El juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni habló de la institución penitenciaria y la cultura carcelaria en una charla a estudiantes de la diplomatura en Salud Penitenciaria, que organizó el Ministerio de Justicia de la Nación. Dijo que la tarea de trabajar sobre la técnica de vulnerabilidad no se concluye en la institución: "Hay que pensarlas afuera, en el egreso del interno".
"Cuando se trata de igual a igual al interno, la reacción es positiva”, les dijo Eugenio Raúl Zaffaroni a más de cien estudiantes de la Diplomatura en Salud Penitenciaria, que participaron de la charla en la Universidad de la Matanza. Habló de la institución penitenciaria y la cultura carcelaria en el encuentro organizado por el Ministerio de Justicia de la Nación.
El juez sorprendió con ropa informal cuando llegó al auditorio: remera manga corta negra, y jean del mismo color. Centró si disertación en el concepto de vulnerabilidad pensada como una especie de terapia. Zaffaroni habló de la importancia de tratar al interno como persona: “Cuando hablo de terapia de la vulnerabilidad, es una especie de pastoreo psicológico. El objetivo es un cambio de autopercepción”, agregó. A pocos metros lo escuchaba David Di Leo, director nacional de adaptación social de la Subsecretaría de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios.
Muchos de los estudiantes de la diplomatura, trabajan en el área de salud de distintos penales federales de Capital Federal y Provincia. Entre ellos, había una enfermera que se quejó de la burocracia, que no le permitía mejorar ni cambiar la autopercepción y que la institución carcelaria era perversa. Zaffaroni respondió que la tarea de trabajar sobre la técnica de vulnerabilidad no se concluye en la institución. "Creo que hay que pensarlas afuera, en el egreso del interno". Y habló de organizaciones “contrainstitucionales”, es decir que no sean estatales, que aparecen afuera en la que participan parientes de presos, ex presos, profesionales.
Entre el público, las últimas filas estaban ocupadas por estudiantes de la Escuela del Servicio Penitenciario Federal de Ezeiza. Uno de ellos preguntó qué relación existía entre vulnerabilidad y peligrosidad. Zaffaroni pidió eliminar el concepto de peligrosidad y hablar de agresividad. “Peligrosidad es un pronóstico. Ninguna sociedad es igualitaria, nuestros presos salen de la franja social más carenciada. Hay un estado de vulnerabilidad que lo puedo atribuir a una franja social pero también a un estado del individuo. Como juez tengo que medir qué esfuerzo hizo una persona para tratar de salir de su estado de vulnerabilidad”, explicó el juez.
Como en todas sus disertaciones, Zaffaroni apela a ejemplos y anécdotas de su carrera judicial: “Si los presos estudian, dicen que es porque quieren mejorar el delito. Si no estudian, dicen: porque son brutos. Son fenómenos, manejos que responden a nuestros prejuicios, hay que tener cuidado. Es la tesis del chivo expiatorio en psicología”.
Respecto a los adolescentes imputados, hizo una comparación con otras partes del mundo: “En América Latina no tenemos terroristas y hay que inventar un enemigo, el pibe del barrio precario es el chivo expiatorio. Toda una serie de locuras que son falsas. El sistema penal es perverso”, aseguró el juez. Y sobre el tema agregó: “Hay una concentración de homicidios en barrios precarios y además no se investiga”.
Una trabajadora de salud del Complejo IV de Ezeiza preguntó si en el último tiempo había habido una explosión del delito o si se trataba de una cuestión mediática. "No me animo a responder del delito en general. Existen conductas concretas. En homicidios, no tenemos ninguna explosión concreta. Si tomamos los países del Cono Sur, tenemos los menores índices de homicidios. Sí son más alto que en Europa, quizás el doble. En Capital y Conurbano tenemos 7 sobre 100 mil, Brasil tiene 27 por 100 mil", respondió Zaffaroni.
El disertante explicó que es muy difícil medir las estadísticas de robo, “porque hay víctimas que denuncian y otros que no”. También dijo que hay delitos que no se registran, como el aborto. “En toda mi vida de juez, habré tenido diez denuncias de aborto, y fueron porque se murió la mujer", contó el ministro de la Corte Suprema.