A Daniel Mariani lo asesinaron en 1977 y lo enterraron como NN en una fosa común del cementerio de La Plata. Ahora, la Justicia federal de esa ciudad le notificó a su madre que se rectificó el acta de defunción, que la que figuraba como NN, y se lo identificó con su nombre. También se aclaró que la muerte fue "por el accionar del terrorismo de Estado”.
El 1 de agosto de 1977, Daniel Mariani, de 28 años, fue asesinado en la entrada de una casa de la calle 132 y 35. Tras acribillarlo, en un operativo especial, los represores subieron el cadáver a una camioneta y luego lo enterraron como NN en una fosa común del cementerio platense. No querían dejar huella de un militante montonero que, para la represión, estaba en la lista principal de “la subversión en La Plata”. Tiempo después, incineraron los restos, que se convirtieron en polvo de ceniza del osario. Casi 40 después, el juzgado Criminal y Correccional Federal de La Plata Nº3 le entregó una cédula de notificación a “Chicha” Mariani, la madre de Daniel, con una novedad excluyente. En primer lugar, la justicia rectificó su acta de defunción, que estaba como “NN”, y ahora lo identificó como Daniel Enrique Mariani, “manteniéndose la fecha y lugar de deceso”. Y, por otro lado, declaró que la muerte “se produjo a consecuencia del accionar del terrorismo de Estado”. De este modo, le dio entidad física y jurídica al crimen del único hijo de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.
La noticia se recibió como si fuera un "acta de reconocimiento" en la intimidad del hogar de Chicha, dijo a Infojus Noticias Graciela "Gachi" Ledantes, coordinadora de la Asociación Anahí. Dijo que Chicha -que en noviembre cumple 92 años- está en reposo tras un ataque de asma y que sigue buscando a su nieta Clara Anahí, secuestrada hace 38 años tras un mega-operativo militar.
A las 13.30 del 24 de noviembre de 1976 más de cien efectivos del Ejército y la Bonaerense llegaron hasta la de casa de Daniel y Diana Teruggi, su mujer, en la calle 30 entre 55 y 56. Daniel se había ido a trabajar a Buenos Aires y con Diana se habían quedado su hija de tres meses y otros cuatro compañeros de Montoneros. Ahí funcionaba una imprenta clandestina donde se imprimía el diario “Evita Montonera”. Después de un ataque que duró tres horas, Diana, Roberto Porfidio, Daniel Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Bossio murieron acribillados. Los jefes de ese operativo fueron Guillermo Suárez Mason y Ramón Camps, que coordinaron el uso de artillería pesada, helicópteros y granadas. Se llevaron a Clara Anahí y desde ese día Chicha la busca. Al principio lo hizo con Daniel, hasta que las fuerzas conjuntas lo mataron, ocho meses después.
En la resolución judicial, que para la Asociación Anahí tiene “carácter histórico”, se aclara que después del veredicto del 19 de diciembre de 2012 en el juicio por el circuito “Camps” en La Plata, el Tribunal realizó un pedido de rectificación de la partida de defunción de Daniel Mariani. A partir de allí, con testimonios y una serie de elementos probatorios, la justicia corroboró que “el fallecimiento de un NN masculino, ocurrido el día 1º de agosto de 1977, a las 17.30 horas, en calle 132 y 35 de La Plata, presentando destrucción de masa encefálica, corresponde en realidad a Daniel Mariani, por lo que corresponderá ordenar su rectificación”.
El documento agregó, además, que las fuerzas de seguridad que mataron de varios disparos a Daniel “aún no pudieron identificarse”. Y cita, entre otros, el testimonio de Chicha en el marco de los Juicios por la Verdad. Allí narró el episodio con las siguientes palabras: “Daniel era compañero de militancia de Laura Carlotto. Ella vivía con una familia en esa casa de la esquina de 132 y 35. No sé las razones por las que decide mudarse y le pide a Daniel que la ayude. Laura consigue una camioneta de su padre. No sé por qué razón él volvió a la casa y dejó la camioneta a varias cuadras. Cuando mi hijo vuelve encuentra que la casa está toda ocupada por policías. Lo tirotean y lo matan”.
