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“Yo no tengo problema, yo sé lo que tengo que armar, tengo todo armadito”, le explicó el "Quemado" Sergio Rodríguez a Mauricio “Chupín” Palavecino por teléfono. “Ya tengo testigos”, agregó. Habían pasado diez días de la masacre del 1 de enero de 2012 y el Quemado, que en ese entonces estaba prófugo, le indicaba a uno de los soldaditos de la banda la coartada que había armado para eludir a la Justicia.

La coartada

El audio fue presentado en el juicio por los fiscales Nora Marul y Luis Schiappa Pietra. Esta y otras escuchas les permitieron probar la participación de la banda en la masacre, los intentos de encubrimiento y el contexto en el que se produjo el triple crimen de Jeremías “Jere” Trasante, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patom” Rodríguez: “La venta de drogas, la lucha por el territorio, los bunkers y la recaudación”, según explicó Marull en los alegatos.

El Tribunal de Sentencia N°4 de Rosario condenó a 32 años de prisión al Quemado Rodríguez, a 33 a Brian "Pescadito" Sprío y 30 a Daniel “Teletubi” Delgado, como coautores del triple crimen, y a Chupín Palavecino a 24 años como partícipe necesario. Las penas son las más altas que se recuerden en un juicio oral en los tribunales provinciales de Rosario. Los magistrados Gustavo Salvador, José Luis Mascalie Ismael Manfrín justificaron las elevadas condenas en la planificación del ataque, la cantidad de personas que participaron, la condición de jóvenes de las víctimas, el alto grado de violencia utilizado, el uso de varias armas de fuego -entre ellas una ametralladora-, la crueldad de los agresores -que los asesinaron por la espalda- y el hecho de haber atacado por sorpresa, de noche y en un clima festivo por el año nuevo.

“Soy chorro, mato y trafico”

Durante la etapa de instrucción, la Justicia intervino más de 90 líneas telefónicas: siete pertenecían al Quemado Rodríguez y otras tantas a su hijo Maximiliano, alias el Quemadito. Teletubi Delgado manejaba al menos 10 celulares y Chupín cuatro. Las conversaciones abarcan más de 500 cds y 340 casetes.

En una de ellas, Chupín Palavecino, que había quedado a cargo de los búnkers del Quemadito cuando este cayó preso, llamó a su jefe a la cárcel. Lo puso al tanto de las novedades en el negocio y le contó de un enfrentamiento que habían tenido con la “Banda de Maradona”, un grupo rival.

CHUPÍN: -Qué onda guacho, toy justo haciendo un cierre.

QUEMADITO: -¿Adónde?

CHUPÍN: -En el (búnker) que pusimos. Cuchame, qué onda, Maxi, no te enojés, me extraña, boludo. Andan boqueando como que lo robé yo y lo robó la yuta al kiosco. Porque él perdió un tres ocho (un arma calibre .38) y ando liso. Ayer discutí con los que andan con Maradona, nos (no se entiende) bala, todo. Me dijeron “qué te hacés el chorro si vos le controlás los kioscos a Maxi”. Les digo: “Yo soy chorro, mato, trafico, pedazo de gil. Si vos sos soldado de Maradona”…

A los tiros

Después del tiroteo con los soldaditos de Maradona, Chupín recibió un llamado de otro joven.

JOVEN: Eh, levantalo a Matute y agárrenlo a tiros a Junco (uno de los soldaditos de Maradona) que está en la puerta de la casa. 

CHUPÍN: Bueno, ahí pasamos, pará.

JOVEN: Pero ya, ya, ya, tienen que hacerlo. Recién pasé y no me vio, está en la puerta de la casa. Agarrenló a  tiros.

CHUPÍN: Dale.

Vínculos con la Policía

Chupín Palavecino se enteró que la policía lo andaba buscando. Dos compañeros suyos fueron detenidos, les secuestraron un auto y dos armas. Él estuvo algunos días escondido y después habló con un amigo.

CHUPÍN: -Hola, quién habla.

AMIGO: -Tu marido.

CHUPÍN: -Ey, fijate que otra vez los comandos andan preguntando por mí y no hice nada esta vez.

AMIGO: -A ver, aguantá que ahora lo llamo al viejo.

CHUPÍN: -Dicen que andan todos los comandos dando vueltas y otra vez preguntando por Mauricio Palavecino. Y no hice nada ahora. Ya les pagué ayer, cuantas veces quieren que les pague.

AMIGO: -Ah, no pasa nada. Capaz que es para decirte que está todo bien, boludo.

Después, Chupín habló con un policía amigo de la Comisaría 19 de apellido Zárate.

CHUPÍN: -Hola, Zárate.

ZÁRATE: -Qué tal, cómo va. Anduve averiguando, dicen que no, que de acá no pasó nada. El único que puede haber preguntado, a ver si te ubicaba, es Cipoloni…

CHUPÍN: -Pero está todo bien con él

ZÁRATE: -Ah, ¿vos hablaste ya con él?

CHUPÍN: -Sí, hoy nos juntamos a hablar por el tema que te dije yo, ¿viste?, y está todo bien. Hablamos por los kioscos, todo.

ZÁRATE: -Ah, porque el subcomisario me dijo que hable todo lo que quiera por el asunto del laburo, pero que no le comente nada sobre los arreglos que vos tenés por lo de anoche, y por el auto. Para que no se complique la cosa, para que no se mezcle él en los tantos

CHUPÍN: -Porque (no se entiende) agarrar una moneda

ZÁRATE: -Claro, claro, entonces me dijo: así nosotros podemos trabajar tranquilos con el asunto del auto porque mandó a alguien que iba a tratar de solucionarte el tema del auto.