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Con más preguntas que respuestas ayer el expediente por el crimen de Lola sumó otra maratónica jornada judicial en Rocha. El saldo: cuatro detenidos liberados, un clima de tensa espera y molestias no hechas públicas A pesar del amplio abanico de posibilidades que se abrió en la investigación en la búsqueda del crimen que sacude a Uruguay y Argentina, continúa siendo un enigma el asesinato de Lola Luna Chomnalez, la adolescente de 15 años, asesinada en Barra de Valizas. El aire está enrarecido en el balneario uruguayo, donde los vecinos se miran con perplejidad. Algunos de ellos estuvieron o están bajo la lupa de la Justicia. 

Juan Sosa es uno de los detenidos liberados por la Justicia. Es un joven trabajador como tantos otros de la zona de Castillos, a unos 13 kilómetros de Barra de Valizas. Dijo que se vale de sus múltiples oficios para ganarse la vida: justamente hizo la pintura de un techo en uno de los tantos ranchos ubicados próximo a la costa entre los balnearios de Valizas y Aguas Dulces. Lo detuvieron el domingo en la comisaría castillense. Hoy fue trasladado a la sede judicial, pero la jueza letrada de 1° turno del departamento de Rocha, Marcela López Moroy, no encontró méritos para que continuara en esa situación. Sosa salió caminando del lugar.

Al ser abordado por la prensa, manifestó su desazón y comentó: "Estaba trabajando en un rancho de Valizas el domingo 28 de diciembre junto a un ciudadano que invité para realizar la tarea, puesto que lo vi en dificultades". Y agregó: "A esa persona después del trabajo no la vi más y tengo entendido que la policía lo está buscando para ser averiguado".

El dato no pasó desapercibido para los investigadores: su ocasional compañero de trabajo, el hombre del identikit, no apareció más. El sospechoso –cuyo nombre sería A.C.J.- es intensamente buscado por la policía. La madre del prófugo también declaró esta tarde: dijo que no sabe dónde está su hijo. A la jueza le remarcó: “Mi hijo no es capaz de matar un pollo, menos creo que sea capaz de sacarle la vida a una mujer, pero vamos a esperar qué dice el dictamen judicial”.

Sosa dijo que vivió una pesadilla y que esperaba "que se esclarezca el crimen cuanto antes". Luego se abrazó con novia y con su madre, Marta. "Conozco a mi hijo y sé que no es capaz de tal cosa. En casa no es capaz de matar una gallina, no me lo imagino de otra manera", dijo la mujer.

El juzgado está precintado desde hace varios días, en la calle Lavalleja y Florencio Sánchez. En Rocha se observa cierta tensión y desconcierto ante tantos ciudadanos que son indagados, que pasan alguna noche en una dependencia policial y que luego ante la justicia recuperan la libertad.

Posteriormente, otro joven de Castillos, Mariano De Brun, también salió de la puerta del juzgado en libertad. No dejó de ser una sorpresa: su rostro es muy parecido al del identikit. Su estatura, sin embargo, es mayor. "La gente puede pensar que me gusta jugar al fútbol y bailar, pero no otra cosa", señaló. "Estoy viviendo un papelón. Imagínese en una pequeña población lo que es ser detenido, llevado a la comisaría en medio de semejante escándalo público como es la muerte de una turista en medio de dos balnearios y ser uno de los sospechados", agregó. "Estoy convencido de que nada tengo que ve. No tengo problemas en venir, declarar y todo lo que sea necesario, pero le aseguro que no resulta fácil”, señaló a la prensa. De Braun es quien aparece con una remera deportiva del club Peñarol en las fotos.

Finalmente, fue el turno del tercer detenido, Marcelo Rodríguez, un hombre de 39 años. Al salir en libertad comentó: "Tengo cinco hijos y un nieto, nos conocemos todos en el lugar. Me tocó declarar y lo hice convencido”. Al cuarto detenido no se lo vio salir del juzgado.

El abogado de la familia de Lola, Jorge Barrera, no formuló declaraciones. Parecía visiblemente molesto y rápidamente ingresó a su camioneta para dirigirse a la ciudad de Punta del Este. Es que faltan repuestas y el tiempo pasa.

Cómo siguen las pericias

En un allanamiento que se hizo en la casa de uno de los detenidos se encontró una crema de origen argentino y uso femenino. El dueño dijo que no se explicaba cómo llegó allí. Para los investigadores, el hallazgo es "clave" en la investigación. Se presume que la crema podría haber estado en la mochila de Lola que aún no se ha encontrado.

Aunque hasta ahora no ha sido posible elaborar un ADN tras el análisis de las uñas de la víctima, la magistrada dispuso la creación de una junta médica a fin de disponer de un análisis concluyente sobre la base de toda la información recabada hasta el momento. López Moroy ya accedió a diversos resultados pero está a la espera de la carpeta técnica de las pericias, “lo que quizás le permita avanzar en más de una línea de investigación”, dijo el vocero de la Suprema Corte de Justicia de Uruguay, Raúl Oxandabarat, a Infojus Noticias.

Gastón Chávez, uno de los abogados de la madrina de la víctima y de su pareja, afirmó que presentarán ante la Justicia un par de fotografías que corroborarán que la adolescente murió el domingo por la tarde y que la mochila color fucsia de ella que no fue hallada en la escena del crimen realmente existió. "La prueba determina que Lola razonablemente debe haber muerto en la tarde del domingo, lo que hace totalmente verosímil el relato de sus padrinos: que comió y salió a caminar, como había hecho la tarde anterior", opinó Chávez.

Los investigadores, mientras tanto, siguen buscando al principal sospechoso del homicidio, cuyo identikit fue difundido ayer. Es un albañil de Montevideo, que vive cerca del Palacio Legislativo, y que no tiene antecedentes penales. Quizás sea sólo una ficha más del gran rompecabezas en el que se transformó el crimen de Lola.