Una vecina de ese barrio le dijo a Chicha que vio cómo lo habían asesinado. “Le tiraron desde adentro de la casa –pretendió entrar trepando un paredón y lo balearon-, cayó en el piso y le dieron a patadas y culatazos. Luego lo subieron a una camioneta y lo cubrieron con una manta”. Esa tarde, Daniel estaba solo. El matrimonio Aued-Medici, con el que vivía Laura, había sido secuestrado, al igual que su padre Guido Carlotto. A Mariani lo llevaron hasta el cementerio de La Plata, donde lo enterraron como NN en una fosa común.
Sobre sus restos, se determinó que fueron inhumados en una incineración masiva en septiembre de 1982. Y que fueron depositados en el osario general. “El hecho fue parte del plan sistemático de represión ilegal implementado durante el último gobierno de facto”, expresó la resolución, que tiene diez hojas y llevó la firma del juez Jorge Eduardo Di Lorenzo.
El Día de la Memoria en “La casa de los conejos”
En la casa Mariani-Teruggi –conocida también como “La casa de los conejos”, en la novela de Laura Alcoba-, el Día de la Memoria se vivió ayer intensamente. Una integrante de la Asociación le explicó a un grupo de visitantes la historia de una “casa que sigue manteniendo intacta la muestra del horror, como ninguna otra en el país, y que fue declarada como sitio de memoria del terrorismo de Estado”. Entre las paredes agujereadas a balazos, Gachi Ledantes mostró la resolución judicial que reconoce la identidad de Daniel Mariani. “Chicha sabe el valor de este documento en un día tan especial como hoy. Pero no pudo estar porque después de la inundación -del 2 de abril de 2013- le descubrieron un asma y está en tratamiento. Es otra de las peleas que está dando”, dice su compañera.
-¿Cuál fue la primera reacción de Chicha cuando le dieron la resolución?
-No lo podía creer. Es un reconocimiento tardío, tuvo que esperar 38 años para que la Justicia declare legalmente la identidad de Daniel y reconozca que fue asesinado por el terrorismo de Estado. Es un hecho importante, además, porque todavía no comenzó el juicio a la Comisaría Cuarta. Sus integrantes fueron los que asesinaron a Daniel. Ya se cerró la etapa de instrucción y este documento hecha luz sobre su caso. No hay fecha de inicio, pero suponemos que será este año. Chicha es querellante y fue la que más aportó pruebas.
-Además de lo judicial, ¿cómo se vivió en lo emocional?
-Significó completar el duelo. No hay una tumba ni un espacio físico para llorar a Daniel y tampoco a Diana. La golpeó duro, pero también la reconfortó. Por un lado, le hizo saber que la lucha de años no fue en vano. Y, por el otro, es difícil hacer el duelo casi a 40 años.
-Después del ataque a su casa, Daniel vivió clandestinamente en La Plata, buscó a su hija y se negó a exiliarse. ¿Cómo mantuvo contacto con Chicha?
-Se encontró con su madre de forma esporádica. No se miraban, no se tocaban, Chicha se disfrazaba para no ser reconocida. Daniel le daba un lugar y ella tenía que caminar al revés, él aparecía de algún lugar y hablaban mientras caminaban. Fue terrible para ella, porque cuando se enteró del ataque a la casa, creyó que los habían matado a todos. Daniel no le había dicho que se había salvado porque quería preservar la seguridad de la familia, la llamó después diciéndole que estaba vivo pero le pidió que no se lo dijera a nadie. A partir de ahí, cada vez que se veían en la calle, lo hicieron de esa forma secreta, casi como si fueran dos extraños. Los policías de la Comisaría Cuarta lo estaban buscando. De hecho, la patota de Luis Patti fue a la casa de Chicha, le destrozaron todo. Estuvo secuestrada unas horas allí. Ella los enfrentaba diciéndoles: “Si me matan, no pasa nada, ya mataron a toda mi familia”.
-Cuando mataron a Daniel, los diarios de la época reprodujeron la versión oficial de un enfrentamiento para ocultar el homicidio.
-Sí, dijeron que había sido muerto por un enfrentamiento y lo dieron como subversivo NN. Fue vilmente asesinado. Y eso es lo que se comprueba con esta resolución judicial. La justicia fue muy lenta. No puede ser que hayamos esperado tanto.
JMM/RA