El titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, defendió ayer el mandato múltiple de la entidad que dirige: controlar la inflación y promover el desarrollo económico. Y aseguró que mantendrá la política de “flotación administrada” y que el dólar está “en un nivel adecuado”.
Escucharon la pregunta y hubo risas. Parecía como si alguien hubiera armado el escenario: ¿El Banco Central debe ser independiente del Poder Ejecutivo?, lanzó el presentador ante una mesa donde estaban, entre otros, el presidente del Banco Central de Chile, Rodrigo Vergara, y el jefe de la autoridad monetaria local, Alejandro Vanoli, que tienen visiones opuestas. “Creo que el Banco Central no debe tener un mandato único. A los países que les ha ido bien no sólo se preocupan por la inflación, también se preocupan por el crecimiento”, dijo Vanoli en ese territorio adverso que se había construido en el seminario auspiciado por el Banco Ciudad, conducido por cultores de la ortodoxia económica y la independencia de los bancos centrales respecto de los objetivos de los gobiernos.
“Es muy importante ser tremendamente pragmáticos. Los controles de capital son importantes para cortar la volatilidad financiera. Y en los países emergentes es una herramienta útil. Y también en la Argentina es muy importante tener algún tipo de intervención cambiaria”, insistió Vanoli. Fue en el cierre de la mesa sobre "Regulaciones del mercado bancario y de capitales y prevención de crisis", que se realizó en el marco de la conferencia "Nuevos desafíos para los mercados emergentes". Allí, con los economistas ortodoxos Federico Sturzenegger y Javier González Fraga sentados en primera fila, Vanoli dijo que “el dólar está en un nivel adecuado” y defendió la política de flotación administrada del tipo de cambio.
Según la reforma de la Carta Orgánica realizada en 2012, el Banco Central ya no tiene la exclusiva misión de controlar la inflación sino que también debe promover “el desarrollo económico con equidad social, el empleo y la estabilidad financiera”. Ese cambio a la normativa que regía desde 1992 dejó de lado la visión monetarista de la inflación, que considera que los únicos responsables de los aumentos de precios sostenidos son la emisión monetaria y el exceso de la demanda.
Poco después, cuando el jefe de Banco Central se había ido y comenzaron a servir el café, en el pasillo del hotel se encontraron el vicepresidente del Banco Ciudad, Juan Curutchet, y el economista y ex asesor cavallista durante el Megacanje, Horacio Liendo y su hijo, también economista. Los tres conversaron animadamente junto a otros funcionarios de la entidad porteña. Cerca de ellos, en el espacio VIP, el economista y asesor de Sergio Massa Miguel Peirano preparaba su presentación, y el ex viceministro de Roque Fernández durante el gobierno de Carlos Menem, Pablo Guidotti, tomaba un café.
Federico Sturzenegger.
El encuentro, auspiciado por el Ciudad, fue organizado por la Universidad Torcuato Di Tella y el Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros (CLAAF). Y antes de esos encuentros amistosos en la puerta del auditorio, durante la mesa de debate, Vanoli agradeció particularmente la invitación a Guidotti –docente de la Di Tella- y destacó la existencia de “consensos a la necesidad de regular” el sistema financiero. “Las crisis no son la excepción sino que se convirtieron en una especie de regla”, completó.
Al igual que Vanoli, el economista Guillermo Perry, de la Universidad de Los Andes, Colombia, consideró que Latinoamérica había “avanzado rápidamente en la supervisión a los bancos”. También Perry dijo que era necesario avanzar en la región en la “regulación de los intermediarios no bancarios” como el sector de los seguros.
Javier González Fraga.
La presidenta de la CLAAF, Liliana Rojas-Suárez, también habló de la necesidad de tener mayores regulaciones y dijo que, al momento de trazar esos límites, no se podía separar la parte financiera de la macroeconomía.
Sobre el final, ante aquella pregunta que generó risas en el auditorio por las sabidas diferencias en materia de política económica entre las autoridades monetarias de Chile y Argentina, el presidente del Banco Central chileno defendió el rol de controlar la moneda. “Nosotros llevamos el control de la moneda y nos encargamos del pago de deudas internas”, dijo el funcionario y marcó otra diferencia: “Por ley no podemos financiar el gobierno”.
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