Carolina Jacky lleva más de 37 años ejerciendo la abogacía en la provincia cuyana. En 2010, una sentencia judicial permitió rectificar su identidad en el DNI y autorizó la cirugía de reasignación de sexo. Ahora espera los resultados del concurso para saber si llega al cargo de jueza federal. Hay un solo caso en el mundo, en Estados Unidos.
En el estudio Jacky & Asociados la diversidad sexual no es un tabú ni una noticia. Cada cual vive su género a pleno y con el orgullo de trazar un precedente en cuanto a la inclusión no solo a nivel país sino mundial. Es que de ganar el concurso de puntos, Carolina Jacky se convertiría en la primera jueza federal con identidad trans de Latinoamérica y la segunda en el mundo, contando el antecedente de la jueza californiana Victoria Kolakowski. Desde su casa en la provincia de Mendoza, Jacky conversó con Infojus Noticias sobre su visión del sistema jurídico y el desarrollo abierto de su identidad.
Jacky se recibió en junio de 1976 en la Universidad Nacional del Litoral. Ejerce la profesión en forma independiente desde esa fecha, con estudio propio desde el inicio. En 1991, llegó a candidatearse a la gobernación de Mendoza por la Unión de Centro Democrático (UCD). Antes, mantuvo un estudio en sociedad con el dirigente radical Andrés Marín, durante una década.
A los 60 años, se siente tan joven como al principio, pero con el beneficio de la experiencia: “Soy de la generación de los Beatles, de los Rolling Stones y de La Balsa. Una generación con ideales de libertad, pero sin saber del todo cómo era esa libertad. Quien no conoce no aprecia. Y obviamente que en el ejercicio profesional los tiempos no fueron fáciles”.
-De aprobarse su postulación a jueza de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, se convertiría en la primera trans en ocupar ese cargo en la región ¿Qué posibilidades hay de que llegue al puesto?
-Antes de presentarme al concurso tuve muy en cuenta el hecho de que en el caso de acceder al cargo sería la primera en un cargo así, por lo menos hasta la fecha. Los tiempos que hoy vivimos en Argentina, las políticas de inclusión y reconocimiento de derechos, hacen suponer que mi condición no influiría en una designación. De todas maneras, espero poder obtener los mejores puntajes en los exámenes y evaluaciones.
-¿El Poder Judicial es inclusivo en cuanto al género?
-En mi caso no he visto ningún tipo de discriminación y, lo más importante, no la he sentido. Por otro lado, sé que en el foro mendocino se me respeta mucho profesionalmente y se me aprecia personalmente, y lo digo sin humildad porque esto habla bien de quienes me han respetado y respetan en todo momento. Por otro lado, en los años de ejercicio profesional siempre he visto que quien es diferente tiene problemas para acceder a todo, no solo a la justicia. Porque todos discriminamos de una u otra manera, y esto es algo sobre lo cual hay que trabajar y mucho.
-¿Cree que en la Argentina se atiende las demandas de la comunidad trans?
-Me parece que el Poder Judicial está alejado de la gente, y puedo afirmar que la gente lo siente alejado. Cuando las personas lo sienten como algo a lo que es difícil acceder, no se acercan. Y eso tiene que cambiar: es la Justicia la que tiene que acercarse a la gente. El Papa habla de sacerdotes con olor a oveja y, sin pretender parafrasearlo, diría que tenemos que tener jueces con olor a oveja.
-¿Y qué medidas cree que acercarían la Justicia a la gente?
-Una es la actitud del magistrado, que es un ejemplo para los demás funcionarios y empleados. Debemos saber que uno está ahí para brindar un servicio, el servicio de justicia y que quien nos paga para estar ahí son los ciudadanos y es a ellos a quien nos debemos. Hay que cumplir con el trabajo en forma eficiente, eficaz y oportuna, respetando el trabajo de los profesionales, atendiendo sus inquietudes y estando cerca. Otra es un cambio de actitud: la gente debe saber que ese edificio tan serio que está frente a ellos no está ahí para hacerle daño sino para resolver sus problemas y garantizar sus derechos. Hay que romper con ciertas estructuras.
-¿Cómo es la dinámica de trabajo en su estudio?
-En mi estudio trabaja Adriana Mascheroni Garzón, asistente y mano derecha en tareas importantes que, como yo, es transexual. También trabaja un procurador, que está casado por la ley de matrimonio igualitario, y un contador. Cada uno tiene su tarea y su especialidad, y el trato con clientes y colegas es normal, estando a mi cargo la representación del estudio en casos puntuales de alguna audiencia con magistrados, funcionarios del Poder Ejecutivo provincial o legisladores.
-¿La agenda de casos en el estudio está influenciada por el género?
-Llevo más de 37 años ejerciendo la profesión y en el año 2010 obtuve la sentencia que rectificó mis datos y autorizó mi cirugía de reasignación de sexo. Obviamente esto impactó en quienes me conocían. Pero no perdí clientes, muy por el contrario he ganado más y a mi actitud la ponderan como muestra de transparencia, coraje y sinceridad. Actualmente, trabajamos casos vinculados a violencia de género, trata, narcotráfico y lavado de dinero. Cuando aparezco en los diarios de Mendoza, soy la abogada Carolina Jacky, sin el adjetivo trans. Esto demuestra que acá el hecho de que sea trans ya no es noticia, sino que lo soy por los casos que llevo.
-¿Cómo fue el proceso de la reasignación de género?
-Fue una sorpresa para todos, algo inexplicable. Previo a hacer pública mi situación la hablé con familiares y amigos, explicando el porqué de la decisión. Ellos fueron mis apóstoles, los que me iban explicando y adelantando lo que sucedería. Algunos cambios los fueron viendo por el efecto del tratamiento hormonal, y en esa etapa corrían todo tipo de versiones. Así fue como al obtener mi sentencia y la rectificación de todos mis datos me presenté, con prudencia, con respeto y tratando de no herir a nadie. En esto colaboró mucho mi asistente en el estudio, que al estar en una situación similar a la mía, pero de la cual no se tenía su historia anterior, ayudó a entender mejor lo que me pasaba. Si a esto le sumamos que mi asistente es sobrina de Fernando Mascheroni, del cual muchos estudiamos Derecho Comercial, y también bisnieta y tataranieta de dos gobernadores cordobeses, el impacto se potenció.