalía.
Los empleados judiciales tuvieron que hacer un esfuerzo para entender lo que contaban los gitanos. “Hablaban para dentro y a veces teníamos que preguntarle dos, tres veces”, recordó a Infojus Noticias el instructor judicial Matías Noberasco.
Los Miguel –tíos, abuelos, primos- llegaron a la sede judicial con sus ropas típicas, las mujeres con polleras largas y plisadas; blusas sueltas y pañuelos en la cabeza. La que se puso al frente de la denuncia fue la madre. “A nosotros nos decía algunas cosas y después conversaban entre ellos en flamenco”, agregó Noberasco.
La denuncia era grave: privación ilegítima de la libertad. El fiscal subrogante en la UFI 8, Sergio Terrón, desplegó de inmediato una batería de medidas. Policías de la Policía Bonaerense fueron hasta la casa de Braian, pero no estaba, tampoco en la casa de sus familiares más directos. Para ese entonces, él y la adolescente e estaban viajando por Pergamino.
“Siempre me pegaron por él”
Junín es una ciudad de cien mil habitantes y la comunidad gitana es de unas mil personas. La mayoría se conoce entre sí. Los cíngaros se distinguen entre los criollos y prefieren no mezclarse para continuar las tradiciones ancestrales.
Una de sus costumbres es que, cuando se enamoran, el varón tiene que ir a hablar con los padres de la chica para pedirle matrimonio. La mayoría de los gitanos se casan muy jóvenes. Las mujeres lo hacen alrededor de los 15 o 16 años y lo varones antes de cumplir los 20.
Los jóvenes se conocieron en una iglesia evangelista hace un año y medio. Cuando empezó la relación entre los jóvenes, hace un año y medio, los Miguel se opusieron con tenacidad. “La primera vez que mi papá me vio con Braian me dio una cachetada de revés y me rompió la nariz”, dijo la joven al diario LN Neuquén. “Me dio mucha vergüenza porque me lo hizo afuera, delante de la gente. Una vez me tiraron al piso y me arrastraron de los pelos. Siempre me pegaron por él”, agregó. Con tal de que su hija no continúe con Braian, los Miguel le ofrecieron su primogénita a otras dos familias gitanas pero esas negociaciones no prosperaron.
Alguien dio el dato que el joven cíngaro tenía familia en Neuquén. Los investigadores siguieron la pista y el lunes pasado una comisión de la DDI juninense junto a los padres de la chica viajaron a esa provincia.
Después de un primer allanamiento en Neuquén, una gitana amiga le avisó a Brian que la Policía los buscaba. Intentaron escapar pero finalmente, los encontraron. La chica regresó a Junín con su familia. El joven y su padre, que lo ayudó en la huida, fueron detenidos y están en una alcaidía local.
La cuestión judicial
La menor declaró a las pocas horas de su rescate. Llegó a la fiscalía vestida como una gitana adulta, con pollera larga y una blusa amplia, y con el pelo suelto, ondulado, casi hasta la cintura. “Todavía estamos tratando de determinar si se fue contra su voluntad. Se trabajó mucho para rescatar a la nena”, dijo una fuente judicial que pidió reserva. Los exámenes médicos le dieron bien, la chica no tenía lastimadura de ningún tipo y en la denuncia no hay contenido de referencia sexual.
Por una ley interprovincial, los detenidos serán trasladados a Junín el martes y declararán ante el fiscal Terrón ese mismo día.
Lo que parecía un caso cerrado se complejizó días atrás cuando la familia de la chica fue hasta la fiscalía a levantar la denuncia. Después de muchas discusiones, negociaciones y llanto de la chica, las familias acordaron una boda. Según la costumbre gitana, el varón paga un dote por su futura mujer. En esta historia, el precio asciende a los 120 mil pesos.
Para la Justicia, el expediente continúa. “Como se trató de una denuncia por privación ilegítima de la libertad no se puede cerrar la causa, por más que la parte denunciante así lo desee”, dijo Noberasco. Mientras se trata de determinar lo que sucedió aquel sábado lluvioso, las dos familias gitanas están organizando una gran boda, que está prevista para mediados de mes en la provincia de Neuquén.