En la nueva sede del Banco Nacional de Datos Genéticos, integrantes del EAAF explicaron hoy que la organización trabaja desde hace 29 años en la búsqueda e identificación de los restos de personas desaparecidas.
“Ustedes son jueces en un caso de asesinato. Una testigo describe al asesino: morocho y es de Buenos Aires. Hay muchas personas morochas en la ciudad. La mujer después agrega que es coja y mide dos metros. Ahí se reducen las probabilidades de encontrar al asesino”. Fue el gráfico que aplicó el jefe del laboratorio de Genética Forense de Equipo de Antropología Forense (EAAF) para explicar hoy la estadística “bayesiana”, utilizada en el trabajo de recuperación e identificación de restos humanos.
En el auditorio del Ministerio de Ciencia y Tecnología, integrantes del EAAF explicaron que la organización trabaja desde hace 29 años en la búsqueda e identificación de los restos de personas detenidas-desaparecidas como consecuencia del accionar del terrorismo de Estado entre 1974 y 1983.
Las bases de datos del EAAF y del Banco Nacional de Datos Genéticos serán cruzadas de acuerdo a procedimientos legales establecidos, para identificar nietos y desaparecidos por crímenes de lesa humanidad, con un método de trabajo que permitió la recuperación de más un centenar de jóvenes.
El director de EAAF, Luis Fondebrider, dijo que en los ‘90 fue revolucionario el uso de la genética forense para la identificación humana. Fondebrider habló de los comienzos del proyecto de la iniciativa latinoamericana de identificación de desaparecidos, junto a colegas de Perú y Honduras en 2005.
En estos años, el EAAF logró identificar a 597 personas. “Nuestra relación ha sido siempre con el familiar más que con los organismos. Somos peritos judiciales en todas las causas que estamos involucrados”, dijo Fondebrider. El acuerdo entre el organismo y la Corte Suprema es que para que haya identificación de un “resto” tiene que haber un 99.99% de coincidencia genética.
"La idea con este cambio que está realizando el Ministerio de Ciencia y Tecnología es contribuir a profundizar el intercambio y hacer la colaboración más estrecha entre esos dos bancos -el del EAAF y el del Durand- manejados por ámbitos diferentes", precisó Fondebrider.
Las bases de datos del EAAF y del Banco Nacional de Datos Genéticos serán cruzadas de acuerdo a procedimientos legales establecidos, para identificar nietos y desaparecidos por crímenes de lesa humanidad, con un método de trabajo que permitió la recuperación de más un centenar de jóvenes.
Investigación, exhumación, análisis genético
El EAAF trabaja en tres pasos: la investigación preliminar (histórica) del caso, la
exhumación arqueológica de los restos óseos y el análisis antropológico y genético, con el objetivo de identificar los restos y aportar elementos para la determinación de la causa de muerte.
“Los restos de las personas tienen 36 años y están degradados y no es fácil identificar cuando hay un número masivo de víctimas”, explicó Carlos “Maco” Somigliana, miembro del EAAF. El antropólogo habló de los falsos positivos: “Para evitarlo necesitamos buenas genealogías, que no lo tenemos los argentinos”. “A la hora de cotejar un ADN no es lo mismo tener una muestra de un padre o madre que de un hermano, tío o abuelo”, explicaron los profesionales. También destacaron que hay pocos software en el mundo que permitan comparar masivamente.
Del encuentro también tías y hermanas de víctimas de la dictadura. Participaron el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo Alan Iud y el coordinador de la Unidad especializada en casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado, Pablo Parenti.
Iud destacó que la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) diferencia a aquellas personas que dudan de su identidad pero no son víctimas directas del terrorismo de Estado, sino del tráfico de chicos. “Ambos fenómenos están entralazados y es importante investigarlos en paralelo”, dijo Iud. Respecto a esta última problemática, desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología adelantaron que se está trabajando en un marco jurídico para implementar un laboratorio y tratarlo.