Se votaron otros tres proyectos: el ingreso igualitario al Poder Judicial (que volverá a Diputados) y los que establecen la publicación de fallos y declaraciones juradas de los funcionarios.
“En Argentina no se persigue jueces ni tenemos un Guantánamo”, dijo Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada kirchnerista en el Senado, en el cierre de su discurso. Minutos después, la Cámara Alta convirtió en ley el proyecto de reforma al Consejo de la Magistratura. Tres horas más tarde se aprobaron otras tres leyes que componen el paquete de la Reforma Judicial: la de ingreso igualitario al Poder Judicial –al que se le aplicaron cambios y deberá volver a Diputados- y las que establecen la publicación de los fallos judiciales y las declaraciones juradas de los funcionarios públicos.
El debate empezó minutos antes de las 15. Marcelo Fuentes (FPV), miembro informante del oficialismo, dijo que la reforma del Consejo de la Magistratura se trataría "sin sorpresas" porque "las cuestiones centrales ya fueron discutidas". El proyecto original ya había sido aprobado por el Senado el mes pasado y se discutieron las reformas aplicadas por la Cámara Baja.
A las 20:19, el Senado aprobó el proyecto. El tablero electrónico marcó 38 votos afirmativos, 30 negativos y ninguna abstención. A favor votaron los legisladores del Frente Para la Victoria y sus aliados de Nuevo Encuentro y el Movimiento Popular Neuquino. En contra, los senadores de la UCR, el Frente Amplio Progresista y el peronismo disidente.
La sesión duró diez horas. Primero se aprobó una nómina para la designación de 21 conjueces para la Cámara Federal de Apelaciones de Chubut y una declaración unánime en repudio de las amenazas sufridas por el fiscal Guillermo Marijuan, votada sobre tablas y a mano alzada.
Al abrir el debate sobre el Consejo de la Magistratura, Fuentes dijo que la ley "viene a saldar un déficit democrático y constitucional del órgano político del Poder Judicial". "Serán 22 millones de argentinos los que decidan sobre la Justicia, contra 5000 abogados y 300 jueces de dos listas ganadoras que vienen decidiendo hasta hoy", agregó.
El radical Ernesto Sanz intentó reducir la discusión a una maniobra kirchnerista: "Si hoy este gobierno manejara a gusto el Consejo de la Magistratura y tuviera una Corte adicta no habría proyectos de reforma judicial ni nada de todo el ropaje ideológico que nos propone el senador Fuentes".
Gerardo Morales, presidente del bloque de la UCR, acusó al oficialismo de querer "llevarse puesto” a los jueces. “Los quieren ver rendidos", dijo. Pichetto recogió el guante: "Es una ficción creer que cuando uno pone un juez, este va a ser dependiente suyo". Antes de la primera votación, el jefe de la bancada oficialista criticó la "intromisión" de la relatora de la ONU, Gabriela Knau: "Opinó porque es amiga del anterior relator". Y agregó: “En Argentina no se persigue jueces ni tenemos un Guantánamo”.
“Dan por sentado”, dijo Pichetto sobre el cierre de su discurso, “que el oficialismo va a ganar las elecciones irrefrenablemente y que su única posibilidad es la derrota”. Y les sugirió tener “una mirada más positiva”. “No hay riesgo para la República, nadie va a controlar a los jueces, van a seguir funcionando con independencia”, agregó. Después, el marcador del recinto terminó con el debate.
Mientras el titular de la Cámara, el vicepresidente Amado Boudou, daba paso al tratamiento de las otras tres leyes de la reforma, el puntano Adolfo Rodríguez Saa se retiró del recinto. Lo siguieron varios senadores. Durante dos horas y cuarto, el número de legisladores presentes osciló entre los 17 y los 25, muy por debajo de los 37 necesarios para dar quórum.
A las 20:45 sonó la chicharra y los senadores ausentes volvieron a sus bancas. El presidente del bloque de la UCR, Gerardo Morales, celebró el regreso. “Estas tres leyes que estamos tratando son el maquillaje de una reforma de fondo”, dijo el radical, que se refirió a las leyes de democratización de la Justicia como un “paquete de avallasamiento del Poder Judicial”.
Fuera del recinto algunos empleados del Senado contaban anécdotas mientras fumaban, contentos porque la sesión llegaba a su fin algunas horas antes de lo esperado.
-Este es un año electoral, así que esta es una de las últimas leyes que se discute- dijo un joven que no forma parte de la planta permanente de la Cámara Alta.
-Antes no era así- respondió una empleada con más de 25 años de antigüedad-. Aunque fuera año electoral todas las sesiones terminaban de madrugada.
Adentro, Pichetto cerraba el debate con un breve discurso. Eran las 23:11. Amado Boudou anunció que era la hora de votar. El de ingreso democrático al Poder Judicial, modificado en el plenario de comisiones, fue aprobado por mayoría simple con 42 votos. Al no alcanzar los dos tercios, el proyecto será remitido nuevamente a revisión en Diputados. El cambio más importante permite que los jueces y los fiscales puedan nombrar, sin concurso previo, a los secretarios y relatores de cámara de sus dependencias. Los otros dos proyectos, el que establece la publicación de las declaraciones juradas patrimoniales de los funcionarios públicos y el de difusión de las sentencias de la Corte Suprema y los tribunales federales de segunda instancia, fueron aprobados con 44 y 43 votos a favor y quedaron convertidos en ley.
Uno de los últimos en irse fueron Pichetto y Fuentes. Se quedaron un rato charlando, apoyados en las bancas del bloque oficialista. No hubo abrazos ni festejos. Tampoco gritos o insultos como hace 15 días en Diputados, cuando se trató el proyecto de Reforma del Consejo de la Magistratura. En pocos minutos el recinto quedó vacío. Afuera, la calle había recobrado su ritmo habitual. Del pequeño grupo de caceroleros que se manifestaron durante la tarde frente al Congreso –en contra de la reforma- ya no quedaban rastros.