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El ministro de Economía, Axel Kicillof, sostuvo que el juez Thomas Griesa, con su fallo, “traicionó la ética y las reglas del sector financiero y a los otros bonistas” porque después de la reestructuración de deuda de la Argentina con el 93 por ciento de aceptación, dictaminó que los fondos buitre podían cobrar 100 por ciento, incluso antes que los que habían participar del canje. “El negocio de los fondos buitres no es negociar,” afirmó.

Según Kicillof, si la Argentina hubiese pagado el año pasado 1600 millones de dólares como exigían Griesa y los fondos buitre, “hubiésemos caído en una trampa”. Puntualizó que la maniobra quedó develada tras el fallo de la semana pasada que lograron los tenedores de deuda agrupados en lo que se definió como “me too”-los que esperaron el avance del proceso para sumarse al reclamo-, donde Griesa incorporó casi 8000 millones de dólares en reclamos. El Gobierno estima que esos reclamos podrían llegar a 20.000 millones de dólares.

Durante una entrevista concedida anoche a CN23, durante el programa conducido por el economista Agustín D'Atellis y Gustavo Idoyaga, Kicillof reiteró que los fondos buitre “compraron títulos luego de la reestructruración de deuda para no negociar”.

El ministro explicó que si se hubiese pagado "toda la deuda, se multiplicaban los reclamos”. Precisó: “Si vos vas y le pagás 1.600 millones de dólares a Singer, después viene una catarata de reclamos sideral donde después Argentina no puede decidir. Ahí muestran la ficha, quieren endeudarnos de nuevo".

“Nos decían 'esto tiene solución fácil, ustedes porque son locos, son peronistas, no conocen como es esto, tienen que pagar' ", recordó. Y agregó que (Mauricio) Macri dijo que había que ir a negocia con Griesa. "Hubiéramos caído en la trampa, hoy a la vista; Macri hubiera caído como un chorlito en la trampa de los buitres y la deuda se habría multiplicado", resaltó.

En una evaluación de las políticas de deuda de décadas anteriores, sostuvo que "el endeudamiento fue un instrumento de insubordinación de los países, que la política económica de un país esté dictada desde los centros económicos internacionales es una forma de pasar sobre la soberanía y democracia de los países".

Por otro lado, dijo que el 2014 quedará en la memoria como “el año de los pronósticos fallidos” sobre el rumbo económico de la Argentina. Destacó que las reservas terminaron en el 2014 en cerca de 31.000 millones de dólares, el dólar en 8 pesos y subrayó: “La verdad que no pasó nada” de los pronósticos de desestabilización cambiaria.

Asimismo, desestimó la idea de una devaluación, aún cuando "hay presión sobre el tipo de cambio. Brasil devaluó, Rusia devaluó, y Argentina vive un proceso de guerra de monedas, y el dólar se aprecia muy fuerte, y no es serio pensar que la competitividad sistémica de la economía se va a solucionar con devaluación”.

Télam/PW