Los cuatro acusados de asesinar a tres militantes sociales en 2012 -en el marco de una disputa narco en Villa Moreno, Rosario- fueron condenados. El pastor Eduardo Trasante, padre de Jeremías, celebró el fallo condenatorio. “Estamos expectantes por retomar la lucha el próximo año con la causa conexa en la que se juzga las complicidades policiales".
El juicio por el triple crimen de Villa Moreno, el caso que puso en agenda la violencia narco en Rosario y dejó en evidencia la complicidad policial, llegó a su fin. Poco después del mediodía se conoció la sentencia contra los acusados de asesinar a los militantes sociales Jeremíaas “Jere” Trasante, de 17 años, Claudio “Mono” Suárez, de 19, y Adrián “Patom” Rodrìguez, de 20. El tribunal condenó a 33 años de prisión a Brian "Pescadito" Sprío; a 32 años a Sergio "El Quemado" Rodríguez, a 30 a Delgado y a 24 a Chupín Palavecino. Las querellas habían pedido penas de que van desde lo 26 a los 30 años de prisión.
"Pescadito" fue condenado a 33 años de prisión.
En el frente de tribunales, compañeros y familiares de las víctimas mantuvieron un acampe desde el inicio del juicio. Desde el Movimiento 26 de Junio, donde militaban los jóvenes asesinados manifestaron la “satisfacción por no haber bajado los brazos, por haber esquivado el circular e interminable camino de la venganza, de la violencia, y entender que el camino de la Justicia, de esta Justicia, es con lucha o no es”. La multitud estalló al escuchar la sentencia, transmitida en directo en pantalla gigante.
El pastor Eduardo Trasante, padre de Jeremías, celebró el fallo condenatorio. “Estamos expectantes por retomar la lucha el próximo año con la causa conexa en la que se juzga las complicidades policiales. Detrás de este fallo va a haber un montón de juicios, donde toda esta gente va a tener que responder en relación al alto compromiso que tienen con el narcotráfico”, dijo”.
En la última audiencia los abogados de los acusados plantearon la nulidad de los testimonios durante la instrucción y, en consecuencia, de la requisitoria de elevación a juicio. En tres semanas de debate desfilaron frente al tribunal casi 80 testigos. La fiscalía aportó pericias balísticas, filmaciones y una selección de los más de 500 cds y 340 casetes con escuchas telefónicas a los acusados. Con estos elementos los fiscales y las querellas consideran probado que el Quemado junto con Teletubi, Pescadito, Chupín y un joven de 17 años fueron el 1 de enero de 2012 a la canchita de Villa Moreno para vengar un ataque al hijo del Quemado, que agonizaba en el hospital.
En la canchita no estaban los que habían baleado al Quemadito. Sentados detrás del arco, Jere, Mono, Patom y el Moki tomaban una sidra. Los acusados "conformaban una banda consolidada, tenían disponibilidad económica, armas de fuego y experiencia previa en ataques similares. En menos de una hora organizaron y ejecutaron el ataque. Los mataron con una ametralladora y pistolas nueve milímetros”, explicó la abogada querellante Jessica Venturi. El Moki fue el único sobreviviente. Alcanzó a correr y se escondió en una zanja.
En los alegatos de clausura, la querella compuesta por Federico Garat y Venturi sostuvo que el triple crimen no fue aislado o casual, sino que debe verse en el marco de enfrentamiento recíproco de bandas. Hubo modalidad homicida, un despliegue organizado, efectuado con rapidez, con recursos económicos, vehículos y armas disponibles en un breve lapso de tiempo. Agregó que se infundió terror en el lugar que derivó en obstáculos a la investigación y se mostró una violencia inusitada. Afirmó que se trata de una disputa territorial vinculada al narcotráfico, donde el entorno de las víctimas debió desagraviar sus nombres. Se refirió a la cantidad de balas que recibieron los jóvenes asesinados y la corta distancia con la que fueron atacados y el vínculo de los acusados, especialmente el quemado, con el personal policial.
La banda del Quemado
En tribunales, el alias el Quemado apareció en 2001: una causa de enero por abuso de armas y otra de noviembre por un intento de robo a mano armada y lesiones. Cuando el narcotráfico empezó a consolidarse en la periferia rosarina -de la mano de viejos ladrones devenidos en transas y policías cómplices- entendió que el negocio de las drogas era mucho más rentable.
Sergio "El Quemado" fue condenado a 32 años.
El Quemado extendió su poder en barrio Alvear y las villas La Lata y Moreno. Con su hijo Maximiliano, alias el Quemadito, y Daniel “Teletubi” Delgado manejaban al menos cinco bunkers. El crecimiento estuvo ligado a dos factores: los acuerdos con la policía y el apoyo de Los Monos, la banda que controlaba a sangre y fuego la venta de drogas en la zona sur de Rosario.
El negocio funcionó con relativa tranquilidad hasta que a mediados de 2011 un grupo de jóvenes de Villa Moreno, entre los que estaba el “Negro” Ezequiel Villalba, comenzaron a mejicanearle los bunkers. Según los fiscales, la noche de año nuevo el Negro Ezequiel buscó vengar el ataque a un amigo suyo y con otro joven atacó a tiros al hijo del Quemado.