Lo reclamó Marta Pinedo ante el tribunal que juzga la represión en la caída de De la Rúa. Es la esposa de Alberto Márquez, uno de los cinco manifestantes asesinados el 20 de diciembre. Es el único caso en el que los policías que dispararon están acusados por homicidio.
“Sentí los tiros en mi nuca”, recordó ayer Marta Pinedo en el primer juicio por la represión que el 20 de diciembre contó a su compañero, Alberto Márquez, entre los muertos por las balas que dispararon los policías de la Federal, en las inmediaciones de las avenidas de Mayo y 9 de julio. De los 5 manifestantes asesinados ese día, el de Márquez es el único caso en el que los autores de los disparos fueron identificados y están acusados por homicidio.
Los acusados son nueve ex agentes de Asuntos Internos de la Federal que comandados por el ex comisario Orlando Oliverio -a bordo de dos autos y una camioneta no identificados- se desplegaron sobre la Avenida 9 de julio, cerca del Obelisco y dispararon contra los manifestantes. A Márquez una de esas balas le destrozó el pecho; Marta estuvo a su lado.
Después de casi tres meses de audiencia, comenzó ayer en este juicio la primera jornada dedicada a los testigos. Los familiares de 4 de los 5 manifestantes asesinados, Martin Galli –uno de los heridos con balas de plomo- y Claudia Aguilera Farías, una joven que entonces militaba en HIJOS y esa tarde recibió un balazo con posta de goma en el ojo derecho, fueron los primeros en declarar. Primero María Arena recordó que vio morir a su marido Gasón Riva, por televisión. Y Karina Lamagna pidió justicia para la memoria de su hermano Diego.
Luego fue el turno de la mamá del militante asesinado, Carlos “Petete” Almirón: “Me lo devolvieron en un cajón”, dijo casi llorando Marta Almirón. La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe Bonafini, estaba convocada y había confirmado su asistencia, pero una fuerte gripe le impidió estar presente en la audiencia. Iba a contar como fue atacada con los caballos de la montada cuando intentaban proteger a los manifestantes en la Plaza de Mayo.
“Alberto no los vio venir”
En este juicio, después de 12 años, Marta recordó esa tarde que le destrozó la vida. Viejo militante justicialista, después de ir a trabajar, Alberto la llamó y le dijo que iba a ir a la Plaza de Mayo. Ella decidió acompañarlo. Después de las siete de la tarde, se sentaron a descansar en la Plaza de la República. Estaban ahí, cerca de la esquina que corta con la calle Sarmiento, cuando se enteraron que Fernando de la Rúa había renunciado a la presidencia.
“Alberto no los vio venir. Estaba hablando por teléfono cuando llegaron los dos autos: uno blanco y otro rojo”, empezó a decir Marta ante los jueces del Tribunal Oral Federal 6. Después su voz cobró fuerza, se puso tensa: “Bajaron, sacaron armas largas, empezaron a disparar”. Cuando se dio vuelta, Alberto comenzaba a caer, se ahogaba con su propia sangre. “Creo que él me protegió con su cuerpo de la balacera”, dijo visiblemente afectada por el recuerdo.
Cuando el abogado querellante del CELS, Rodrigo Borda, le preguntó si antes de los disparos no escucho una advertencia Marta respondió: “No, ninguna”. “¿Está segura?”, insitió Borda. “Segura”, dijo ella.
“Pedí ayuda a los policías que habían disparado”, recordó. Y después prefirió aclarar: “Eran los únicos que estaban y podían ayudarnos”. En las filmaciones incorporadas a la causa se escucha ese pedido de auxilio. Pero así como se bajaron para disparar, así de rápido se volvieron a subir a los autos y se fueron. A Alberto lo terminaron sacando de ahí en un Peugeot que lo llevó durante unas cuadras hasta dar con una ambulancia. No llegó al hospital.
Casi media hora después, a las 19.52, De la Rúa despegó en helicóptero del techo de la Casa Rosada. En las calles de la capital, Alberto, Gustavo Benedetto, Marcelo Riva, Diego Lamagna y Carlos Almirón, habían muerto por las balas que disparó la policía.
“Está en sus manos que se haga justicia, a mi marido no me lo van a devolver quiero justicia para su memoria”, le dijo Marta a los jueces José Martínez Sobrino (presidente), Javier Anzoátegui, Rodrigo Giménez Uriburu y Adrián Martín (juez sustituto), antes de retirarse de la sala SUM en los tribunales de Retiro, donde los familiares de los asesinados durante la represión recordaron cómo murieron sus seres queridos.
El único funcionario del gobierno encabezado por De la Rúa que llega a juicio es el ex secretario de Seguridad, Enrique Mathov. En el banquillo de los acusados lo acompañan 16 ex policías federales, entre ellos Rubén Santos, el jefe de esa fuerza durante el operativo. Por eso en la sala SUM de los tribunales de Comodoro Py, donde se desarrolla la audiencia, la custodia está a cargo de Gendarmería.