El ex presidente pidió la absolución en la causa por el pago de sobornos y dijo que "fue una maniobra que fue creciendo como un inmenso globo y culminó luego con la renuncia del vicepresidente (Carlos Alvarez) y al final del 2001 con mi propia renuncia” .
Hace exactamente diez años, el 12 de diciembre de 2003, Mario Pontaquarto denunció en la Justicia su historia sobre el pago de sobornos en el Senado de la Nación para aprobar la Ley de Reforma Laboral tres años y medio antes. Esta mañana, Pontaquarto se sentó frente a los jueces del Tribunal Oral Federal Nº3 y dijo que él siempre había dicho la verdad, que si hubiera sido una fábula se hubiera estudiado un libreto y que por ese motivo había tenido contradicciones. También habló el ex presidente Fernando De la Rúa, que dijo que la causa fue una gran operación política.
Además de Pontaquarto y De la Rúa están imputados el ex titular de la SIDE, Fernando de Santibañes; el ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique; y cuatro ex senadores justicialistas: Alberto Tell, Remo Costanzo, Ricardo Branda y Augusto Alasino. Están acusados de haber recibido los sobornos. Otros dos acusados no están en el juicio: el salteño Emilio Cantarero, por su estado de salud, y el radical mendocino José Genoud, que se suicidó en 2008.
-De pie- pidió el secretario y abogados, imputados y público se levantó para recibir a los jueces Pontaquarto se sentó frente a los jueces Guillermo Gordo, Miguel Pons y Fernando Ramírez. Tomó un poco de agua y se puso los anteojos.
Durante quince minutos habló de cómo su confesión había cambiado su vida. Se emocionó cuando agradeció a su familia, a la periodista de TXT María Fernanda Villosio, porque le dio seguridad para contar su historia. Le reprochó a los jueces que su ex mujer Silvana Costalonga no hubiera declarado. Consideró que era una testigo clave, porque vio los cinco millones de pesos y cómo lo transportaba.
"En presencia del señor Presidente se acordó pagar sobornos"
“No se trató de un complot. ¿Un complot contra un presidente que había dejado el poder dos años antes en medio de un baño de sangre? Manifesté que llevaba una doble vida, que engañaba a mi mujer”, le dijo Pontaquarto a los jueces, que lo miraban fijo.
"Mi confesión fue fruto de mi reflexión personal pura y exclusivamente, ratifico absolutamente como fueron los hechos, hubo una reunión en la Casa de Gobierno", en la cual "en presencia del señor Presidente se acordó pagar sobornos", dijo en sus últimas palabras.
El “arrepentido” -como fue denominado para la opinión pública- le cuestionó a la abogada del ex presidente, Valeria Corbacho, que dijera que él siempre iba a ganar. “Me enfermé, tuve crisis y estuve sin trabajo formal durante años. Perdí muchas cosas, señora”, le dijo mirándola a los ojos y con énfasis en la voz.
Durante sus palabras, a Pontaquarto le tembló la voz cuando nombró a sus hijos y a sus abogados, Juan Manuel Alemán y Hugo Wortman Jofré, que fueron incondicionales y estuvieron siempre que los necesitó. “Fui un funcionario corrupto. Después fui otra persona y estoy orgulloso de tener la conciencia tranquila. Ustedes, señores jueces, tienen la oportunidad histórica de hacer un aporte a la lucha contra la corrupción”, finalizó.
"Mi indignación es por mezclarme en una causa sobre corrupción"
Después de un cuarto intermedio, De la Rúa tomó la palabra. En síntesis, repitió lo mismo que dijo durante su alegato semanas atrás. “Estoy indignado y enojado. Durante toda mi vida fui un enemigo implacable de la corrupción. Todo esto fue una maniobra desde el principio, con rumores y comentarios que en una sociedad sensible se expande”, le dijo a los jueces. De la Rúa movía las manos y hablaba despacio, como es habitual en él. Recordó la historia de la “absurda Banelco” y de las operaciones en los “grandes medios”.
"Desde el más alto cargo he podido ver muchas agachadas, operaciones, miserias, hay que estar en actitud para desarticularlas; admito que el golpe, la operación de la que fuimos víctimas, debí desbaratarla", dijo. "Mi deber era persistir en el ejercicio del poder, no fui elegido para renunciar sino para cumplir con mi mandato. No haberlo podido hacer es uno de mis grandes dolores y asumo la responsabilidad", expresó De la Rúa.
Para el ex presidente la causa por el pago de sobornos "fue una maniobra que fue creciendo como un inmenso globo y culminó luego con la renuncia del vicepresidente (Carlos “Chacho” Alvarez) y al final del 2001, con mi propia renuncia, había intereses políticos y económicos para licuar deudas".
"Tengo un dolor intolerable pero no odio", resaltó ante los jueces, quienes deben evaluar un pedido de condena a seis años de prisión hecho por la fiscal de juicio, Sabrina Namer. "Mi indignación es por mezclarme en una causa sobre corrupción, porque la combatí toda la vida, la detesto", acotó. Y agregó: "Esto es un manoseo, siento humillación, vergüenza. Me duele que vengan a ofender el honor y buen nombre de quien accedió al máximo honor que puede dispensar la Patria, vengo a defender la institución presidencial y al Senado".
De la Rúa confesó que muchas veces se preguntó si actuó bien en esos momentos de crisis institucional, y que fue un gran dolor no haber podido superar lo que consideró como “golpe” contra su gobierno. También se refirió a Pontaquarto: dijo que su discurso está “plagado de contradicciones”. Al final, miró a los jueces y les pidió que den una sentencia que le sirva a la sociedad para recuperar la confianza en la justicia y que sea una señal de la verdad.
Minutos después la sala de audiencia de Comodoro Py estaba casi vacía, De la Rúa se quedó charlando con los ex senadores del PJ Tell y Alasino. Raro en él, porque al igual que Pontaquarto, no suelen hablar con el resto de los imputados. En la víspera de la Navidad, el 23 de diciembre, se conocerá el veredicto de este juicio que comenzó en agosto del año pasado. La semana próxima harán su descargo el resto de los acusados.