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El 23 de septiembre de 1947 se promulgó la ley de voto femenino, N° 13.310, que se puso en práctica el 11 de noviembre de 1951, gracias a la cual votaron 3.816.654 mujeres por primera vez. En aquella oportunidad, el 63,9 por ciento se inclinó por el Partido Justicialista (PJ), mientras que el 30,8 por ciento eligió a la Unión Cívica Radical (UCR). Un año después, en 1952, las primeras 23 diputadas y senadoras ocuparon sus bancas en el Congreso de la Nación.

La sesión en la que se aprobó la ley tuvo lugar el 9 de septiembre de 1947. Comenzó a las cuatro de la tarde, con la presencia de 92 legisladores. Sucesos argentinos, el primer semanario cinematográfico Latinoamericano, documentó el debate en su edición N° 747 y lo presentó en los cines de la época con el título “Derechos políticos de la mujer. Sanción de la ley en el parlamento argentino”.  

“Una sesión trascendental para el destino democrático de nuestra república (…) una jornada sin par que ostentará un sitio de honor en los anales del parlamento argentino”, expresó un locutor, en el documental. 68 años después, el registro de esa jornada histórica refleja la lucha de las mujeres por tener voz ciudadana.

Durante la discusión, algunos legisladores abordaron el derecho político de las mujeres desde una perspectiva médica y científica. Uno de ellos planteó: “Es una verdad de la ciencia que el cerebro de la mujer pesa menos que el del hombre”. Su alocución fue abucheada por algunos presentes.

Ese día, miles de mujeres con pancartas, pañuelos y banderas argentinas  manifestaron, en las calles de todo el país, el deseo de ejercer su legítimo derecho al voto y siguieron la discusión estimuladas por Eva Perón, quien las instó a luchar para formar parte de la vida política argentina.

Como primera dama, y una vez iniciada la sesión, Eva se hizo presente y observó la votación desde el palco oficial. Un legislador la señaló al tiempo que citó una frase suya: “Hay en la historia continental un espacio para cada mujer de América y de pie sobre la tierra estarán, ya nunca más encadenadas”.

Otro de los legisladores pidió la palabra y preguntó: “¿Los señores legisladores que tanto defienden este proyecto, imaginan, acaso sueñan, con una mujer presidente de la Nación?”. Nadie respondió. “Porque si vamos a darles derecho político –continuó–, me permito recordarles que la Constitución Argentina dice expresamente que el presidente debe ser un ciudadano. ¡El presidente debe ser un ciudadano!”.  Sus expresiones finalmente encontraron contraparte: “Inaudito será seguir concibiendo una democracia sin la participación de la mujer”, sostuvo otro de los presentes.

Entonces, el debate tomó intensidad. Hubo quien propuso que el voto femenino fuera optativo –y no obligatorio– porque, de lo contrario, sería “atentar contra la integridad de la familia argentina”, y quien contestó que “el legislador es un provinciano machista”. Hubo también quien se levantó amenazante de su banca y quien repitió, a viva voz, que “el voto femenino atenta contra la unidad de la familia argentina”. Hubo, por último, una intervención para que todos se sentaran y quien reflexionara: “¡Esto es una barbaridad!”.

La sesión se extendió por varias horas. La lista de oradores atentaba contra la votación, por lo que un legislador pidió recortarla, para darles respuesta a las mujeres que aguardaban en las calles el resultado del debate.

Finalmente, con una mayoría de manos que se alzaron por el sí –no faltó quien lo hizo con fervor, resquemor o dudas, el voto femenino se hizo ley. Con la victoria, habría lugar a los abrazos, las risas, los aplausos.

“Compañeras, por fin hemos sido liberadas”, dijo Eva, ante una plaza llena de mujeres que festejaron el reconocimiento esperado tras años de lucha.

La normativa se promulgó días después, en el marco de un emotivo acto en el que Evita recibió la ley de manos del presidente Juan Domingo Perón. “Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas”, dijo Eva, el 23 de septiembre de 1947, en la Confederación General del Trabajo.

JB/LL