Salvador Baratta es hoy concejal en Lanús por el Frente Renovador que responde al massismo. Llegó a ser el número dos de la policía bonaerense y lo pasaron a retiro en 2011. Es uno de los líderes del gremio Sinpope, de policías y penitenciarios que es cercano a Hugo Moyano. Su currículum policial, con varios puntos oscuros.
Si hay un teléfono que los productores periodísticos de las radios matutinas tienen en su agenda para hablar de los reclamos de la policía bonaerense es el del ex policía Salvador Baratta. El hombre, hoy concejal en Lanús por el Frente Renovador que responde al massismo, no tiene problema de opinar en los medios de comunicación cuando se tratan reclamos de las fuerzas de seguridad. Por estas horas se convirtió en su vocero predilecto.
De pelo canoso y raya al costado, en las fotos de Baratta que circulan en internet siempre aparece con el uniforme policial a pesar de que desde 2011 no integra esta fuerza de seguridad. Cuando Ricardo Casal asumió al frente del Ministerio de Seguridad y Justicia de la provincia de Buenos Aires, el poder de Baratta se volvió evanescente hasta quedar por fuera de la policía.
En febrero de 2011 fue desafectado de sus funciones como coordinador general de Seguridad -el segundo lugar en la cúpula- junto con otros cinco jefes de la policía bonaerense. Ocho meses después fue pasado a retiro. Con 25 años de servicio Baratta no se dedicó a hacer vida de jubilado, eligió empujar su carrera política y ponerse al “servicio del pueblo” en el Concejo Deliberante de Lanús. Hoy, cada vez que Sergio Massa visita Lanús es Baratta quien lo acompaña a recorrer las calles de esta localidad al sur del conurbano.
Baratta y José Carranza dirigen el Sindicato de Policías y Penitenciarios (Sinpope). Carranza es el titular y Baratta, secretario de Política Laboral. De todos modos, la sindicalización policial no está contemplada por eso hablan de “sindicato en formación”. El Sinpope es cercano a la CGT de Hugo Moyano. “En sus años de trayectoria, el Sinpope nunca alentó ni apoyó medidas que implicaran incurrir en faltas reglamentarias y menos aún en delito a sus compañeros, como sería dejar de cumplir con su servicio esencial de seguridad de los ciudadanos y sus bienes”, se defendieron hoy en un comunicado, cuando las acusaciones sonaban cada vez más fuertes.
Hoy el secretario de Justicia de la Nación, Julián Álvarez, nombró a Baratta como uno de los responsables de promover y alentar la protesta policial que se están produciendo en algunas partes del país. “Si hubiese habido un sindicato policial no hubiésemos llegado al extremo porque se hubiese canalizado la protesta”, había dicho el ex policía esta mañana en diálogo con el periodista Jorge Rial en su programa de Radio La Red, Ciudad Gotik.
El curriculum de Baratta y su ascenso escalonado está relacionado a distintos sucesos que quedaron registrados en la crónica policial nacional y, también, en la memoria colectiva. En 2002, el ex policía era subcomisario de la comisaría 4ta. de Lanús durante la masacre del Puente Pueyrredón, donde fueron asesinados los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y hubo 33 heridos de bala. La Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi) lo señala como uno de los efectivos que “participó de la represión”.
En noviembre de 2006 coordinó un operativo que pretendía custodiar un escrache al ex policía bonaerense González Conti, quien comandó la represión bajo la jefatura de Ramón Camps, durante la dictadura, junto a Miguel Etchecolatz. Ese operativo culminó en la represión de los manifestantes, con balas de goma y gases lacrimógenos.
Baratta también estuvo al frente de dos violentos desalojos. En mayo de 2007, coordinó un desalojo en el barrio Altos de San Lorenzo, La Plata. Después de la intervención policial la gente que habitaba las viviendas precarias denunció que los habían “apretado” para dejar sus casas. En septiembre de 2009, estuvo al frente del desalojo de la fábrica Kraft Food en General Pacheco. Esta intervención terminó con 65 obreros detenidos. En ese momento, el ex policía se desempeñaba como superintendente de la Zona Norte de la Policía bonaerense.
Pero el suceso que marcó su máximo ascenso en la fuerza ocurrió en diciembre de 2009 cuando una familia entera, los Pomar, estuvo desaparecida por 24 días mientras viajaba en auto hasta Pergamino en la provincia de Buenos Aires. El auto de los Pomar apareció al costado de una ruta y contra todos los pronósticos que se habían especulado la familia había tenido un accidente automovilístico. La policía los había buscado mal. El escándalo provocó una purga en la bonaerense pero Baratta salió airoso y llegó hasta el puesto número tres de la fuerza. Después del caso Pomar quedó a cargo de la Superintendencia de Coordinación Operativa.
A partir de ahí, en el runrún del Ministerio de Seguridad y Justicia provincial su nombre apareció como alternativa posible para reemplazar a Juan Carlos Paggi como jefe máximo de la fuerza, pero finalmente fue Hugo Matzkin quien quedó al frente. Una mala relación con Casal y la necesidad de una purga después de lo que se conoció como la masacre de José León Suarez -donde murieron dos jóvenes en manos de la policía- lo dejaron fuera de competencia. El nombre de Baratta hoy aparece en otro lado: como instigador de la revuelta policial a través de los medios de comunicación.