¿Qué significa que Jorge Rafael Videla haya muerto condenado y tras las rejas?
Lo más significativo es que la sociedad argentina ha logrado recuperar ese sentido de la responsabilidad, de la Justicia y de un Estado soberano. Que Videla haya estado en una cárcel común durante todo este tiempo habla mucho de los avances en materia de derechos. Habla, como nos pide la Presidenta, sobre el trabajo en favor de la igualdad ante la ley. El Estado argentino no celebra la muerte de nadie, sino que consagra la posibilidad de haber logrado Justicia.
¿Qué cree que genera la muerte de alguien como Videla?
Videla ha tenido una vida larga. Una parte la dedicó a asesinar a miles de argentinos. Pudo vivir sin que lo persiguieran, sin que nadie haya querido agredirlo o hacer justicia por mano propia. Mientras, él trató de seguir defendiendo un genocidio. Siguió diciendo que ellos fueron los salvadores de la patria. Creo que es muy importante que sepamos que él fue quien celebró la muerte, mientras el pueblo celebra la vida. Estamos orgullosos de celebrar que este país brinde Justicia a las personas, las repare y haya construido memoria.
¿Cómo pasará a la historia este hecho?
Las futuras generaciones recordarán que en la historia de su país hubo compatriotas que lograron que las víctimas de aquellos episodios no pasaran por la vida sin tener Justicia. Todos los argentinos debemos ser conscientes de que es un día muy importante, porque con la vida de Videla, se acaba un pensamiento, se acaba la visión de una Argentina que fue llevada al ostracismo. Es el fin de una Argentina que prefirió privilegiar a un sector eliminando a otro, se acaba la Argentina de la mentira y de la devastación económica.
¿Qué sensación le produce este momento?
La muerte de Videla nos interpela sabiendo que estamos cumpliendo nuestro deber de hombres y de mujeres. Cumplimos con hacer los esfuerzos necesarios para que las próximas generaciones sepan que no se puede cometer crímenes de lesa humanidad, que no se puede impulsar el terrorismo de Estado y ser beneficiado con la impunidad o la indiferencia del Estado. Que no se puede asesinar personas, torturarlas, secuestrar bebés, arrojar gente al mar, y no rendir cuentas a la Justicia.
¿Cómo se logró esa conciencia?
Se lo debemos a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y a todos los luchadores por la Justicia y los Derechos Humanos. Se lo debemos a Néstor Kirchner y a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que marcaron un punto de inflexión en la historia argentina, y nos dieron la posibilidad a los jóvenes de vivir en una Argentina donde los genocidas no caminan por la calle. Porque están pagando por sus crímenes. Porque fueron condenados.