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Pasaron tres años desde la última vez que se vio con vida por última vez a la diseñadora de moda, María Cash. Desde entonces su paradero es un misterio. Para conmemorar su desaparición, su familia organizó una misa en la parroquia Santa Lucía, en el barrio de Barracas. También se recordarán los dos meses de la muerte de Federico, el papá de María, que falleció en un accidente automovilístico mientras la buscaba.   

“Vamos a hacer una misa por los tres años de la desaparición de María y por mi papá”, dijo Máximo Cash, hermano de la diseñadora a Infojus Noticias. Junto a sus otros tres hermanos y su mamá, Máximo sigue cada una de las pistas que llegan sobre su hermana.  “Nosotros siempre estuvimos vinculados a la búsqueda pero el que la llevó adelante fue mi papá que dedicó su vida a encontrarla y murió intentando buscándola”, explicó Máximo.  Federico murió en la provincia de La Pampa a bordo de un Renault Clio que una abogada de Bariloche le había donado para que siga buscando a María. Desde julio de 2011 el hombre la buscó y siguió cada una de las pistas que llegaron sobre el paradero de su hija.

La última vez que los Cash vieron a María fue el lunes 4 de julio de 2011 al anochecer cuando  la joven –que entonces tenía 29 años - fue hasta la terminal de ómnibus de Retiro, acompañada por su padre. Unos minutos antes de las 20 subió sola al micro de la empresa Mercobus rumbo a San Salvador de Jujuy. Debía llegar a las 18 del día siguiente a la capital jujeña. Se hospedaría en la casa de su amigo, Juan Pablo Dumon. El plan era vender las prendas que ella misma confeccionaba. Llevaba una mochila y una valija  grande, roja y llamativa, marca Primicia.

Cuando el micro llegó a destino María ya no estaba entre los pasajeros. Había bajado antes, en Rosario de la Frontera, 208 kilómetros antes de llegar a San Salvador.  Después le llegó a contar a su amigo por teléfono que se había bajado del micro porque se había sentido incómoda. El miércoles a la tarde la joven llamó a su mamá y les dijo que no estaba bien, que se había quedado sin plata, y que en cualquier momento se cortaba la comunicación. El llamado se cortó. Esa comunicación se realizó desde Pampa Blanca, un pueblo sobre la ruta 34. La familia presentó una denuncia para investigar su paradero ante la Brigada de Investigaciones de Jujuy. 

En el caso de María se investigaron distintas pistas para establecer qué podía haber pasado con ella. La causó pasó por varios juzgados. En abril del año pasado una resolución del Ministerio de Justicia duplicó el monto de la recompensa - que ahora es de 400.000 pesos- para quienes puedan aportar datos certeros que permitan localizar a María. La información suministrada tendrá el carácter de secreto y los datos que aporten se mantendrán en la más absoluta reserva. Quienes deseen hacerlo pueden comunicarse con el Programa Buscar (http://www.jus.gob.ar/la-justicia-argentina/programa-buscar/informacion-requerida-por-la-justicia.aspx).

El peregrinaje  de María

La noche de ese miércoles, las imágenes de las cámaras del peaje de AUNOR, a 6 kilómetros de Salta, la ubicaron en esa provincia. María caminaba errática con su mochila al hombro. Esa madrugada se presentó en el Hospital San Bernardo de Salta. Pidió que la atendieran, pero se fue antes de que le tocara el turno.

Jueves y viernes deambuló por esa provincia. El martes, un día antes de hablar con su familia, se había comunicado con su amigo Juan Pablo desde Rosario de la frontera, antes de viajar a Santiago del Estero. Le contó lo del micro y le dijo que se había quedado sin plata. Él le compró un pasaje por  internet. Con ese boleto viajó desde Santiago hacia Jujuy. Allí llegó a las 8:30 de la mañana del miércoles 6. Se acercó a un taller mecánico para intentar cargar la batería de su celular. No tenía crédito y el dueño del lugar, Carlos Aguilar, le prestó el suyo. Habló con la hermana de su amigo Juan Pablo, quien le ofreció que se tomara un remise hasta la casa de la familia, en las afueras de San Salvador. Ellos lo pagarían cuando llegara. No lo hizo. Alrededor del mediodía, cambió otra vez de rumbo. La vieron en la entrada del pueblo Pampa Blanca. Hacía dedo en busca de alguien que la llevara en dirección sur. Ahí fue cuando llamó a su familia.

A media mañana del viernes 8, María les escribió un mail, donde les pedía una serie de teléfonos, entre ellos, el de la hermana de una amiga suya que vive en Salta. No se quedó a esperar la respuesta.  

Más tarde, las cámaras del peaje la volvieron a tomar ahí, haciendo dedo y subiendo a una camioneta que la dejó en la rotonda de Güemes. Volvió a hacer dedo. La levantó Héctor Romero, un transportista de alimentos. La dejó, 20 kilómetros después, en un paraje sobre la ruta, donde se emplaza un  monolito de la Difunta Correa. Anochecía. Es lo último que se sabe de ella tres años después.

“Yo siempre tengo esperanzas, eso nunca lo perdimos”, dijo Máximo. “La buscamos viva pero si fuese al revés, quisiera saber qué le pasó. Así no podes llorarla, no es como pasó con mi papá que encontró la muerte buscándola. Es distinto, con María es como que estamos esperando que haya una lucecita que se encienda un poco más”, dijo el hermano de la chica.

Por contactos con la familia Cash: 153390-6277 o buscamosamariacash@hotmail.com