Todos los jueves de julio, el ciclo "Imágenes de lo real" de INCAA TV traspasa los muros de las instituciones. Los documentales se acercan a mundos muchas veces olvidados o juzgados con todo el rigor del prejuicio. 13 puertas construye una mirada de la Unidad Penal Nº48. Allí funciona el CUSAM, una iniciativa modelo en el país.
Entrar a las instituciones y filmarlas desde adentro es siempre un gran desafío para quienes abordan historias de ficción o documentales relacionados con esos espacios: Escuela Normal, de Celina Murga; La toma, de Sandra Gugliotta; La asamblea, de Galel Maidana; 13 puertas, de David Rubio, y Eloy Luzco. Retrato de un arriero, de Blas Moreau, que reflexiona sobre una vida distante de ese orden institucional, son las películas que conforman el ciclo dedicado a lo más reciente del cine documental argentino.
El próximo jueves 23 será el turno de 13 Puertas, documental que el ecuatoriano David Rubio (formado entre Cuba y Argentina teniendo como maestros a Emir Kusturika, Sandy Lieberson, Lord David Puttman, Patricia Canino, Hugo Colace y Patricio Guzmán) filmó dentro de la Unidad Penal N° 48 de máxima seguridad de José León Suárez donde funciona el CUSAM, Centro Universitario San Martín, creado en 2008 a partir de un convenio entre la UNSAM y el Servicio Penitenciario Bonaerense. Allí se dicta la Licenciatura en Sociología, una tecnicatura en Informática, una formación profesional en Pastelería y talleres en artes y oficios. La iniciativa es considerada “modelo” en el país, tanto por el funcionamiento autónomo que mantiene dentro del penal como por la particularidad de que internos y personal del servicio penitenciario comparten las aulas.
En 13 Puertas, título que hace referencia a la cantidad de puertas que desde el ingreso hasta la Universidad hay que atravesar, la cámara de Rubio sigue a tres personas que comparten la misma experiencia educativa: un preso, un guardia cárcel y un profesor. La película se estructura en torno al seminario de filosofía que se dicta, comenzando por la filosofía griega (Platón y Aristóteles) y culminando en Nietzsche. “En un inicio fue la curiosidad la que me impulsó a entrar en la cárcel. A pesar de ser mi primera vez, llegué lleno de prejuicios y con un imaginario sólido. Pero no pasó mucho tiempo para que ese muro se derrumbara sobre mí mismo”, dice Rubio.
El director se interna en la cárcel, intentando ser uno más de sus habitantes. Su finalidad es captar la realidad en bruto, sin ningún tipo de filtro, ni edulcorante, mostrando ese micromundo donde las diferencias no existen y ladrones y policías, presos y carceleros, profesores y estudiantes, se encuentran en un mismo rango. Lo interesante es que realmente lo logra y se mezcla entre sus habitantes en vez de observarles desde afuera o mantenerles a cierta distancia. “Naturalizar la cámara fue el trabajo más duro y que llevó más tiempo. Empecé con un taller de cine pero el paso del tiempo hizo que se crearan vínculos que permitieron ir un paso más adentro en la historia”, agrega Rubio a Infojus Noticias.
Al principio la idea era que fueran los mismos estudiantes del taller los que hicieran el documental. Y de hecho, de esa idea, surgieron otros dos films: La barbería de Mateo, un cortometraje de ficción enteramente producido, guionado, dirigido y filmado por ellos; y El perro está cansado, un corto surgido de un encuentro casual con un remisero que lo llevaba hasta la estación de tren que resultó ser un ex convicto del penal. “Una de las particularidades más interesantes de esta experiencia es que cuando uno llega al CUSAM y convive con todos los que allí transitan, es de alguna manera desvestido de sus construcciones morales y de sus roles sociales. Allí se genera un espacio neutro, sin “buenos” y “malos”, donde las personas son sólo eso, personas. De este modo, el intercambio provee a la vivencia de una riqueza difícil de encontrar en otros ámbitos”, sostiene el cineasta.
Pero 13 Puertas no solo se centra en la experiencia educativa del adentro sino que también sale a la calle para mostrar a un guardia cárcel y un ex convicto en el afuera de la prisión a medida que regresan a sus casas y continúan con sus vidas. El carcelero conversa con su mujer en la cena, racionalizando su úlcera estomacal gracias a las enseñanzas de Nietzsche mientras ella mira el televisor distraída. El ex convicto, por su parte, enseña a leer a los niños de su barrio.
“La importancia del film radica en rescatar la unión de dos perspectivas tan opuestas a través del conocimiento. Este permite que dos personas, que en otras circunstancias no se conocerían como seres humanos, sino simplemente como guardia y preso, puedan crear un lazo”, sostiene Rubio. Casos como los que muestra 13 Puertas fueron noticia no hace mucho tiempo cuando Martín Maduri se recibió de sociólogo, siendo el primero en hacerlo dentro de una unidad penal, al que suman otros cinco casos que lo harán a la largo de este año. Existen otras formas de pensar el problema de la seguridad, el delito y la pena, que no son las que se muestran día a día en casi todos los medios de comunicación hegemónicos. Por eso 13 Puertas es una película de visión imprescindible para entender que con voluntad e igualdad de oportunidades otro mundo puede ser posible.