Lo dijo hoy el ministro de Economía, Axel Kiciloff. Se acordó el pago de un monto consolidado de 9700 millones de dólares en cinco años, extensibles a siete. Significa la cancelación definitiva de la deuda que la Argentina mantiene con el foro europeo.
El ministro de Economía Axel Kicillof afirmó que el acuerdo alcanzado en la madrugada de ayer con el Club de París “se dio en condiciones extremadamente favorables para la Argentina”. Consideró que a partir de la renegociación “se va a potenciar la inversión”. Kicillof explicó que el acuerdo establece el pago de un monto consolidado de 9700 millones de dólares en cinco años, extensibles a siete, y que implicará la cancelación definitiva de la deuda que la Argentina mantiene con 16 de los 19 países miembros del foro europeo.
El ministro volvió al país anoche, después de las prolongadas negociaciones que permitieron alcanzar un acuerdo con el organismo. Destacó en conferencia de prensa que “en los contratos anteriores la tasa de interés era del siete por ciento, y a partir de ahora mientras existan saldos impagos sólo pagaremos con una tasa del tres por ciento”. Kicillof explicó que “se acordó un esquema de pagos mínimos” que tuvo en cuenta el calendario de vencimientos que el país debe afrontar en los próximos años.
Kicillof remarcó que “es una deuda de muy larga data, contraída e incumplida por otros gobiernos”, y recordó que se reclama el pago de bonos que fueron declarados en default en 2001. “Hay parte de la deuda que proviene del ’56, es decir que cuando se contrajo esa deuda yo no había nacido y la presidenta tenía tres años”, graficó.
“Cuanto más inversiones lleguen, más rápido pagará Argentina”
El acuerdo incluye una forma de “esfuerzo compartido, donde hay un incentivo de los países a que insten a sus empresas a generar inversiones en nuestro país”. El esquema de pagos comprende plazos de entre cinco y siete años. “Cuanto más inversiones lleguen, más rápido pagará Argentina”, resumió el ministro.
Argentina pagará una suma de montos mínimos durante siete años, pero se compromete a realizar pagos adicionales en proporción a las inversiones que ingresen de parte de los países con los que se firmó el acuerdo. Eso permitiría cancelar la totalidad de la deuda en los primeros cinco años. “Es un incentivo para ellos, que además nos permite mejores condiciones de pago”, explicó. Y agregó: “La llegada de esas inversiones aumentaría la capacidad contributiva y el ingreso de divisas”.
La deuda originalmente se había contraído con empresas y organismos privados de crédito, pero habían sido respaldadas por oficinas aseguradoras de los Estados. Esas agencias pagaron a los acreedores cuando Argentina entró en default, y reclamaron al país para recuperar esas sumas. Esas agencias son las que hoy impedían que importantes compañías europeas invirtieran en Argentina o profundizaran las inversiones ya realizadas.
“Esas agencias van a volver a habilitar sus ventanillas para prestar crédito a tasas favorables a las empresas que quieran invertir en Argentina”, afirmó Kicillof. Y confió que “muchas empresas importantes radicadas en la Argentina, que encontraban dificultades para acceder al crédito ahora lo podrán hacer”.
“Para arreglar el desastre que nos habían dejado”
El ministro enmarcó la renegociación con el Club de París dentro del proceso de desendeudamiento encarado por Néstor Kirchner desde 2003 y continuado por Cristina Fernández de Kirchner desde 2007. “Es una decisión política para arreglar el desastre que nos habían dejado”, planteó. Y recordó que cuando asumió Néstor Kirchner como presidente, la deuda externa alcanzaba los 81 mil millones de dólares. “Esa deuda se reestructuró casi en su totalidad”. El 93 por ciento de los bonistas ingresó a los canjes de 2005 y 2010, y sólo un porción del 7 por ciento restante “son los fondos buitre que todavía quieren sacar ventaja del default de 2001”.
Recordó que cuando no se llegaba a pagar los vencimientos de la deuda, los gobiernos recurrían al Fondo Monetario, que entregaba nuevos créditos a cambio del compromiso de reducir el gasto público y privatizar empresas del Estado. “Imponía un programa, un paquete que el gobierno debía acordar para poder acceder al crédito”, explicó. Y concluyó: “Nosotros lo llamamos condicionalidades y pérdida de soberanía e independencia económica”
Destacó que la negociación fue atípica, porque el Club de París sólo funcionó sin la intermediación del FMI cuando Indonesia sufrió un tsunami y la urgencia aceleró los tiempos. “Hoy el FMI no le dicta las políticas a la Argentina”, enfatizó. “La última vez que se negoció con el FMI en el medio, un ministro de Economía se bajó del avión con la determinación de bajar el 13 por ciento las jubilaciones y los sueldos públicos”.
Los muertos no pagan
“Hemos respetado el principio esencial del gobierno argentino de la sostenibilidad en las condiciones de endeudamiento: no condicionar la política económica que permitió crecer a tasas históricas”, sostuvo Kicillof. Y agregó que no se va a resignar “el principio de soberanía e independencia económica”. Concluyó: “Este acuerdo piensa en el presente, soluciona el pasado y asegura un futuro mejor”.
“No vamos a repudiar las deudas anteriores, las vamos a pagar pero en condiciones tales que no dejen de rodillas a la Argentina”, afirmó. Insistió en que no se aceptarán más “decisiones determinadas por acreedores internacionales, porque lleva al pueblo argentino a situaciones como la de 2001, con la industria quebrada y el país en llamas”.
El acuerdo cosechó elogios de todos los sectores de la política y las finanzas nacionales y de los gobiernos de varios países. Los acreedores pretendían un pago de más de dos mil millones de pesos al contado dentro del primer año, pero la delegación argentina logró que el primer pago sea de 1150 millones y en dos partes. El primer desembolso será de 650 millones, en julio, y se completará con el pago de 500 millones en mayo del año próximo. El resto de los pagos serán realizados en cuotas durante los próximos cinco años, pero se podrá extender dos años más si no ingresan al país inversiones relevantes.