María Andrea Esnaola, una auxiliar de portería de una escuela de esa pequeña localidad balnearia en el sur bonaerense, fue vista el miércoles por última vez. En las últimas horas un helicóptero se sumó a la búsqueda.
Gran parte de los vecinos rastrillan las playas y el bosque de Pehuen Co. Lo hacen guiados por los policías y bomberos que llegaron hasta esta pequeña localidad balnearia al sur de la provincia de Buenos Aires para buscar a María Andrea Esnaola, auxiliar de portería de la escuela local que desapareció el último miércoles. El domingo, cuatro días después, su marido se pegó un tiro en la sien y dejó una nota suicida, en la que explicaba que no soportaba su ausencia, pero sobrevivió y se recupera en una clínica de Bahía Blanca. “No descartamos ninguna hipótesis de lo que haya podido pasar con ella”, dijo a Infojus Noticias la fiscal de la causa, Leila Scavarda. En las últimas horas un helicóptero se sumó a la búsqueda de la mujer cuyo rastro se pierde en la playa del lugar.
El miércoles 14 María Andrea, de 47 años, fue a trabajar a la escuela Técnica 1 de Pehuen Co. Su horario terminaba a las 18 y su esposo, Gustavo Martínez Ipucha, pasó a buscarla como hacía siempre. Ella se había ido quince minutos antes, pero dejó allí su cartera con todas sus cosas y su celular. Él la buscó en los lugares cercanos y en la sala de primeros auxilios. Cuarenta y cinco minutos después denunció la desaparición en el destacamento policial de la localidad que roza los seiscientos habitantes.
“La causa está caratulada, de forma preliminar, como ‘desaparición de persona’, pero eso es hasta que se sepa qué pasó con ella. Barajamos todas las hipótesis: que se haya ido sola, suicidado, pero que aún no aparezca el cuerpo, o que haya sido un homicidio seguido de intento de suicidio. Todo. Es muy amplia la investigación”, resaltó Scavarda. “No podemos enfocarnos en una sola línea”, agregó la fiscal.
Una vecina de la zona declaró haber visto a María Andrea alrededor de las seis del miércoles yendo hacia la playa. Hasta ahí fueron los investigadores con los perros rastreadores, que siguen el rastro de la mujer hasta esa zona, pero no más allá de ahí. “El tema es que dos veces por día sube la marea y borra los demás rastros que puedan haber”, detalló la fiscal. La mujer también desmintió que Esnaola tomara medicación psiquiátrica, como trascendió. Explicó que solo consume un relajante estomacal.
Un disparo que no fue fatal
En esas playas anchas de médanos importantes, la buscaba su marido el domingo cuando se pegó un tiro en la sien. Cuando los investigadores se enteraron de eso comenzaron a inclinarse por la hipótesis del homicidio seguido de suicidio, pero cuando llegaron a la cabaña de la pareja encontraron la carta que el hombre había escrito y dejado sobre la cama matrimonial. “Decía que había perdido las esperanzas de encontrarla y que no soportaba su ausencia”, detalló Scavarda.
Martínez Ipucha se hirió con su arma, pero el tiro no fue mortal. Herido, fue a la casa de su madre y le dijo que se había caído del cuatriciclo. La mujer lo ayudó a lavarse la herida y lo llevó a la salita de primeros auxilios de la localidad. De ahí lo trasladaron en ambulancia al hospital de Punta Alta donde vieron que esa herida que el insistía que había sido producto de la caída del cuatriciclo era en realidad un balazo. Lo derivaron a la clínica Raúl Matera de Bahía Blanca, donde ya salió de coma. Todavía no tiene autorización de los médicos para declarar, pero le escucharon decir que había querido matarse, explicó Scavarda.
Martínez Ipucha trabaja como pescador artesanal en Pehuen Co, donde lo identifican como un hombre ermitaño, cuyo carácter cambia con facilidad. La personalidad del hombre y de Esnaola es otro de los escollos con los que se encontraron los investigadores. “Casi no tienen relación con sus familiares y no tienen amigos. Todos los definen como un matrimonio retraído”, agregó la fiscal. La pareja no tuvo hijos, no usaba Internet, ni tenía computadoras. Saber sobre ellos, la dinámica que tenían y si atravesaban problemas es otro de los obstáculos.
Por el momento, tienen por seguro que ambos se casaron hace pocos meses, pero llevan más de 20 años juntos. Y que solo se separaban para ir a trabajar, porque hasta las tres veces por semana que ella iba a cubrir una suplencia en una escuela de Bahía Blanca, distante a unos 100 kilómetros de Pehuen Co, Martínez Ipucha la llevaba y la iba a buscar.
Fue él también quien aportó un dato sobre el que ahora se trabaja: si alguien la llamó y por eso ella salió.
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