Lo dijo Jorge Rubel Castro, el nieto 116 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo, al diario Página/12. Tiene 37 años, nació en la ESMA y fue criado por un matrimonio de civiles. Sociólogo e investigador del CONICET, en agosto pasado se enteró que no era biológico de quienes lo habían criado.
Una semana después de haber recuperado su identidad, el nieto 116 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo dio una extensa entrevista al matutino Página/12. Jorge Castro Rubel nació en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) hace 37 años. Su mamá, Ana Rubel, lo parió ahí entre junio y julio de 1977, en una pieza del Casino de Oficiales. Prematuro y con bajo peso fue llevado a Casa Cuna, donde un médico que estaba de guardia lo inscribió como propio. “Había en mi mamá una gran voluntad de que yo naciera y se ve que en mí, una gran voluntad de vivir”, contó Jorge.
Jorge nunca tuvo dudas de su identidad hasta que, en agosto pasado, una de sus tías se acercó a decirle que no era hijo biológico de sus padres. Dos meses después se hizo el análisis de ADN y la semana pasada Claudia Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, Conadi) lo llamó para contarle cuál era su verdadera identidad.
Casado y con dos hijitos de 4 y 19 meses, Jorge es Sociólogo y trabaja como investigador asistente del CONICET, vive en Villa del Parque, y el 24 de marzo de 2004, estuvo en la ESMA. Fue en el acto en el que habló Juan Cabandié –también nacido ahí- y en el que Néstor Kirchner anunció que el lugar se iba a convertir en un Espacio para la Memoria. “Estaba detrás del corralito sacando fotos y escuchaba a Juan Cabandié contando su historia. La verdad es que me emocionaba mucho, me parecía increíble lo que había pasado en la ESMA y me parecía muy fuerte la materialización de ver a un chico, ya en ese momento un pibe de 25 años, que habló con esa fortaleza y contando esa historia tan cruda”, detalló el joven que planea volver ahí cuando esté preparado para hacerlo.
Sobre la búsqueda que empezó cuando su tía le dijo que no era biológico de sus padres, Jorge contó que “en un primer momento me moviliza pensar que no podía ser egoísta si había una familia que me estaba buscando. Sentí una responsabilidad con ellos. Pero después fui entendiendo que también era por mí, que era muy importante conocer mis orígenes”.
Después de una resistencia inicial de sus padres de crianza ellos le confirmaron que no era hijo biológico y le explicaron que no conocían su origen. “Me contaron lo que ellos sabían: que un día, cuando mi papá estaba de guardia en la Casa Cuna –es médico–, llegaron dos personas y dejaron un bebé en muy malas condiciones. Eran dos hombres entre veinte y treinta años vestidos de civil. El me atiende –es pediatra endocrinólogo– y se da cuenta de que yo era muy chiquitito, muy prematuro. Ellos no tenían hijos, y ahí decide llevarme con él y con mamá. Y es todo lo que ellos me transmitieron que saben”, explicó.
En estos días supo que sus padres biológico fueron Ana y Hugo, ambos militantes de las FAL, que fueron secuestrados en enero de 1977 por el Ejército y estuvieron en algún centro clandestino de detención dependiente de esa fuerza hasta que Ana fue llevada a la ESMA para dar a luz.
“El hijo nació sietemesino: tenía dos kilos, era varón y dos días después ella gritaba, preguntaba, quería saber y trajeron una incubadora para la criatura, pusieron al chiquito y ella me pedía por favor que mirara si tenía todos los dedos, los piecitos, si tenía alguna característica particular, y dos días después fueron trasladados”, declaró en el juicio por el plan sistemático de apropiación de bebés Sara Solarz de Osatinsky, una sobreviviente de la ESMA que junto con Alicia Milia estuvo en el nacimiento de Jorge. A Alicia, Jorge la conoció esta semana. “Ella me vio y se emocionó mucho. Buscaba obsesivamente mi lunar porque se acordaba mucho de eso”, relató.
En estos días también conoció a parte de su familia paterna y materna. “Mi familia Castro me encuentra totalmente parecido a mi papá y mi familia Rubel me encuentra parecido a mi mamá. Yo creo que soy una mezcla de los dos. Vamos a decretar un empate. En cuanto a la personalidad, voy conociendo de a poquito. Pero mi identidad se fue construyendo en 37 años. Esto me viene a enriquecer la vida. Me parece una información esencial conocer mi origen. Pero esto no desplaza mi historia, no empiezo de nuevo, esto me enriquece. Y reformulo muchas cosas”, agregó.
"Creo que no se puede vivir sin conocer la historia y los orígenes de uno. Uno tiene la obligación y la necesidad vital de saber cuáles son sus orígenes”.